Por Lorenzo Gonzalo (*). Desde los comienzos de los tiempos, Melilla fue una región ocupada por fenicios y pobladores en ambas orillas, al norte de África y al sur de la Península Ibérica. En los dos primeros siglos de la llamada era cristiana, perteneció a la provincia romana de la Hispania Mauritana. Con altas y bajas siempre estuvo ligada a lo que actualmente es España.
El proceso de ocupación árabe de Hispania, hizo que fuese abandonada durante un par de centurias. Una guerra posterior entre las ciudades de Fez y Tremecén terminó por destruir lo poco que allí quedaba.
Formó parte oficial del territorio ibérico a partir del año 927, cuando el califa Abderramán III envía desde Málaga una flota. A partir de ese momento se constituye en una dependencia del Califato de Córdoba.
De una u otra manera siempre fue parte de la Península Ibérica. Brevemente estuvo desligada de esta última cuando los moros abandonan la región de Andalucía. Una mitad de su población es cristiana y la otra musulmana.
Su historia no puede ligarse ligeramente a la de Marruecos, especialmente a la hora de analizar la ocupación ilegítima que este mantiene de una porción del Sahara Occidental. Esta acción hiere los sentimientos del pueblo nómada que ocupa esa región y origina periódicamente tragedias como las vividas allí en las últimas semanas.
Marruecos tuvo una historia diferente. Fue colonia francesa y española a partir del Tratado de Fez. La rivalidad de Franco con Francia hizo que este permitiese oficiosamente conspiraciones desde el territorio español marroquí en contra de la parte francesa. El movimiento independentista se fortalece a partir de la Carta Atlántica, redactada en la Segunda Guerra Mundial. Dicha carta fue una jugada de Estados Unidos en contubernio con Gran Bretaña, para minar la relevancia de Francia y España en esa región. Estados Unidos requería del control del Medio Oriente por razones de la inmensa demanda petrolera surgida por las conveniencias creadas a la terminación de la Segunda Guerra Mundial.
Marruecos fue el primer país en reconocer la independencia de Estado Unidos en el año 1799, donde existe como museo, la primera embajada y la primera propiedad que ese país del Norte de América tuvo en el mundo. Finalmente en 1956, Marruecos se independiza. Estados Unidos desde mediados del Siglo XX ha manejado muy bien los aparentes lazos históricos con Marruecos, por aquel precedente histórico de haber sido el primero en reconocer su independencia.
En 1975, con motivo de la inestabilidad española ante la inminente muerte de Francisco Franco, el rey Hassan II organiza la llamada “Marcha Verde”, por medio de la cual se encaminaron al Sahara Occidental, territorio Saharaui, 350.000 personas y 25.000 soldados, con el propósito de adueñarse de esa región ocupada entonces por España. Estados Unidos estuvo detrás de esa estrategia por su necesidad de controlar el norte de África y fue uno de los artífices de aquella estrategia.
La importancia de sostener buenas relaciones con un país a pocos kilómetros de sus costas, al otro lado del Mediterráneo y vecino de las dos regiones autónomas de Melilla y Ceuta, obligaba a España a negociar, aunque no justificaban la entrega de unos territorios que formaban parte del debate internacional del momento. El Sahara Occidental era considerado un territorio en proceso de descolonización.
España optó entonces por la infamia del “acuerdo tripartita”, por el cual se le entregaba un tercio del Sahara a Mauritania y dos tercios a Marruecos. Este último procedió a ocupar militarmente parte del territorio.
La incapacidad española para lidiar con las circunstancias internacionales en aquel momento, produjo una problemática que ha causado muertes, heridos, hambre y sufrimientos sin par, en una región que aún vive en condiciones nómadas y reclama su derecho a la vida y el respeto a sus costumbres.
El Partido Popular, continuador del franquismo, ha capitalizado la masacre saharaui cometida por Marruecos en estos días, y ha planteado que el gobierno de Zapatero actúe con energía exigiendo de los marroquíes una retirada y una depuración de los hechos. La responsabilidad española ante la entrega de unos territorios que nunca debieron ser parte de ningún acuerdo regional, sino de acuerdos internacionalmente calibrados, le otorga a España cierto derecho para exigirle a Marruecos. Sin embargo, el temor a represalias contra sus regiones autónomas, Melilla y Ceuta y su incapacidad para enfrentarlas, los cohíbe cobardemente de actuar. El Partido Popular, representante de las fuerzas que dieron lugar a estos conflictos por su cobardía ante aquel momento histórico, exige de Zapatero lo que ellos no hubiesen hecho, si fuese los Administradores actuales del Poder.
Se trata de puro electoralismo y no dimana de respeto alguno por los derechos de una comunidad oprimida y vejada.
El paralelismo que hicimos hace unos días, entre la acción de negociar incorrectamente el territorio Saharaui, con la entrega de Cuba a la voracidad estadounidense en el Siglo XIX, también tiene otras aristas.
La entrega de la supuesta política independiente de España a los intereses de Estados Unidos, reforzando con sus actos el Bloqueo de este contra la Isla, es otro factor que no se adviene con las actitudes asumidas por ese país tradicionalmente, respecto a Marruecos.
Si bien las responsabilidades son distintas porque se trata de colonias diferentes en sus historias y en el contexto de las relaciones mundiales y eso les otorga ciertos derechos de participar, sin intervenir, en los asuntos internos marroquíes, su tolerancia ante los hechos despierta incógnitas.
Cabría preguntarse por qué España se mezcla en asuntos de política interna de Cuba, que están muy lejos de causar muertes y desamparo en su ciudadanía. Por qué ha llegado al punto de apuntalar políticas que refuerzan un tipo de Bloqueo contra ese país.
Parodiando al poeta Vallejo, “digo es un decir, si en Cuba ocurriese algo similar”, actuarían con la misma tolerancia.
Sin duda alguna que hay mucho de cobardía, irresponsabilidad y doble moral en la política exterior que España practica, tanto en el caso de Marruecos, con Cuba y con su entrega a los requerimientos de Estados Unidos.
(*) Lorenzo Gonzalo: periodista cubano residente en Miami y sub director de Radio Miami.
(Foto © Virgilio PONCE)
Comentarios