Fernando Báez / Artículo de opinión.- Si de algo estamos bien sobrados es de parques; y por si eran pocos, allá donde los guanches dejaron sus huellas, lo primero que se les ocurre a las lumbreras del cabildo es montar otro parque, y así los yacimientos comienzan a llamarse: "parque arqueológico de... (ahora viene el pueblo o lugar)". El de Mogán, está de moda; y ¡claro, uno tiene que hacer algunas matizaciones o consideraciones, y ello, porque entra en lo que uno tiene competencia universitaria -humildad aparte-! que: en este terreno, no valen las hipótesis, sino las verdades; que las informaciones dadas, por este enclave, ya están recogidas en mi libro "Arquitectura Guanche", y por tanto no arroja más luz, que la que ya había o teníamos; que las casas no son "casas prehispánicas", sino "casas guanches" (a ver si los del gremio se enteran); que importante no es un yacimiento por el número de casas, sino que por una sola que hubiera, ya es más que importante; que no es nada nuevo, lo que allí se aprecia a la hora de construir sus casas los guanches (soluciones arquitectónicas y protección de las correntías); que la cerámica, es omnipresente en cualquier yacimiento, y de encontrarla en algún lugar, nos está dando una pista sobre un yacimiento por descubrir; que la pintadera hallada en el lugar, no es para decirlo, sino para mostrarla (cosa que no hacen, y sí una pared que no es guanche [y ello se ve y nota, por los defectos en su construcción]); que los turistas, que no van a venir, no deben ser la justificación de gastos desorbitados en construcciones que van en deteriorar el yacimiento; que si junto a un yacimiento poblacional, hay otro de deposición de cadáveres -que no de enterramientos- no van a ser éstos de un yacimiento desconocido; que los guanches, a lo largo de miles de años construyendo, jamás abandonaron la construcción -siempre igual- cruciforme, si bien en razones múltiples según usos y lugares, las cambian, o generaciones posteriores -entre ellos mismos (como nosotros, cuando rehabilitamos y cambiamos una primera construcción por otra según necesidades o deterioro); por tanto, no hay evolución en la arquitectura guanche, que se mantiene siempre en los mismos parámetros; no es nada nuevo, entonces y ahora, el reutilizar el material antes usado, para una nueva construcción; lo anterior dicho, no es evolución, sino uso de la razón (si tengo aquí, el material usado en otra construcción, y lo necesito para la nueva obra, pues lo tomo, sin más; etc. A tal fin, he de decir, que cuando las casas de los guanches, dejan su forma peculiar, es cuando ya en el siglo XV y XVI, los venidos de fuera, las cambian, usando la mano de obra de los guanches, que siguen haciendo maravillas de construcción, si bien según nuevos y distintos proyectos, y así vemos, cómo una casa que conserva planta cruciforme, ha sido redondeada, o se la ha cuadrado (ejemplo de ello en Areara, entre otros lugares), aquí si que hay evolución, pero exactamente, ha habido un cambio, que ya no corresponde a los guanches.
El Padre Báez, aclarando y puntualizando, para no seguir en el error, en la mentira y salir de la ignorancia en la que nos meten.
Fernando Báez
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