Carmen Moreno Martín / Artículo de opinión.- En ocasiones nos conducimos con las palabras como si tuviéramos tres años y no hubiéramos alcanzado aún la función simbólica o fuéramos psicóticos y no pudiéramos entenderlas más allá de una literalidad semiológica primaria. Así, hoy se alzan voces que, refiriéndose a la esperanza de un proceso de paz abierto tras el alto el fuego de ETA, se sienten molestos con la palabra “paz” y piden una y otra vez que no se denomine así a este proceso, arguyendo que, como no estamos en guerra, no procede. Dicen que como no estamos en guerra, ya tenemos la paz… ¿Habrase visto necedad más grande? Pero ya se sabe que hay necios muy “ilustrados”.
Ciertamente, no estamos en guerra; lo estuvimos contra Irak porque nos metieron de cabeza y en contra de nuestra voluntad, los delirios megalomaníacos de un pseudodemócrata llamado Aznar y su gobierno, que justamente son los que más palos en la rueda están poniendo a esta esperanza que se nos ha abierto con el alto el fuego de ETA; pero, afortunadamente, un gobierno demócrata nos sacó del lío y nuestras tropas regresaron. De manera que nos salimos del conflicto y no estamos en guerra. Pero ¿Estamos en paz? ¿Podemos decir que simplemente con no estar en guerra, ya se goza de paz? ¿Qué es la paz? ¿Acaso la paz puede definirse simplemente como la ausencia de guerra?
Veamos lo que nos dice el diccionario de la RAE de la palabra “Paz”:
1.- Situación y relación mutua de quienes no están en guerra.
2.- Pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia.
3.- Tratado o convenio que se concuerda entre gobernantes para poner fin a una guerra.
4.- Sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos.
5.- Reconciliación, vuelta a la amistad, a la concordia.
6.- Virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y a las pasiones.
7.- Genio pacífico, sosegado y apacible.
…etcétera.
Rescato una expresión: “Hacer las paces”: reconciliarse, volver a las amistades.
Según esto, sólo dos acepciones definen la palabra paz en contraposición explícita a guerra, la 1 y la 3; ya que la 2 introduce “o turbulencia” y una turbulencia no tiene porque ser propiamente una guerra.
Así que –fuera de situaciones de guerras declaradas y siempre según la RAE- la paz sería un proceso de reconciliación, de volver a la amistad, a la concordia.
Pero veamos que más cosas significa la palabra “Paz” según ha sido entendida por mentes brillantes y nada sospechosas a lo largo de la historia:
Paulo VI: “El desarrollo es un nuevo nombre de la paz.” Según esto, las situaciones de subdesarrollo y de miseria, con todo lo que ello implica, son un obstáculo para la paz, por más que no haya ninguna guerra.
Juan Pablo II: “El amor será fermento de paz cuando la gente sienta las necesidades de los demás como propias y comparta con ellos lo que posee, empezando por los valores del espíritu.” No parece que en esta frase se establezca ninguna condición necesaria de guerra previa para alcanzar la paz, y si parece que la paz se presenta como el camino por el que el amor se realiza.
Pablo VI: “La paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad.” Pues no aparece que una condición esencial sea la de estar “en guerra”.
Juan Pablo II: “Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad.” Bueno, aquí, Juan Pablo II dice explícitamente que la paz no es simplemente la ausencia de guerra, es más, puede que no haya “guerra” y sin embargo tampoco estemos en paz.
Y, finalmente, extraído de la encíclica de Juan XXIII “Pacem in terris”: “…la verdad será fundamento de la paz cuando cada individuo tome conciencia rectamente, más que de los propios derechos, también de los propios deberes con los otros. La justicia edificará la paz cuando cada uno respete concretamente los derechos ajenos y se esfuerce por cumplir plenamente los mismos deberes con los demás. El amor será fermento de paz, cuando la gente sienta las necesidades de los otros como propias y comparta con ellos lo que posee, empezando por los valores del espíritu. Finalmente, la libertad alimentará la paz y la hará fructificar cuando, en la elección de los medios para alcanzarla, los individuos se guíen por la razón y asuman con valentía la responsabilidad de las propias acciones…”
Bien, no es que me haya “convertido” o me haya vuelto “pía” de golpe; no, no es eso; podría citar una multitud de citas de otras fuentes librepensadoras y laicas que han aportado su pensamiento a desentrañar las condiciones de la paz. Pero prefiero citar estas porque creo que con estas citas de Papas –personas cuyos pensamientos deben tener toda credibilidad para la derecha española- será suficiente para demostrar y aseverar –desde sus creencias- que la paz es mucho más que la ausencia de guerras y conflictos; que la paz es el camino de la conciliación, del perdón, de la justicia, de la libertad, de la equidad, y en suma de la reconciliación. Y francamente, no creo que sea necesario que el estado español, ETA o ambos recíproca y mutuamente se declaren la guerra para que se abra un esperanzador proceso de paz. Y si pienso que habría que medir mejor lo que se dice y haber acogido mejor a ese alto el fuego, sí, con mayor seriedad y rigor ya que nos abrió la puerta de la esperanza y de la paz para todos los españoles y, fundamentalmente, para los españoles del país vasco, que son quienes más sufren la ausencia de paz, pero lamentablemente, tanto la ETA como interesados en que la mortecina y criminal cizaña siga no se sabe con qué oscuros fines, y me refiero a personas como Mayor Oreja, por ejemplo, cejaron de raíz toda esperanza, la ETA como suele hacer siempre, con bombas y sangre; y los de la estirpe de Mayor Oreja, también como saben siempre hacer, con mentiras y odio.
