Carmen Moreno Martín / Artículo de opinión.- Estamos tan llenos de información sobre las cosas, y sobre nosotros mismos, que andamos perdidos por la senda del desconocimiento, alienados del alma del mundo, del alma de las cosas y de nuestra propia alma. Extra-vagantes y aletargados, poseídos de un saber ex-céntrico con aroma y sabor de coherencia.
Perro, flor, árbol, persona, piedra, río... son sólo conceptos que prefiguran una información perceptiva, a la vez que nos alejan de la esencia real de lo percibido; de modo que la fuente del aprendizaje se establece en la dualidad objeto percibido/sujeto perceptor, manteniéndonos fuera del verdadero conocimiento.¿Podrá la luz abrirse paso entre tantos conceptos e informaciones asentadas en nuestras atiborradas mentes? Aprendemos: "los vegetales no hablan ni piensas", "las piedras no son seres vivos", "los animales no tienen consciencia de si mismos, no sufren", nuestro universo tiene tres dimensiones"... Así que, ¡eso almacenamos en nuestras mentes...!. Y más vale que a nadie se le ocurra oír hablar a un perro, o escuchar el gemido desgarrador de un olmo talado, o algo similar! ¡Y mucho menos tener alguna experiencia en otra dimensión!, puesto que resultaría tremendamente peligroso.
Así las cosas, es mejor continuar nuestra andadura como pobres mortales tridimensionales y desalmados, al abrigo de cualquier otra verdad que no sea la de nuestras inamovibles y cientificistas convenciones, acerca de lo que es, de lo que no es, y de lo que puede ser.
Y bien, nosotros nos lo perdemos. Si; nos lo perdemos nosotros, y nuestro planeta, y nuestra galaxia, y la evolución... ¿O es que acaso pensamos que la evolución sólo es algo que nos concierne a nosotros en exclusiva? Pero la evolución no es solo cosa nuestra, aunque las convenciones hayan ocupado nuestra consciencia sumiéndonos en la noche. La evolución concierne al planeta, al universo y a toda vida y vibración. Pero nada, parece que vamos por la vida haciendo lo que Hegel –burlándose de los materialistas de la época– decía: “Si los hechos contravienen la teoría, peor para los hechos”. Sin escucha, dormida y a oscuras nuestra mente no ve nada más que conceptos carentes de sentido, y vamos tan aletargados por la vida, tan muertos, que no nos damos cuenta, de casi nada, de cuánto nos rodea. Tomamos una florecilla, nos gusta o no, la olemos y la tiramos otra vez sin habernos percatado de ningún sentido... ¡La florecilla, los animales, los árboles, las piedras, el agua, los metales... Todo en la vida tiene un sentido! Todo en la vida se une en un solo canto con el sonido del cosmos, del cual, nosotros somos sólo una ínfima parte. Porque desde la más ínfima partícula, hasta una estrella, pasando por la hormiga, la flor, el ser humano y la montaña, somos lo mismo y estamos estrechamente Inter-relacionados…
Pero seguimos orgullosos sin enterarnos de nada como sacos andantes repletos de información, con grandes ojos que no ven y orejones que no escuchan. Tal vez, en un instante fugaz, uno despierta un poco y vive el milagro de la naturaleza, percibe que todo tiene una voz, una razón de ser, un momento, un nacimiento, una muerte, un renacimiento; que todo vibra y se mueve en constante ritmo, que toda materia habla, gime, comunica su vibración y se esfuerza por la evolución y en la vida. Pero nosotros, peregrinos sin fin hacia una tierra de no se sabe dónde, seguimos dando por sentado que sólo es procesable y aprehensible aquello que es medible y cuantificable desde lo que nuestro cinco sentidos pueden oír, oler, ver, gustar y tocar; y con un sonoro portazo de ciencia oficial perceptivo-cognitiva, seguimos la marcha tranquilos y cerrados a toda otra percepción, ignorando todo conocimiento sobre la vida majestuosa que nos rodea y nos habita. Y si esa misma vida y realidad contradice nuestras teoría, pues peor para la vida y la realidad, cómo bien decía Hegel: "Si la teoría contradice los hechos, peor para los hechos" tratando de poner en evidencia la ceguera del materialismo positivista.
