Lanzarote / Alternativa Nacionalista Canaria (ANC).- Inestabilidad, despilfarro y “venta de humo” caracterizan al mandato de Cándido Reguera, incapaz de solucionar los problemas de la capital.
Lo que mal empieza mal acaba. Ese parece haber sido el destino del grupo de gobierno de Arrecife formado por PIL, PP y PNL y presidido por Cándido Reguera, nuevamente en minoría, a juicio de Alternativa Nacionalista Canaria (ANC). El alcalde tomó posesión del cargo hace poco más de un año con el apoyo de dos concejales que aparecían entre los principales acusados, ya confesos, del “Caso Unión”, que investiga tramas corruptas en varias instituciones de la isla. Meses más tarde el grupo de gobierno municipal quedaría en minoría cuando se produjo la detención de los concejales Antonio Machín y Luisa Blanco, en el marco de la “Operación Jable”. En las últimas semanas, la concejala del PIL Amor Castañeyra se ha desmarcado de la disciplina de su partido, con lo que por tercera vez en un año el grupo de gobierno queda en situación de debilidad.
Entre medias, la corporación presidida por el derechista Cándido Reguera se ha visto sumida en la incapacidad a la hora de resolver los verdaderos problemas de la ciudadanía arrecifeña, centrándose en el despilfarro económico en beneficio de políticos y allegados, la creación de conflictos sociales y laborales en el ámbito municipal y en la fabricación de una imagen falsa a base de campañas de publicidad y ‘marketing’, que solo demuestran su obsesión por mantenerse en el cargo a pesar de los embates que le proporciona su desastrosa gestión. A juicio de ANC esta estrategia ha sido errática, puesto que la ciudadanía es más inteligente de lo que Reguera y los suyos parecen creer, y ésta espera “hechos y no palabrería”.
Desde ANC se subraya que uno de los hechos más grabes en los que ha incurrido este grupo de gobierno ha sido en el excesivo gasto en asuntos que poco tienen que ver con la utilidad pública, en un momento de emergencia social como el que vive el municipio a causa de la crisis económica y la elevada tasa de paro que soporta la isla. Por ello resulta inconcebible que el ayuntamiento destine ingentes cantidades de dinero al pago de sueldos de políticos y asesores -27 “enchufados de confianza”, número record en la historia del municipio en su peor momento económico-, a la celebración de fastos ajenos a la ciudadanía -como la celebración del 212 aniversario de la ciudad de Arrecife a la que sólo acudieron unos pocos políticos- o la compra de material tecnológico de uso personal para los concejales del pleno -adquiriendo decenas de ‘ipads’ a cargo de las cuentas públicas-. Todo esto, insiste ANC, en un momento en el que miles de familias arrecifeñas pasan sus momentos más duros, demostrando una falta de sensiblidad y cercanía con los que peor lo están pasando que resulta imperdonable para quienes pretenden ejercer funciones públicas.
Los grades asuntos, pendientes
El gobierno municipal de Cándido Reguera ha mostrado una capacidad asombrosa para “fabricar problemas” al tiempo que no logra resolver los asuntos de mayor interés para Arrecife. Entre los más célebres embrollos creados por Reguera cabe destacar el conflicto iniciado a propósito de la privatización de las guaguas municipales. Después de meses de paros, huelgas y enfrentamientos con los trabajadores, el transporte público municipal sigue siendo ineficiente. También ha tenido entre sus caballos de batalla la construcción de un mamotreto en el islote del Francés, un “pelotazo urbanístico” a los ojos de muchos, al mismo tiempo que no se abren al público las instalaciones del otro islote, la Fermina, y no se soluciona la calamitosa situación del Parque Islas Canarias. Parece Reguera más cómodo defendiendo intereses particulares de determinados constructores que devolviendo su utilidad y dignidad a los espacios públicos.
Un año después de la toma de posesión de este gobierno, que se aglutina en torno a las ansias de poder y la legitimación de la corrupción, Arrecife sigue siendo una ciudad descuidada, con instalaciones de ocio y cultura insuficientes. Con la casa de la cultura, la casa de la juventud, el islote de la Fermina, el museo o el teatro pendientes. Una ciudad con problemas de movilidad y de conectividad entre sus diferentes barrios. Una ciudad en la que la guardería municipal sigue cerrada y varios colegios no cumplen con la normativa sobre instalaciones eléctricas. En definitiva, una ciudad con todo por hacer que vuelve a encontrarse con un gobierno débil pero manirroto y arrogante.
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