Nacidos hace no más de cuarenta años como territorios o Estados de escasa o nula tributación, los paraísos fiscales eran utilizados por dueños de grandes fortunas para poner a salvo su patrimonio sin tener que dar demasiadas explicaciones ni pagar por ellas grandes impuestos.
A través de cuentas numeradas sin nombre de su titular, el objetivo principal era hacer invisible a los ojos de las autoridades esos cuantiosos fondos.
Hoy, en cambio, los más de once billones de dólares que, se estima, se canalizan a través de estos centros financieros irregulares, están controlados principalmente por las mayores empresas multinacionales de los países industrializados...
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