Entiendo que a esa ultraderecha nacional católica franquista ella, le sea muy difícil aceptar que una de las partes que hay que revisar en ese proceso sean los crímenes cometidos por el franquismo y las torturas que se siguieron -y aún hoy se siguen- dando durante la transición hacia la democracia. Un proceso democrático que aún no está terminado de construir pues siguen faltando muchas cosas, entre ellas, una condena abierta y clara del dictador Franco y los suyos, así como de su dictadura, junto a un reconocimiento de estas víctimas; las víctimas producidas por el genocidio de los “vencedores golpistas” que llevaron a cabo, no únicamente durante la guerra civil, como se quiere hacer creer, sino durante más de cuarenta años. Y no es imputando de prevaricación a los jueces, concretamente al juez Garzón que quiso ocuparse de ello como eso se hará posible, sino posibilitando que el proceso de condena al franquismo y castigo de sus crímenes se haga realidad. Evidentemente que a la derecha nacional-católica, burguesa y franquista actual, a la que pertenecen Aznar y los suyos, esto le ha tenido que sentar a cuerno quemado y se defienden de ello como gatos panza arriba, incluso haciendo caer a quienes osan desentrañar tan sucios y criminales asuntos, ya sean jueces o lo que sean… Pero la paz y la reconciliación tienen esas cosas: no se alcanzan sin memoria y sin reconocimiento.
A mí, que quieren que les diga, eso de poner palos en la rueda a la paz –sí, a la paz- se me antoja como de muy mala baba; claro que a esa mala baba que se le pone a la ultraderecha cuando las cosas se le tuercen y sus argumentos se resquebrajan, ya estamos acostumbrados a sufrirla, la hemos padecido muchas veces; no obstante, sería deseable –ya que nos va en ello una convivencia pacífica, democrática y en libertad para todos- que los señores Mayor Oreja, Cospedal, Rajoy y compañía de hoy. al igual que los señores Aznar, Acebes y Zaplana de ayer, se lo pensaran cuatro veces o más antes de abrir la boca y que Rajoy supiera tener a su personal calladito en el tema terrorismo a no ser que tenga pruebas irrefutables de que realmente el Gobierno vuelve a realizar negociaciones con la banda, negociaciones que, por otro lado, tendrán que emprenderse si se quiere realmente alcanzar la paz, pero bueno, de momento bocas cerradas que no entran moscas.
Otro tanto puedo decir del tema “crisis y medidas anticrisis” en el que la oposición actúa como el perro del hortelano, sin comer ni dejar comer, agarrado al no a todo para ganar votos, mientras el país sufre las consecuencias, aún cuando el Gobierno toma medidas ultraliberales que son las mismas que tomaría el PP, y el Gobierno actúa como un rey absolutista cualquiera y sin contar ni con Dios ni con el Diablo se saca de la manga arbitrariamente y de manera arbitraria y urgente unas medidas draconianas inadmisibles.
Y que, por favor, cuando hablen unos y otros, tanto el PP, como el PSOE, como los demás partidos, dejen de hacerlo como portavoces de “todos los españoles” porque en justicia y en verdad, sólo pueden hablar como portavoces de quienes les hayan dado su confianza a través del voto, que ni siquiera; y seguimos siendo muchos millones más, los que no nos sentimos identificados ni representados por ninguno de ellos, que vean la abstención y los votos en blanco, en vez de desdeñarlo como hacen y verán que el 40% de los votantes –hasta que las urnas no demuestren lo contrario- no nos sentimos nada identificados con ellos y para nada les hemos entregado ni nuestra voz ni nuestro voto, ni en los casos del terrorismo, del estatuto catalán y de la crisis, ni en ninguna otra cosa.
Y, miren ustedes, señores políticos: crezcan un poco, sobre todo en humanidad, que ya es tiempo; y dejen de hacerse líos con las palabras cómo si éstas fueran una enmarañada red. Accedan a la función simbólica, que ya son mayorcitos y tienen edad para haber alcanzado el pensamiento abstracto, y abran sus corazones a la paz, la paz social, a la paz global y a todo lo que la paz en general conlleva. Por una vez, traten de ser democráticos y sobre todo humanos. Seguro que sus votantes se lo agradecerán, y en esto, estoy segura de que si puedo decir que “todos los españoles” que deseamos, ansiamos la paz y unificamos esfuerzos para lograrla, también se lo agradeceremos.
Carmen Moreno Martín alias Hannah
08 de agosto de 2010
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