Pedro Brenes* / Artículo de opinión.- El Frente Unitario de Resistencia Popular contra la brutal ofensiva de la patronal y los bancos, que los comunistas llevamos desde hace algún tiempo propugnando y proponiendo a los partidos y sindicatos de la izquierda anticapitalista del Archipiélago, no estaría de ningún modo completo, ni podría representar al conjunto del pueblo trabajador de las Islas, sin la participación activa y la presencia relevante de los partidos, sindicatos y colectivos de la izquierda independentista.
Pero los socialistas revolucionarios de Canarias deben saber ganarse, con su propio esfuerzo por alcanzar un nivel superior, avanzado, riguroso y profesional en el trabajo político, y por sus propios méritos en el enfoque unitario, activo y consecuente de su política de alianzas y de sus relaciones con el resto de las fuerzas de la izquierda, el lugar que legítimamente les corresponde en el Frente de Resistencia Popular ante los recortes y los ajustes contra los derechos y los intereses de la clase obrera y de todos los trabajadores.
Y deben decidirse, de una vez por todas, a ocupar dignamente el lugar reservado, en el seno de la izquierda canaria, a la representación de amplias capas populares que se alinean y simpatizan con las alternativas antiimperialistas y anticolonialistas, con la ideología del socialismo democrático y con la causa de la Liberación Nacional de Canarias.
Si bien es cierto que en ocasiones nos hemos visto obligados a criticar con severidad las posiciones políticas de estos grupos, englobados en lo que ellos mismos denominan la Izquierda Nacional Canaria, es justo admitir que en los últimos tiempos se han observado signos alentadores de madurez, coraje y determinación en muchos de ellos.
El salto cualitativo que se ha producido, en un plazo de tiempo muy corto, desde sus tradicionales actitudes tolerantes y conciliadoras con la derecha independentista, hasta la ruptura inequívoca y la denuncia, firme y sin medias tintas, del fascio-cubillismo, debe ser necesariamente valorado como un avance sólido hacia la clarificación política y su definitivo alineamiento ideológico en el campo antiimperialista y socialista.
Es significativo, en este sentido, que, por primera vez, los partidos y sindicatos de la izquierda independentista (ANC, UP, FSOC, Intersindical y Azarug) aparecieran públicamente unidos en torno a una propuesta de organización popular en la que se establece, también por primera vez, la necesidad de la alianza con todos los sectores de la izquierda anticapitalista.
Y, en la misma línea, debe considerarse un progreso, en el calor de la unidad de acción para asegurar el éxito de la Huelga General del 29 de Septiembre, la participación, aunque efímera, de Intersindical Canaria en una Plataforma Unitaria junto a casi todas las centrales y colectivos sindicales de las Islas.
Estos movimientos indican claramente un cambio de tendencia desde el cainismo que siempre ha caracterizado a estos grupos, hasta un nivel superior en la concepción de la actividad política, de abandono de los reflejos sectarios y primitivos, hasta ahora dominantes, y de asunción progresiva de la nueva mentalidad unitaria como necesaria y, por lo tanto, obligatoria, para defender los intereses de los trabajadores.
Porque la puesta en escena de una, aunque todavía incipiente, política de alianzas en relación al resto de las fuerzas anticapitalistas, apunta hacia que la Izquierda Nacional Canaria empieza, por fin, a transitar la difícil y complicada senda de la madurez y la competencia políticas. Y significa que avanza decididamente hacia la comprensión fundamental de la diferencia entre los momentos táctico y estratégico de la acción revolucionaria.
Sin embargo, a nuestros compañeros de la Izquierda Nacional Canaria les queda aún mucho camino por recorrer antes de convertirse en la fuerza política, organizada y coherente, que todos esperamos que surja del acuerdo y la unificación de los múltiples colectivos en que todavía hoy se dividen.
Habrá que aguardar al resultado de la lucha de líneas entre los muy arraigados restos de escepticismo unitario, que se resisten a salir del gueto y del autoaislamiento, y los sectores más conscientes, lúcidos y avanzados que ya empiezan a proponer la confluencia en una organización estructurada sobre la base de un programa claramente anticolonialista y socialista, y en torno a un liderazgo prestigioso y capaz de aglutinar a todos los independentistas de izquierda.
Porque mientras esta confrontación interna no se resuelva, seguiremos desgraciadamente asistiendo a toda clase de contradicciones, incongruencias y titubeos. Se producirán continuos avances y retrocesos. Y tendremos que soportar actitudes vergonzosas como las posiciones sectarias y falsamente radicales de UP-FSOC el 29-S.
Es evidente que la división, la debilidad y la inoperancia de la Izquierda Nacional Canaria no benefician en nada a los intereses del pueblo trabajador de las Islas. En realidad, esta lamentable situación representa un obstáculo y un serio problema para el avance hacia la conformación de la imprescindible alternativa unitaria que reúna a todos los luchadores del pueblo contra la burguesía canaria, dependiente, chantajista y corrupta, y la oligarquía española y europea especuladora, gansteril y antidemocrática.
Pero tendremos que esperar todavía para saber si la Izquierda Nacional Canaria podrá estar a la altura de su responsabilidad histórica y asumirá, con todas sus consecuencias, el papel que le corresponde, por derecho propio, como parte integrante esencial del Frente Unitario de la izquierda canaria o, por el contrario, renunciará a sus legítimos derechos de primogenitura a cambio del miserable plato de lentejas del radicalismo vulgar, las patéticas rivalidades personales, el despreciable y mezquino burocratismo y del más estrecho y triste sectarismo.
(*) Pedro Brenes es Secretario General del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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