Salvador López Arnal * / Artículo de opinión.- Sobre la edición de Los ejércitos secretos de la OTAN de Daniele Ganser. Grecia y los ejércitos stay behind. Lo explica así Daniele Ganser en la cronología de las páginas 341-344 de Los ejércitos secretos de la OTAN: “1967. En Grecia, el ejército stay-behind Fuerzas de Asalto Helénicas toma el control del Ministerio de Defensa griego y comienza el golpe de Estado, instaurando una dictadura derechista”.
Con algo más de detalle.
Fue en la noche del 20 al 21 de abril de 1967, un mes antes de las elecciones. Las encuestas, las de la CIA no excluidas, apuntaba una amplia victoria de las fuerzas de centro-izquierda agrupadas en la Unión del Centro. George y Andreas Papandreou eran líderes de la coalición.
El ejército secreto, las Fuerzas de Asalto Helénicas, fue la fuerza iniciadora del golpe, un golpe basado en el plan Prometeo elaborado por la OTAN para ponerse en “pie de guerra” en caso de “una insurgencia comunista.”
No era el caso, pero era igual. El plan fascista, griego-usamericano, era claro e inequívoco. En caso de encontrar oposición debía “aplastar, sin vacilación, cualquier probable resistencia enemiga”.
Alrededor de la medianoche del 20 de abril de 1967, las Fuerzas de Asalto Helénicas tomaron el control del Ministerio de Defensa griego. Es verdad aunque produzca hilaridad: por admiración hacia la política interior y defensa de los Estados Unidos el edificio había sido rebautizado como el “Pentágono”. Las fuerzas pentagonales griegas, allí presentes, apenas ofrecieron resistencia. Bajo el mando del teniente coronel paracaidista Costas Aslanides el edificio fue tomado sin apenas dificultades.
Después de que los líderes fascistas del golpe tuviesen controlado el Pentágono, comenzó la segunda fase del plan. Tanques con focos desfilaron por la capital bajo el mando del general brigadier Sylianos Pattakos. Rodearon el Parlamento, el palacio real, los centros de radio y telecomunicaciones. Pattakos, el dato es altamente significativo, dirigió su columna hacia la ciudad por la misma ruta que había utilizado el Ejército alemán cuando conquistó Atenas en abril de 1941. De vez en cuando, los tanques detenían su marcha. Los oficiales buscaban signos de oposición. No existieron, Atenas estaba durmiendo. Si hubiera estado despierta, hubieran aplastado cualquier signo de rebeldía. Sin vacilación. Era un postulado básico de la intervención..
El entonces septuagenario George Papandreu estaba dormido en su villa en Kastri, en las afueras de la capital griega. Hombres armados “llamaron” a su puerta; Papandreu fue arrestado y trasladado en uno de los vehículos militares que habían rodeado la casa.
Casi al mismo tiempo, ocho hombres irrumpieron en la casa de su hijo, Andreas Papandreu, siete con bayonetas, uno con ametralladora. Andreas pudo escapar al techo de su vivienda. Pero un soldado encontró a su hijo de catorce años, el actual mandatario griego, y, apuntando a la cabeza del joven con un arma forzó a Papandreou a rendirse.
En apenas cinco horas, unas diez mil personas fueron arrestadas por escuadrones militares y fueron llevados a lo que llamaron “centros de recepción”.
Yannis Ladas, un coronel de 47 años que era el director de la policía militar griega, un año después, se enorgullecía en una entrevista de la precisión y velocidad con la que se había implementado el plan otánico: “En veinte minutos cada político, cada hombre y anarquista que estaba en las listas pudo ser rodeado... era un plan verdaderamente simple y diabólico”. “Cada hombre y anarquista”,”plan verdaderamente diabólico”, “simple”. Tal como eran, tal como son
La ciudadanía griega despertó por la mañana y se encontró con que sus teléfonos no funcionaban. Pronto supieron que el ejército de su país había tomado el control. A las seis de la mañana del 21 de abril de 1967, otro coronel, George Papadopoulos, declaró a través de los medios de comunicación que habían tomado el poder –vale la pena retener la frase- “para proteger la democracia, la libertad y la felicidad”. ¿Les suena?
