Francisco León* / Artículos de opinión.- Pan y circo —lo repito una vez más— era cuanto el poder corrupto de Roma, estaba dispuesta a entregar a la chusma ignara y sedienta de las calles. Los entretenimientos vulgares de ayer, el circo y sus destripamientos, son las romerías tradicionalistas de hoy, no menos vulgares y no menos dirigidas por control remoto desde las alcaldías nacionalistas. El efecto buscado antes y ahora es el mismo: descerebrarnos, fundirnos las ideas, rendirnos como esclavos. Desde los despachos limpísimos de San Francisco, los políticos de Icod nos engordan como a cerdos y cerdas a base de piensos populistas en Plaza pública hasta que en nuestros cerebros no cabe ni una idea rebelde, sino una parranda de neuronas atolondradas que flotan en la ataraxia de las cinco de la mañana.
Hace ya años —cuando me tocó a mí pregonar las fastidiosas Fiestas de San Marcos— vaticiné que, un día, en Canarias, si nuestros políticos pseudo-nacionalistas seguían desalojando la Cultura del Conocimiento (la cultura literaria es sólo una parte de ella) en beneficio de una creciente y monstruosa falsa cultura folclórica tradicionalista artificial (revitalizada a golpe de talonario y bajo la implantación de una “fiesta continua”), llegaría el momento en que las formas de expresión culturales serias, minoritarias y divergentes acabarían siendo asfixiadas metódicamente como en un holocausto salvaje.
En Icod, esto ha sucedido ya. Revistas literarias como Vulcane, que llegó a sacar a la luz unos 12 números; o Can Mayor, el boletín de la Casa-Museo Emeterio Gutiérrez Albelo; o la colección de plaquettes Aula de Arte y Conocimiento, de la Biblioteca Pública, o la revista Ycoden, dedicada a la historia y la antropología han desaparecido por completo asesinadas por inanición y silenciadas por la falta absoluta de sensibilidad que estos políticos han demostrado hacia un conocimiento crítico que vaya más allá de un bombo, una bandurria, una bosta de vaca y cincuenta individuos disfrazados de canarios de raza pura.
Mientras la juerga perpetua de la ignorancia y la autosatisfacción instalada en Icod desde hace años infecta las mentes de nuestros hombres y nuestros jóvenes, ellos, los aristócratas de la clase política local continúan sus confabulaciones porque saben que los odres del populacho están ahítos de alcohol, de carne de cochino y músicas sicalípticas. El ardoroso ¡Vivan nuestras tradiciones! es la insignia de quienes dominan las más groseras y repulsivas técnicas de la política populista amparándose en la falsa idea de que todo es cultura.
Pero ¿por qué nuestro Ayuntamiento se deshace en cagaleras peseteras cuando un grupo de archipencos juerguistas reclama una parranda aquí, un escenario allá, una virgen de escayola más arriba, un equipo de sonido para tal, un programa de fiesta para lo otro…? Porque una de las reglas del populismo político que practican nuestros munícipes dice que la voluntad saciada de la morralla, por muy morralla que sea, se transforma en votos. Más votos cuanta más morralla. Y como además la democracia patética que nos hemos dado, dictamina que lo mismo vale el voto de un rumiante que el de un cultivador, pues asunto zanjado y negocio a la vista.
“Mira, intelectualillo, esto es lo que quiere la gente” —me dijo una vez un político local mientras contemplábamos una romería multitudinaria— “y no otra cosa es lo que les vamos a dar”.
Todo esto, querido lector, para que sepas que, estos días, mientras posiblemente te solazabas gritando isas y folías como un jabalí disfrazado de mago por esas calles de Icod, satisfecho de que nuestra “cuRtura” fuera tan fantástica, a un humilde y trabajador de la otra “cultura”, un incipiente Cronista Oficial, aprendiz de historiador, hombre ilusionado con el conocimiento y al que su padre le puso por nombre José Fernando Díaz Medina, poco menos que tus generosos y sensibles ediles icodenses lo han mandado a cagar de alto, a él y su libro.
