Fernando Báez / Artículo de opinión.- El patrimonio guanche de Canarias -y en concreto en Gran Canaria- es tan grande y espectacular, que el mundo lo desconoce, y la cultura universal no le ha abierto aún las puertas, siendo como es, lo más grande que ningún colectivo humano, haya hecho. Desgraciadamente, algunos de ellos (me refiero a los yacimientos), por parte del Patrimonio (entiéndase "cabildo"), han sido, son y van a ser sometidos, como factores de desarrollo turístico (entiéndase "comercial" o "negocio"), sin que prime la esencia de sí, del mismo yacimiento, sin otro miramiento; pero que como he dicho en otras ocasiones, que no hagan nada, ¡es lo mejor!. Una cosa es proteger el yacimiento, y otra bien distinta es ponerlo al uso depredatorio de unos y otros (restauradores y visitantes). Se están cargando -parece lo tienen planificado- ir quitándonos la autenticidad de lo que es y debiera ser emblemático: los yacimientos. Cualquier trabajo que hagan en ellos -tenemos muchos ejemplos- no respetan el entorno (sabido es el caso del hierro en los mismos), donde el impacto visual, no lo ven, sino aquellos que son ciegos, pero sí todo aquel que tenga ojos en la cara. Ya que el impacto visual es el máximo, y que parece impunemente permiten los jefes, que deben tener sus "razones". ¿Por qué todo se les va en colocar planchas de hierro en todos los yacimientos, sin más? ¿Meter o poner hierros, es limpiar el yacimiento?, ¿es restaurar, el colocar planchas de hierro en los yacimientos?, ¿es proteger el yacimiento, ponerles esas planchas de hierro?, ¿hacer catas estratigráficas en el yacimiento, es colocarle planchas de hierro?, ¿hacer una excavación en el yacimiento, es introducir en el mismo unas planchas de hierro?, ¿adecuar el yacimiento, es llenarlo de hierros por todas partes?, ¿delimitar un yacimiento, es destrozarlo, para llenarlo de planchas de hierro?
Repito: una cosa es preservar el yacimiento, y otra bien distinta -aunque ellos las mezclan y las unen- es pensar en el turista, y cómo sacarle el dinero, a costa del yacimiento; y a tal fin edificar en torno al yacimiento un complejo enorme que desfigura y se carga el yacimiento. Y nada hay que enseñar en paneles sobre temas al margen de lo guanche, que el yacimiento, habla de por sí en todos los idiomas, sin contar chorraditas que no vienen a cuento. Solo habría que cuidar la huella de los guanches, y no pensar en negocios y otros motivos aprovechándose y usando el yacimiento como pretexto. Por tanto, que se preserve, y no se exponga al turista, sin más, con toda esa parafernalia que le hacen. Con lo que solo va a ocurrir algo inevitable, desde la acción previa a la consiguiente negociación: que el yacimiento se deteriore, sea dañado, restado, reducido, cambiado. Piénsese, que sobre estos lugares, no hay ningún tipo de control, y el daño que ya sufre, es grande; ¡cuanto mayor, no será si ven en ello un potencial turístico-económico y no el arqueológico sin más, para el que solo habría que hacer algo muy sencillo: limpiar las cagarrutas o estiércol de cabras, ovejas, palomas, personas, etc.
Fernando Báez
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