Y no es que no tengamos señales en nuestra ruta, que a lo largo de la historia nos indican una y otra vez los pasos del despertar, del desenseñarse. Porque señales, "haberlas haylas" es mas, en realidad lo único que hay son señales. De modo que si tan solo pudiéramos dejar un huequecito en ese saco repleto de falsa sabiduría andante, la luz podría iluminar poco a poco nuestra oscuridad y esas señales saltarían a nuestro encuentro deseosas de guiarnos con veracidad... Pero no hay caso.
Hoy que todo el mundo anda loco por enseñar y ser maestro, se me ocurre que lo que nos hace falta es un "desenseñador", alguien que, como lo hacia el personaje de Hinton en sus relatos científicos sobre la cuarta dimensión, nos ayude a desaprender y a erradicar todas esas convenciones que obstaculizan en nosotros el desarrollo de nuestras potencialidades, de toda nuestra ternura y de toda nuestra humanidad. Esa es la función clave y magistral de todo maestro que verdaderamente lo sea, como lo fueron desde Lao Tse a Bakunin, pasando por Diógenes, Sócrates, Spinoza, Schrödinger y Heisemberg. Porque, ¿no es "desenseñar" lo que hace Krishnamurtri cuando dice la imagen que uno tiene de la realidad, es diferente y distinta de la realidad misma o cuando señala que comprender intelectualmente es como decir bananas? ¿Y no es desenseñar lo que propone Lao Tse cuando dice: "Confieso que no hay nada que enseñar... hoy hablo de una manera y mañana de otra, pero el Camino permanece siempre mas allá de las palabras y de la mente. Se simplemente consciente de la unidad de las cosas”?
Hay que poner un desenseñador en nuestras vidas, ¡y estamos de suerte!, porque en cada uno de nosotros mora un desenseñador y aun estamos a tiempo. En realidad, cada instante es todo el tiempo del mundo para retomar el camino del despertar, ya que el tiempo no es nada más que otra de las muchas variables en las que transitamos descarriados y de la que debemos también "desenseñarnos".
Hinton, el creador del termino "desenseñador" ("Unlearning" en el original), narraba que nuestro espacio mental (¿nuestra consciencia, nuestro espíritu?) es hiperespeso, y que nos impedimos atravesar el umbral de la tercera dimensión, y circular por dimensiones superiores, (la cuarta. quinta o enésima dimensión), a fuerza de considerar como verdades absolutas, lo que solo son convenciones limitativas que nosotros mismos hemos construido y damos por sentadas.
En los relatos de Hinton, este personaje, hace que las viejas y limitativas convenciones se desvanezcan liberando a la mente de su cautiverio; pero Hinton no cuenta que dentro de cada uno de nosotros, aguarda paciente un desenseñador, dispuesto a funcionar en cuanto le dejemos realizar su tarea.
A veces le ponemos a las cosas de siempre, palabras nuevas y pensamos que lo nuevo son las cosas y la vida, cuando lo eternamente viejo y nuevo es lo que es; en suma, lo que cualquiera puede escuchar y ver, si no se para a pensar que grupo de fibras y haces nervioso-sensitivos está utilizando, y que grupos celulares van a procesar y a canalizar la percepción en el cerebro, además de cuan cuantificables serán los resultados. Si por un segundo logramos esa vista y esa escucha en la luz, estamos en el camino de vuelta a casa, hemos conectado nuestro propio desenseñador interno.
En cierta ocasión alguien alababa el mérito de Miguel Ángel, capaz de convertir un burdo y tosco pedazo de piedra de mármol en esculturas tan sublimes...¿Cómo lo hace? -le preguntaron al Maestro-. "Yo no hago nada, ni tengo ningún mérito: desbarato la piedra y saco lo que ella lleva dentro". Sin duda, Miguel Ángel, no solo había conectado con su desenseñador interno, sino que él mismo lo era.
Nuestros cuerpos tridimensionales se resisten a la existencia de otras dimensiones, y es justamente esa resistencia lo que esclaviza a nuestro ser a esta tercera dimensión. La cuarta dimensión, la quinta o la enésima, no son dimensiones nuevas, lo único que las hace nuevas, es el hecho de que la ciencia oficial, hoy desde las teorías cuánticas, las abra a la luz de la posibilidad. Pero esas dimensiones son tan eternas como nosotros, y han sido tan transitadas por la humanidad, cómo lo es el metro de Madrid para los madrileños. ¿Es la escucha y la visión cuatridimensional, el fenómeno que denominamos percepción extrasensorial?... Nunca lo averiguaremos desde las convenciones tridimensionales positivistas que damos por sentadas en nuestra consciencia.