Vamos a decirlo bien claro. José Fernando Díaz Medina, Cronista Oficial de Icod, ha visto rechazada la ayuda a la publicación de su libro Icod a través de la prensa de los años 30 (1936-1939) prometida por el Ayuntamiento de Icod, que había adquirido un compromiso verbal (es decir, de honor) con el autor. Pero ahora el Consistorio ha decidido no correr con los gastos de publicación de este estudio que, sin duda, es ya una herramienta fantástica para quienes deseen abrevar en sus aguas, formarse y tomar datos para futuras investigaciones.
Que no hay dinero, le han dicho los patricios de la política. Lo que no hay, señores míos, es ni honor, ni vergüenza. Otra vez la misma matraca aburrida que, además, ya no se la cree nadie. De qué pasta especial tendrán hecha la cara estos políticos que a final de mes se embolsan cuatro veces más de lo que gana un pobre diablo, mientras le niegan la sal cotidiana a la cultura de su pueblo. Al alcalde Diego Afonso, una vez más, no se le ha arrugado el traje de marca cuando le espetó la noticia al investigador. Le habrá dicho algo así como… ¡Fernandito, ahí está la puerta, carretera y manta!
No pretendo saber cuánto peculio público han gastado nuestros jefazos intocables para, otra vez más, llenarle a la pópuli las seseras de pajaritos fritos con tanta fiesta continua icodera. Ni pretendo decirles a ustedes lo poco que cuesta publicar mil ejemplares de un libro como este, fundamental para conocer nuestra historia y nuestras miserias. Pero sí pretendo decirles algo a todos, a bandurristas, folclóricos, conniventes y políticos, unas palabras sabias que una vez escribió un poeta cubano cuando le dijeron que su revista, la grandiosa Orígenes, una de las revistas más importantes de la poesía hispánica, no iba a poder ver nunca más la luz pública: “Ustedes —dijo José Lezama Lima— están incapacitados vitalmente para admirar. Ustedes representan el nihil admirari”. He dicho.
Francisco León
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* Canarias 1970, ha publicado los siguientes libros «Cartografía» (Calima, 1999), «Tiempo entero» (Calima, 2002), «Ocho pajazzadas para Salomé» (CM de MC, 1999), «Ábaco» (Artemisa, 2005), «Terraria» (La Garúa, 2006), libro de prosas con el que obtuvo el I Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere, y «Dos mundos» (Signos, Huerga y Fierro, 2007). Su novela «Carta para una señorita griega» ha sido recientemente publicada por la editorial Artemisa Ediciones. Fue editor literario de las antologías de poesía «La otra joven poesía española» (Igitur, 2003) y «El sueño de las islas» (Ediciones Idea, 2003). Su obra ha sido incluida en antologías como «Poesía pasión. Doce jóvenes poetas españoles» (2004) y «Campo abierto. Antología del poema en prosa 1990-2005» (DVD, 2005). Sitios web: El ábaco y los días y Espacio de Arte Jun.
me parece demagógico y sesgado. está claro que quien vive de la cultura y las publicaciones lo que quiere es eso, pero yo cuando salgo del curro, cansado y asqueado, quiero echarme una copita de vino y unos bailes, por qué no... también tenemos derecho, y nadie nos "engorda como cerdos con piensos populistas", EL PUEBLO NO ES TONTO, ya estamos cansado de que nos traten como títeres en manos de unos políticos...
Estos intelectuales con cuatro palabras raras se creen con derecho a juzgar ya no sólo a los políticos sino también al pueblo y a la gente de la calle. Venga ya, hombre.
Publicado por: un vecino cansado | 05/05/2010 en 02:45 p.m.
Que gusto leer estas palabras!!...la cultura esta por encima del dinero, y es admirable que con palabras valientes se puede desprestigiar o desenmascarar a contructores irresponsables y egoistas disfrazados de politicos!....Los paises del sur de europa son mas corruptos e incultos!!...gracias a estos articulos, se podra reeducar mas actitudes falsas electorales rodeadas con los colores blanco, azul y amarrillo..
Publicado por: Jonas | 02/05/2010 en 12:38 a.m.