Fernando Báez / Artículo de opinión.- Es una pena, la corrupción alcance a los yacimientos arqueológicos; es algo habitual y más que descarado. Presuntamente, algún exportador de hierros, es amigo de algún político corrupto, al que le mete por las narices ese stok de planchas de hierro, y así da salida a su negocio, y ello, tal vez, pagando favores (tan común en política). Y entonces, nos crean la necesidad, y se justifica la "inversión". ¡Ah canallas, que se les ve el plumero (los que no se lo ven, son los periodistas untados y callados, por el mismo procedimiento)!
Y así, estas lumbreras del cabildo, en relación con el patrimonio alfombran con planchas de hierro, todos los yacimientos que tocan (vean, si hay uno solo que hayan intervenido [estropeado], que no esté el omnipresente hierro en planchas [dícese corten, que oxida ¡una barbaridad, y no hay fórmula ni manera de quitar la herrumbre!]).
Curioso, nadie del gremio diga a qué se debe esta brillante idea, de meter hierro en todos los yacimientos, por parte del cabildo.
Bien creo, es este el único lugar del mundo, donde se permite este terrorismo arqueológico, que se está cargando poco a poco nuestra cultura, con decretos y leyes, que solo pretenden ayudar y beneficiar a allegados y afines.
Se puede consulta la Ley de protección del patrimonio arqueológico, y ver cómo solo está pensada para castigar y sancionar a los que de verdad solo se preocupan de nuestro Patrimonio. Y así, si usted no entrega un hueso, trozo de cerámica o lo que sea de los guanches, la sanción, ¡ni le cuento!; pero, el promotor de una obra, con sus palas rompen y desaparecen lo que sea, y ellos mismos, cambian y deforman el yacimiento sin el menor castigo o sanción. ¡Ah bellacos!: leyes para los otros, de las que ellos se libran, haciendo más daño que nadie.
Y así, es lamentable, que solo pensando en los turistas, en torno a cualquier yacimiento arqueológico de los guanches, sin tener en cuenta el menor asesoramiento histórico, ridiculizan, afean y estropean el yacimiento con obras al lado, dentro y encima para vender comida, bebida, y mil objetos sin venir a cuento, y solo como pretexto y cebo, el yacimiento, que pasa no a segundo plano, sino que se lo cargan y destrozan, sin más.
Y la gran pena, es que no perviva el espíritu de aquellos antepasados nuestros (los guanches), que permiten con el silencio cómplice, estos casos de herrumbres y de "hierrarización" de nuestros yacimientos, sin que nadie -salvo un servidor- grite: "¡salvemos nuestros yacimientos!"
¡Despierte el pueblo, y reaccione contra este gobierno y cabildo que destroza nuestro patrimonio cultural e histórico! En ello, se nos va las señas de nuestra identidad (a la par, que aceptamos todas las de los demás).
El padre Báez, que contempla asombrado, la pasividad de sus paisanos, frente a casos tan graves de destrozo y ataque a nuestro patrimonio
Fernando Báez
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