Juan Antonio Delgado Santana / Artículo de opinión.- Tiempo atrás me preguntaba: Si en la Edad Media el poder oscurantista adoctrinaba a los creyentes en el dogma de la tierra plana y el universo geocéntrico, y los espíritus veraces eran perseguidos y asesinados, en el mundo presente ¿cuáles son las mentiras que mantienen el status quo elitista junto a la ignorancia, el miedo y la pobreza de la mayoría de las personas?
El régimen ultracapitalista urde la telaraña: la solución al hambre, el pleno empleo, la conquista de las “libertades” y la seguridad ciudadana no sólo resultan escenificaciones cínicas sino que muestran su rostro depredador en cada acción política: invasiones, torturas en las mazmorras policiales, desapariciones, asesinatos en manifestaciones reivindicativas, corrupción generalizada, privatización acelerada de servicios públicos, nepotismo en los puestos institucionales, alimentos transgénicos, epidemias reales y virtuales… ¡se trata del “mundo libre”, nos decían y nos repiten los seriales USA y los documentales “de investigación”!
Rememoremos una visión histórica para aclarar la trama: aquel tipo con el mapa de tierra devastada en la frente nunca inspiró confianza en su propio país. La fingida demonización de su política (glastnot y perestroika) por parte de la extrema derecha criminal mundial y el sutil halago por parte de los social-liberales colaboracionistas europeos olía a cuerno quemado. Aquella farsa de oropel decadente (cuya escena final unos y otros aplaudieron a rabiar y celebraron con champán) sólo podía acabar en traición e infortunio para las clases populares. El proyecto estaba escrito, con dos guiones posibles: demofascismo si a las élites políticas del gran capital les bastase la persuasión y la alienación colectiva para controlar a las masas (pan y circo) o neofascismo del siglo XXI si fuera preciso recurrir al genocidio y a la represión generalizada (estados de excepción). En la práctica, ambos escenarios políticos se instauran en la actualidad: el primero para las “democracias” formales, el segundo para los países en vías de “pacificación” o que despiertan de su letargo militarista y opresor y muestran síntomas de rebelión ciudadana. También existe la combinación de ambos en escenarios estatales únicos (el primero en las Islas Canarias, el segundo en Euskal Herria, por ejemplo).
No se trata aquí de reproducir una apología del régimen soviético, pero tampoco debemos olvidar el tesón anónimo de miles y millones de obreros, soldados y campesinos en Octubre de 1917, sus ansias de victoria y dignidad tras los pasos de Lenin, Trotski, Sverdlov, Rakovski… A finales de los 80 y principios de los 90 pasados, la Historia nos golpeó a la caída del socialismo real y de la URSS: la maquinaria debió conservar sus logros y avanzar hacia una reforma de participación popular, cultura multidisciplinar y ecologismo, pero cayó estrepitosamente y fue desmembrada. La Historia nos golpea ahora a la caída del Welfare State (la llamada sociedad del bienestar): el cadáver del régimen capitalista y neoliberal debió ser incinerado (mejor que enterrado) y debimos avanzar hacia los rudimentos básicos de un nuevo socialismo (propiedad colectiva de los servicios básicos, banca nacionalizada, empleo repartido y estable, apuesta por la agricultura ecológica…), pero cual zombie antropófago y bebedor de sangre humana el espectro del capital se levanta para acabar con el mundo que hemos conocido. ¿Nos preguntamos acaso, por ejemplo, por qué todas las independencias surgidas en Europa en los últimos 20 años tienen por escenario los países del antiguo socialismo real y nunca la Europa occidental, cuando han sido las nacionalidades históricas de ésta precursoras y adalides en las reivindicaciones de autodeterminación? ¿Acaso estas “independencias” formales, bendecidas por Washington y Bruselas, no han consolidado las regresiones económicas y han llevado a la efervescencia de las desigualdades sociales?
Quienes acusan a todos los dirigentes de la extinta URSS de estar compinchados con la élite neoliberal ascendente mienten descaradamente. ¿No recordamos acaso el intento de cercenar la impostura reaccionaria, los líderes sublevados que fueron asesinados o “suicidados”, la masacre de militantes anticapitalistas que resistieron heroicamente el asedio y bombardeo del Parlamento ruso…? Hemos de reconocer que si la URSS estuviese en pie el panorama actual de desolación mundial no sería posible.
Según nos informa Hisham Bustani, escritor e investigador marxista jordano, en septiembre de 1995 hubo una reunión celebrada en el hotel Fairmont de San Francisco (USA) y organizada por una institución dirigida por Gorbachov para unos quinientos jerarcas políticos y económicos del mundo. El encuentro fue financiado por multimillonarios estadounidenses, como pago a “los servicios prestados” por el ex-dirigente ruso en la antigua URSS. Se trataba de “ilustrar el perfil del camino hacia el siglo XXI”. Las conclusiones fueron condensadas en dos vertientes: "20-80" y “tittytainment”. En resumen resulta lo siguiente: "20-80" representa la proporción de trabajadores en relación a los parados en la futura sociedad. Es suficiente este 20% de la población trabajadora mundial para que prosiga la actividad económica globalizada, el resto sobra. "Tittytainment" se refiere a una mezcla de pan y circo, alimentación mínima básica junto con espectáculos alienantes y niveles de ocio embrutecedores para que la función manipuladora y genocida de los amos del mundo continúe.