Conectemos con nuestro "desenseñador" y salgamos a pasear: "Lo mismo que el mundo puede revelarse como partículas, el camino puede revelarse como seres humanos. Aunque el mundo y las partículas no son la misma cosa, tampoco son algo diferente. Aunque el cuerpo cósmico y tu cuerpo no son la misma cosa, tampoco son algo diferente. Mundos y partículas, cuerpos y seres, tiempo y espacio: son todas expresiones transitorias del camino. Invisible, inaprensible, el camino está más allá de todo intento de análisis y de clasificación. Al mismo tiempo, su verdad está allí donde te dirijas. Si puedes dejarlo partir de tu mente y rodearlo con tu corazón, vivirá dentro de ti para siempre". Lao Tse, autor de estas palabras era un gran desenseñador. Cada uno de nosotros posee dentro de si el suyo. Escuchémoslo.
El arte de desaprender, es un antiguo legado inscrito en los albores de la humanidad, puesto de relieve en los mensajes que todos los grandes pensadores de todas las culturas nos han dirigido hasta hoy. Es un proceso vivencial arduo, cuyo pasaje requiere una experiencia iniciática de vaciado y despojo, de muerte y renacimiento, que interpela lo mas profundo de nosotros e impregna nuestra cotidianidad de un estado de alerta y de vida armónica, desbaratando nuestro acontecer rutinario y acercándonos a un encuentro real de nuestro ser, en un despertar alborozado de comunión con la vida. Todo psicoterapéuta debe, de algún modo, atravesar e instalarse en este pasaje de conexión continua con el "desenseñador" interno. Y toda psicoterapia debiera basarse en este desaprender, si pretende que el individuo se redescubra en su verdadera dimensión inalienable; ya que solo desde ahí será posible el trabajo de conjugación y reconciliación con lo esencial de cada ser humano, consigo mismo, y con la humanidad. El arte de desaprender es un proceso de vaciado, de muerte y renacimiento, que nos lleva a la libertad.
(Uno de los capítulos de mi libro: "Las máscaras del yo o de robot a persona" en su primera edición de 1996)
Carmen Moreno Martín alias Hannah
24 de septiembre de 2010
- Moreno Martín, Carmen
- La miseria de la bipartidocracia | 16-03-10
- Sed buenos, el infierno ha vuelto | 18-03-10
- De la terquedad de los pastores | 19-03-10
- Semana Santa: El gran espectáculo anual del catolicismo; la tortura, la muerte y el perdón de los pecados | 20-03-10
- El Rey del mundo | 21-03-10
- El reino de los avestruces | 23-03-10
- De cómo Di-osito, creó el mundo en seis minutos | 04-04-10
- Los signos del tiempo | 26-04-10
- De la crisis, los mercados, y de la sorprendente realidad que nos aqueja | 03-05-10
- Comedias de la Moncloa o más de lo mismo | 05-05-10
- Esas soluciones capciosas y maliciosas de los partidos | 05-05-10
- Nota breve al líder de la oposición Sr. Rajoy | 07-05-10
- Crónica de una apuesta entre dos mundos, cuento breve | 10-05-10
- ¿Progresamos? | 11-05-10
- ¿Democracia o burlacracia? | 13-05-10
- Carta abierta al Presidente del Gobierno de España, Sr. José Luis Rodríguez Zapatero | 14-05-10
- La autocracia de los mercados | 15-05-10
- Cuando los vencedores siguen venciendo | 16-05-10
- Transtornos psicosomáticos | 18-05-10
- De estados de derecho, justicias y falacias varias | 19-05-10
- De frases y nazis | 21-05-10
- La Noria infernal | 22-05-10
- “Mamadou” | 22-06-10
- Madhí el ilegal. Cuento breve | 28-06-10
- De creencias, certitudes y otras vanalidades | 04-07-10
- Esas pequeñas cosas | 13-07-10
- De golpes y caídas | 21-07-10
- Caminando hacia la igualdad | 01-08-10
- Cuando las palabras nos envuelven como una red | 08-08-10
- ¡Humanidad, humanidad: ¿a qué has aprendido hasta hoy?! | 15-08-10
- Y las focas se dirigieron al Rey de la creación. Cuento breve | 24-08-10
- Guerras, crisis, corrupciones y mentiras | 04-09-10
Comentarios