Podcast / Planeta Musical Sur.- "No es el poder que corrompe sino el miedo. El miedo de perder el poder, corrompe a los que lo tienen, y el miedo al abuso del poder, corrompe a los que viven bajo su yugo." "Usa tu libertad para promover la nuestra". Estas frases corresponden a Aung San Suu Kyi, la incansable luchadora por la libertad del pueblo birmano. Como parte de una campaña mundial por lograr la liberación de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y de su pueblo, Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, dijo: "Condenar a Birmania de manera ritual en resoluciones anuales de la Asamblea General ya no es suficiente". Durante años, mecanismos especiales de la ONU y Human Rights Watch, entre otros, han documentado e informado públicamente sobre violaciones graves, generalizadas y sistemáticas de la legislación internacional de derechos humanos y derecho humanitario en Birmania.
Duración aproximada: 58:11
Producción: Radio Calf-Universidad FM 103.7
La prehistoria de Myanmar, su nombre actual, comienza con la llegada de tres grupos: el primero fueron los mon, desde la tierra que en la actualidad se llama Camboya; luego llegaron los birmanos mongoles, procedentes del Himalaya oriental y, por último, aparecieron las tribus tai del norte de Tailandia. El reino de Pagán, en el siglo XI, fue el primero que consiguió el control del territorio, aunque fracasó en su intento de unificar los diferentes grupos y terminó por hundirse ante la invasión tártara de 1287. Durante los doscientos cincuenta años que siguieron, Birmania permaneció en una situación de caos, y el territorio no volvió a ser reunificado hasta mediados del siglo XVI, cuando una serie de reyes taungoo extendieron sus dominios y derrotaron concluyentemente a los siameses de la actual Tailandia. Ocasionales escaramuzas fronterizas y las ambiciones imperialistas británicas fueron los motivos de las invasiones inglesas del siglo XIX. Así, Birmania se convirtió en una provincia de la India británica, y los británicos construyeron la habitual infraestructura colonial, logrando hacer de Birmania un importante exportador de arroz. En 1937, el país se escindió de la India británica y comenzaron a alzarse voces en favor del autogobierno. Los japoneses expulsaron a los británicos de Birmania durante la II Guerra Mundial y trataron de obtener el apoyo político de los habitantes del país. Éstos se sintieron tentados brevemente por la oportunidad de independencia, pero pronto surgió un movimiento de resistencia. En 1948, Birmania logró su autonomía y, casi de inmediato, el país comenzó a desintegrarse con las revueltas simultáneas de las tribus de las colinas, los comunistas, los musulmanes y los mon.
En 1962, el general Ne Win lideró un golpe de estado militar izquierdista que acabó con el precario régimen democrático, lo encaminó al país por la vía del socialismo, y lo renombró como Myanmar. En el curso de los veinticinco años que siguieron, la economía birmana se vino abajo hasta que, en 1987 y 1988, el pueblo decidió que ya no aguantaba más. Multitudinarias manifestaciones exigieron la dimisión de Ne Win, y los violentos enfrentamientos entre prodemócratas y el Ejército, se saldaron con tres mil muertos en un período de seis semanas. Varios gobiernos fantoche fueron nombrados por Ne Win, y más tarde un golpe militar (que se cree fue instigado por éste) llevó al poder al general Saw Maung. El nuevo líder prometió elecciones en 1989. A pesar de todas las medidas tomadas para impedirlo, la Liga Nacional para la Democracia obtuvo una aplastante victoria en las urnas. Sin embargo, la Junta impidió que accedieran al poder los líderes elegidos, entre los que se encontraba Aung San Suu Kyi, que fue encarcelada, y luego se ocupó de sofocar brutalmente la rebelión de los karen. Durante su encarcelamiento, Aung San Suu Kyi, ganó varios premios de la paz mundiales, como el premio Nóbel de la Paz de 1991. Para alegría del pueblo birmano y sus partidarios en el extranjero, el gobierno la liberó en julio de 1995. Pero se le prohibió salir de Rangún y fue detenida de nuevo en septiembre de 2000 después de un intento de salir de la ciudad. En octubre de 2000, Aung San Suu Kyi mantuvo conversaciones secretas con el gobierno a través de un negociador de las Naciones Unidas que llevaron a su liberación en mayo de 2002. Sin embargo, en mayo de 2003, Suu Kyi fue arrestada de nuevo después de un enfrentamiento violento entre sus partidarios y una muchedumbre defensora del gobierno mientras visitaba el norte de Myanmar. Suu Kyi fue "liberada" oficialmente en noviembre, pero sigue bajo arresto domiciliario en su casa. Ahora, Myanmar celebrará sus primeras elecciones en veinte años el próximo 7 de noviembre. Pero estos comicios, que podrían parecer una buena noticia para la democracia en uno de los países más pobres del Sureste Asiático, no son más que una farsa para apuntalar a la Junta militar, en el poder desde 1990, cuando anuló las elecciones donde había arrasado la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, hija del padre de la independencia, y confinó a Suu Kyi bajo arresto domiciliario, donde ha pasado la mayoría de estos últimos años. Convertida en icono de la lucha por la democracia, la “Dama”, como popularmente se la conoce en Birmania, no podrá participar en los comicios convocados para el 7 de noviembre. Ni ella, que en teoría termina su arresto domiciliario el 13 de noviembre, ni los 2.000 presos políticos que se calcula hay en el país. Y es que la Junta militar que pilotea con mano de hierro el general Than Shwe ha impuesto unas leoninas normas electorales que prohíben la participación de candidatos con antecedentes penales o grupos religiosos. Como protesta, el partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, ha boicoteado los comicios y rechazado inscribirse en el registro electoral, por lo que ha sido disuelto por el régimen. En contra de la voluntad de la “Dama”, algunos de sus miembros se han escindido y han formado un nuevo grupo político, la Fuerza Democrática Nacional, que sí concurrirá a las elecciones. Aunque el régimen del general Than Shwe intenta “vender” estos comicios como la piedra angular de su “hoja de ruta” hacia la democracia tras medio siglo de dictadura militar, se reserva el 25 por ciento de los escaños del Parlamento. “Todo está orquestado por la Junta para marginar a la oposición, y pasar de un gobierno militar a uno civil controlado por el Ejército”, ha denunciado la ONG Human Rigths Watch. Comentarios basados en un artículo de Carmen Verlichak para el diario argentino La Nación, otro del sitio lonelyplanet, y un tercero de Pablo Diez, corresponsal en Pekin para el diario ABC. La música corresponde a dos discos Music of Myanmar (World music library), y otro editado en 1992 en Japón, “Hsaing-Waing of Myanmar” del U Tin Htoo & Ensemble. Es una realización de Jorge Laraia.
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