Volvamos ahora al presente para encajar las piezas del rompecabezas. La crisis económica de comienzos de siglo XXI ha sido el detonante necesario para enterrar las conquistas laborales, arrinconar los derechos humanos y deslegitimar la solidaridad ciudadana. Si las élites globalizadas tienen bajo su control el FMI, el BM, la OTAN, la ONU, la OMS, los gobiernos estatales y los bancos privados… ¿no les resulta asequible manipular la magnitud, el alcance y la direccionalidad de la crisis?, ¿no resulta razonable atisbar su premeditación? Cualquier mente sagaz, cualquier habitante del orbe que no alimente sus neuronas cognitivas únicamente de telediarios y prensa convencional, puede repasar internet (para llegar al meollo del asunto) y leer con lucidez verídica todos los simulacros, coacciones, emboscadas, trampas, amenazas, provocaciones y acciones de falsas banderas acaecidos desde la quema del Reichstag alemán por los nazis, por no ir más lejos. Podemos señalar como autoatentados y mentiras mediáticas más famosas la falsa acusación bélica en la bahía vietnamita del Tonkin en 1964, el esperpéntico show de las incubadoras de maternidad de Kuwait City en 1991, la “intervención humanitaria” en Somalia en 1993, las invenciones macabras de la OTAN sobre el gobierno serbio de Yugoslavia en 1999 para legitimar la guerra e imponer su dominación sobre los Balcanes, así como para transformar Kosovo en una gigantesca base militar USA… La Historia prosigue, tras los autoatentados del 11S de Nueva York, con las invasiones de Afganistán e Irak, y las amenazas o hechos consumados en Palestina, Líbano, Venezuela, Colombia, México, el golpe de estado y la farsa electoral de Honduras, los affaires de Corea del Norte e Irán… ¡y pese a todo acusan de “terroristas” a quienes discrepan o se defienden! [Les invito a ver en las imágenes de un buscador de internet a dirigentes políticos azules y rosas, líderes religiosos, multimillonarios y cantantes… mostrando públicamente el signo satánico (exceptuando poses contraculturales pretéritas o falsos montajes de photo shop); tal vez se lleven una sorpresa.] Cada día comprobamos tales planes belicistas y otros nuevos disfrazados de labores humanitarias o de “daños colaterales”, a la vez que prosigue la represión directa y las condenas y zancadillas a la solución pacífica de los conflictos con organizaciones revolucionarias.
Y así continúa la crisis y la posterior asistencia de Zapatero (sumiso ante los soberbios y arrogante ante los humildes) a la última reunión del Club Bilderberg, celebrada en Sitges (Catalunya). Las leyes y propuestas realizadas por el gobierno neoliberal español verifican la apuesta del gran capital: son los amplios sectores de trabajadores, pensionistas y desempleados quienes pagan la factura del crack económico, mientras el control de los multimillonarios beneficios de la banca privada y de las grandes multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales queda para la siguiente reencarnación, para la otra vida. ¿Quién duda de que la reforma laboral multiplicará los niveles de desempleo y la precariedad?
El Bosco (Hieronymus van Aeken) fue un adelantado surrealista del siglo XV que extraía sus oníricas imágenes de la perturbadora realidad cotidiana y de los sueños y pesadillas que pueblan el inconsciente. En su Jardín de las Delicias o El carro del heno vemos escenas de violencia aisladas o metáforas ligadas a acontecimientos que parecen sustentarse a sí mismos y que se reproducen o desarrollan sin cesar, pero también sabemos que hay un argumento esencial que afecta al cuadro por entero, que todo está conectado. En la actualidad, el proceso de lumpenización en el seno de las sociedades del “primer mundo” corre parejo con las invasiones, genocidios, ultrajes y saqueos del “tercer mundo”. ¿Por qué es necesario, para la emancipación del género humano, que la gente razone, comprenda y actúe? Cuando las personas sólo ven caos sin sentido e ignoran los hilos que lo organizan desde arriba, arraiga el miedo y la desconfianza, y entonces solicitan la mano dura del poder corrupto (dictador carismático) o implora la presencia de un ser omnisciente (dios redentor). En esta visión deformada no hay hueco para la solidaridad, ni para la ayuda mutua, pues el dictador o el dios disiparán las tinieblas sin la participación de las personas.
Pero cuando la gente entiende que el caos social, la violencia cotidiana y la injusticia estructural forma parte de la estrategia del poder político a todos los niveles, entonces se agrupa, reclama sus derechos, se organiza… Ejemplo paradigmático es la izquierda abertzale y su proyecto de paz y justicia denominado Zutik Euskal Herria, fruto de la conciencia ciudadana y de largos años de experiencia. Por algo reciben el menoscabo de Falsimedia y la represión del poder estatal. Es menester alentar el vigor individual y colectivo, la preservación de los bosques, el derecho de autodeterminación de las nacionalidades oprimidas y las colonias, la retirada de tropas invasoras y la reconstrucción de países destrozados por las atrocidades belicistas… ¿Qué proyecto nacional o estatal de emancipación puede eludir comprometerse con todo esto sin ser tildado de farsa o maniobra electoral?
La situación actual de la Humanidad precisa que la transformación abarque todos los aspectos de la sociedad y el planeta, el trabajo y el arte, la alimentación natural y la defensa de los animales, el esfuerzo y la utopía, la tecnología y la cooperación… el despertar debe ser total. Una verdad difundida en todos los ámbitos ha de convertirse en semilla de victoria. Es cierto que puede suceder el prodigio, la revelación en el contexto de la alquimia personal (salud, sabiduría, felicidad…) y en las armónicas relaciones de pareja, pero por lo poco que sabemos y hasta el momento presente, las reivindicaciones colectivas siguen precisando de conciencia (teoría) y lucha emancipatoria (praxis). Caminando se hace el camino, decía el poeta.
Juan Antonio Delgado Santana
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