Francisco González Tejera * / Artículo de opinión.- Se me ha quedado grabada en la mente la imagen de seis indígenas sobrevivientes de una masacre, orquestada por multinacionales y otras mafias del capitalismo, que arrasaron su selva, enterraron sus humildes viviendas y asesinaron al resto de la comunidad. El pueblo Akuntsu de Brasil ha desaparecido, solo quedaban en ese documental un anciano con una grave enfermedad, un niño y varias mujeres jóvenes. Sus ojos miraban la cámara con infinita curiosidad, con un halo de tristeza y desesperación de ver como su mágico mundo fue arrasado por terratenientes respaldados por el corrupto gobierno de Brasil.
Los Akuntsu tienen su propia lengua, un idioma ininteligible incluso para otros pueblos amazónicos cercanos, un legado que inevitablemente va a desaparecer, extinguiéndose un trocito fundamental de la cultura universal. Estos supervivientes, que ahora son cinco por la muerte reciente del anciano, viven en un pedazo de selva casi sin poder moverse, acompañados de los restos de una inmensa riqueza vegetal, de unos pocos animales asustados, aferrados a los árboles y rodeados de enormes excavadoras, de hombres armados que vigilan que nadie altere el desorden y la expoliación del pulmón de la Madre Tierra. Estos asesinos esperan que muera el último indígena para comerse lo poco que queda de la foresta.
La situación de los Akuntsu es un claro ejemplo de la enorme depredación del sistema capitalista, un botón de muestra del terrible daño que le hacen al planeta estos mercachifles. Cuatro ricachones untados de cocaína que manejan el cotarro mundial, respaldados por una banca mafiosa y los gobiernos de las “pseudo democracias occidentales”, que presumen de sociedad del bienestar recortando la calidad de vida de la clase trabajadora, haciendo que paguen sus desmanes siempre los más débiles, mientras siguen matando de hambre y sed a millones de seres humanos en todo el planeta.
Cada niñ@ que muere de hambre está siendo asesinado por los que defienden este asqueroso sistema, los jerarcas de unas democracias corruptas creadas para beneficio de bancos y corporaciones, capaces de falsear todo tipo de datos, de promover atentados terroristas como los de las Torres Gemelas, Madrid, Londres y un largo etcétera de manipulaciones y conspiraciones construidas para generar terror y miedo en la población mundial, para criminalizar a los que piensan o pensamos de otra forma y no compartimos este holocausto planetario.
Estos siniestros personajes crean enfermedades o se las inventan con la colaboración de los medios de desinformación, como el montaje surrealista de la Gripe A, para llenar sus arcas compinchados con todos los gobiernos que compraron religiosamente las vacunas. Millones de euros regalados a las farmacéuticas propiedad de criminales de guerra como Donald Rumsfeld, la familia Bush y otros clanes de la Cosa Nostra.
Los Akuntsu mientras nos miran desolados entre los restos del naufragio de su universo, no se creen que los hombres blancos hayan hecho algo tan terrible como despojarlos de sus tierras ancestrales, donde ahora los espíritus de sus antepasados no tendrán donde ir, vagarán solos entre selvas taladas y ríos desecados. Este pueblo es uno de los símbolos de la lucha por un mundo mejor posible. No podrán con toda la gente que luchamos simplemente por amor, no nos vencerán porque nuestra causa es invencible. Vendrán seguramente malos tiempos de masacres y calumnias, pero la naturaleza acabará imponiéndose, la fuerza del amor es más fuerte que el dinero y la soberbia. Si no tiempo al tiempo.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com/2010/06/los-akuntsu-y-la-pachamama.html
Francisco González Tejera
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