Once artículos de la Constitución fueron suspendidos. La ciudadanía podía ahora ser arrestada en el acto, y sin ninguna garantía, para ser llevada ante tribunales militares. Las manifestaciones y huelgas quedaron prohibidas y las cuentas bancarias, algunas de ellas, se congelaron.
Algunos datos del dictador griego. El coronel George Papadopoulos había trabajado como oficial de enlace del KYP, de las Fuerzas de Asalto Helénicas, con la CIA ya desde 1952 y dentro del KYP era conocido como el hombre de confianza del Jefe del Centro de la CIA, Maury.
Según parece, es posible que lo suyo sea puro teatro, no todos los funcionarios de los EEUU estuvieron de acuerdo con los brutales procedimientos de la CIA. El senador norteamericano Lee Metcalf, días después del golpe, criticó duramente a la administración Johnson cuando en el Capitolio denunció a la Junta Griega como “un régimen militar de colaboracionistas y simpatizantes nazis... [que están] recibiendo ayuda americana”. Phillips Talbot, el embajador norteamericano en Atenas, se quejó ante Maury una semana después de la brutal toma de poder. El golpe, comentó, representaba “una violación de la democracia”. La respuesta del responsable de la CIA no tiene desperdicio: “¿Cómo puedes violar a una puta?”. Un lenguaje a la altura de sus circunstancias y finalidades.
La implicación directa de las Fuerzas de Asalto Helénicas ha hecho que el golpe militar griego haya sido etiquetado como “un golpe de Gladio”. Sólo en otro país, en Turquía, los ejércitos secretos anticomunistas se implicaron también en un golpe de Estado.
Recuérdese que en Italia, la red Gladio llevó a cabo un “golpe silencioso” en junio de 1964: el general de confianza de la CIA, De Lorenzo, entró durante la operación Piano Solo en Roma, con tanques, carros armados, jeeps y lanzagranadas. Las fuerzas de la OTAN orquestaron una gran maniobra militar en el área que llevó a dirigentes socialistas a abandonar sus puestos ministeriales. Sin quejas, sin explicaciones.
Ganser recuerda que el historiador norteamericano Bernard Cook ha señalado, correctamente en su opinión, que “El Plan Piano Solo se parece al Plan Prometeo posterior utilizado por el coronel George Papadopoulos en 1967 para imponer un gobierno militar en Grecia. Con su intento de desestabilizar Italia para evitar el avance de la izquierda, el plan no era más que ‘una copia en carbón de Gladio’
El Gladio griego, las Fuerzas de Asalto Helénicas, en la vanguardia de la contrarrevolución. El Imperio, la CIA, moviendo sus turbulentos hijos. Gran parte del Ejército griego al servicio de los grandes poderes griegos e internacionales. Todos a una. Las mismas finalidades poliéticas de siempre con fuerte componente anticomunista.
Once años de dura dictadura militar. Tras las movilizaciones estudiantiles y ciudadanas de 1973, la dictadura de los coroneles pensó que la mejor forma de salir de la crisis era mediante una rápida victoria militar. Fijaron su mirada en Chipre y deciden llevar a cabo la Enosis, unión de Chipre con Grecia. En Chipre existía también una importante minoría turca que suponía aproximadamente el 15% de la población.
La Junta Militar cayó finalmente el día 24 de julio de 1974. La invasión había comenzado cuatro días antes, el 20 de julio. El gobierno griego había impulsado en Chipre el 15 de julio de 1974 un golpe de Estado contra el gobierno de Makarios III con la intención de que Nikos Sampson, partidario de la Enosis, se hiciera con el poder y proclamara la unión de la isla a Grecia. Nada más producirse el golpe de Estado tropas turcas invadieron el norte de Chipre, produciéndose la división de la isla. La Junta cayó
El mismo día llegó a Atenas Constantinos Caramanlis en un avión del gobierno francés. El futuro presidente griego era amigo íntimo del entonces presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, y tan derechista como él.
Eso sí, los golpistas más tarde fueron juzgados y condenados. No ha ocurrido así en otros países.
Salvador López Arnal
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* Profesor-tutor de Matemáticas en la UNED y enseñante de informática de ciclos formativos en el IES Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Colabora normalmente en la revista "El Viejo Topo" y es coguionista y coeditor, junto con Joan Benach y Xavier Juncosa, de "Integral Sacristán" (El Viejo Topo, Barcelona, en prensa).
Canarias Insurgente ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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