Francisco González Tejera * / Artículo de opinión.- El panorama socioeconómico de las Islas Canarias es totalmente desolador, las cifras de paro siguen aumentando y la problemática social se extiende por los sectores más desfavorecidos. Vivimos momentos dramáticos y aquí nadie parece tomar medidas, se sigue despilfarrando dinero público y los políticos siguen embolsándose auténticos sueldazos.
Los escándalos de corrupción están a la orden del día y el robo es generalizado en gran parte de la administración. Políticos mafiosos respaldados por empresarios corruptos se chupan gran parte del erario público y solo salen a la luz algunos casos, pero la mayoría siguen tapados por unos y otros, donde solo se intuye la punta del iceberg de una trama corrupta generalizada en sectores de la administración canaria.
La crisis no existe para esta pandilla de ladrones, siguen enriqueciéndose ellos y su clan familiar, mientras se toman las copas en los casinos y negocian el próximo pelotazo, el inminente delito fiscal, la inmediata descatalogación, la recalificación de suelo rustico o protegido para beneficio del que les paga las elecciones a cambio de prebendas. Como bien decía el gran poeta Lezcano, “nos les queda ni rubor para tener vergüenza”, mientras te los ves sonriendo y saliendo esposados de cualquier juzgado, acompañados de sus seguidores, orgullosos de haber robado el dinero de todos.
Lo más grave de esta situación es que no se toman medidas radicales contra estos delincuentes enchaquetados, por lo que acceder a la administración pública ya supone tener privilegios sobre el resto de los ciudadanos, ganar pastones por no hacer nada, por figurar con sus móviles caros y sus trajecitos de Armani envueltos en la erótica del poder más pestilente. Capacitados para engañar a la ciudadanía y presentarse de nuevo a las elecciones y salir elegidos, para seguir delinquiendo con el beneplácito de una democracia enferma que ya ha superado todos los limites de degradación neoliberal.
El capitalismo salvaje tiene esto y sus seguidores solo son democráticos cuando pueden vivir del cuento, cuando pueden robar y esquilmar los recursos de los empobrecidos de la Tierra. En Canarias no somos una excepción y ya estas islas se han convertido en la nueva Sicilia, con una “Cosa Nostra” incrustada en los ayuntamientos, cabildos y gobierno autonómico, que dificulta una verdadera gestión política por y para el pueblo, que desencanta a los gestores que pretenden ser honrados y coherentes con sus principios .
Solo algunos pocos escapan de la quema, pero de alguna forma son cómplices porque saben lo que está pasando, saben quien roba, quien prevarica, quien comete delito de cohecho y presuntamente se callan. Un silencio que denota conformismo, que está destruyendo el proceso democrático para convertirlo en una dictadura del capital, siempre en manos de los más espabilados, de los ladrones de guante blanco expertos en mentir a la opinión pública, a la gente que les vota para que sigan robando, incluso como en algunos lugares de Canarias, donde se llega a decir el “prefiero ladrón conocido que ladrón nuevo por conocer”.
A todo esto debemos añadirle el ingrediente de la política neoliberal salvaje del gobierno central, donde ya se anuncian nuevos recortes sociales a los trabajadores, ante la que se avecina después de lo de Grecia, donde todos los indicadores ponen a España en el punto de mira de una grave crisis. Este leñazo económico que parece inminente puede ser el principio de una sublevación popular, una verdadera revolución, que regenere y desaloje del poder a tanto mafioso amasador de fortunas millonarias, los mismos que han llevado a Grecia a la bancarrota roban en Canarias y en otras entidades del estado, especuladores con distinto collar, saqueadores de recursos públicos, secuestradores de sueños y esperanzas por un mundo mejor.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com/2010/05/corrupcion-democratica.html
Francisco González Tejera
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