Eloy Cuadra Pedrini / Artículo de opinión.- Fue noticia el pasado sábado 18, y así lo titulaba un conocido periódico de Tenerife: “Los recortes amenazan de muerte los servicios insulares de Infancia y Familia”. El asunto es que estamos en crisis, y hay que recortar, y el Cabildo de Tenerife se quiere ahorrar 2´5 millones de euros en atención a menores en situación de riesgo y desamparo cortando el grifo a cinco ONG de las que atienden a estos niños. El resultado: 70 profesionales entre psicólogos, pedagogos, educadores y mediadores sociales se quedan en el paro y los niños se quedan sin asistencia, o cómo vulgarmente se dice, “aparcados”, en los centros, donde ya las asociaciones sin personal cualificado no podrán más que darles de comer y sentarlos a ver la tele para que no alboroten. El mismo asunto volvió a ser noticia un día después: otro periódico comenta que las cinco ONG prevén movilizaciones y acciones de denuncia para frenar lo que consideran un retroceso de 30 años en la asistencia a menores con problemas. Algún grupo político ha protestado, pero poco más se prevé, estamos muy ocupados pensando en la próxima comilona de Navidad, extraña anomia cuando se supone que todos tenemos hijos, primos, sobrinos o nietos, y ninguno está a salvo de verse en una situación precaria alguna vez.
A principios de diciembre, también fueron noticia algunos índices muy negativos para los niños canarios, como el que nos sitúa a la cabeza del país en obesidad infantil, o el que coloca a los menores isleños a la cola de Europa en la mayoría de indicadores de aprendizaje. Pero estamos en crisis, y hay que recortar, y el Gobierno de Canarias va a reducir en 132 millones de euros las partidas para Educación y en 312 las de Sanidad en los presupuestos del 2011. Algunos sindicatos de los sectores implicados han protestado, algunos grupos minoritarios han dicho algo, pero poco más se prevé. Este asunto, como el anterior, no parece ir con nosotros, andamos muy ocupados comentando la última bravuconada del tal Mourinho o intentado saber cuál será la próxima de Belén Esteban. Curiosa apatía la nuestra porque todos tenemos hijos, primos, sobrinos o nietos menores que sufrirán estos recortes.
Y ayer me dio por poner un rato nuestra más que deficitaria Televisión Autonómica Canaria, nada de lo anterior fue noticia por supuesto, ni ayer ni creo que en muchos días. El Telenoticias presentado por una sonriente señora rubia se entretenía en contarnos lo bien que lo hace la nueva policía canaria vigilando el tranvía de Tenerife o lo bien que vigilarán las nuevas infraestructuras ferroviarias proyectadas para la isla, nos presentaba al señor Rivero hablando de recuperación económica porque han venido algunos turistas más de lo esperado en los últimos meses, y volvía a promocionar esa “tan barata” e “instructiva” serie de televisión La Revoltosa, pagada por las arcas públicas a razón de un millón de euros.
Y estas son las prioridades, de los políticos que hacen y de los ciudadanos que nos lo tragamos todo. No nos extrañemos si tienen que venir de fuera a cubrir muchas profesiones, no nos sorprendamos si éstos que ahora son niños, con problemas o sin ellos, mañana son jóvenes “ni-ni”, como está de moda decir, que ni estudian ni trabajan ni hacen nada que les aproveche, o lo que es peor, sí hacen algo: delinquen. Triste me parece una sociedad que olvida a sus niños, triste… y muy muy enferma. Pero estamos en crisis, nos repiten, y hay que recortar. Es cuestión de prioridades, y nuestros políticos las tienen parece muy claras, aunque también se podría recortar de otras partidas, ¿o no es así? Yo creo que sí, y además creo que es lo más sensato y sano, recortar de otras partidas, de cuales se quiera antes que de Infancia, Educación y Sanidad. Como ejemplo y prueba de lo que afirmo voy a recurrir a una metáfora muy extendida en el ala conservadora de la política, la figura de la familia. La familia es el símbolo al que recurren casi siempre en la derecha: la salvaguarda de la familia, el ejemplo de la familia, los valores de la familia. La familia como referencia de lo que se debe hacer en escalas superiores. Y ahora respondan: ¿qué dirían ustedes de unos padres que privan a sus hijos de una buena educación, de una buena cobertura sanitaria o una sana alimentación para poder comprarse un coche de mayor cilindrada, una megatelevisión de plasma último modelo o un novedoso sistema de vigilancia que refuerce la verja de tres metros que rodea su casa? Probablemente dirían: estos señores han perdido el norte y sus pobres hijos serán los que lo sufran. Pues eso mismo, aplíquenlo a nuestros “padres” los gobernantes y a los ciudadanos que somos sus “hijos”. Curiosa paradoja: la derecha de la familia olvida aquí a la familia. Claro que, se nos olvida un detalle: nuestra clase dirigente ya se ha asegurado, con sus altos sueldos y sus muchos privilegios, de que ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos tengan sobrada educación –en colegios privados-, privilegiada sanidad –en la medicina privada– y la mejor alimentación –con prebendas públicas–. Se lo han asegurado, sí… ¿o quizás no? En cualquier caso, si han leído hasta aquí y han entendido lo que les intento explicar, no entiendo: ¿a qué esperan para decir basta?
Eloy Cuadra Pedrini, un ciudadano en prácticas
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