Salvador López Arnal / Artículo de opinión.- Durante años, ignoro la situación actual, un capítulo extenso de la filosofía impartida en secundaria estaba dedicado a la instrucción en lógica, metodología y teoría de la argumentación. A no ser que se tuviera -o sufriera- fuerte adicción por las conectivas lógicas, los cuantificadores universales y existenciales, las reglas de deducción natural y las variables predicativas, esbozar un mapa sucinto de la argumentación informal era tarea no sólo conveniente sino necesaria. En este apartado, y por contraposición, dar cuenta de las falacias y de sus múltiples tentáculos y variedades no sólo era una tarea imprescindible sino incluso divertida y con éxito casi garantizado entre el estudiantado.
Lo difícil en ocasiones era buscar ejemplos interesantes. Los tradicionales estaban muy gastados. “Todas las sopranos son maravillosas. Teresa Berganza es maravillosa. Luego, Teresa Berganza es soprano”. “Si llueve las calles, se mojan. Es así, que las calles están mojadas. Por consiguiente, ha llovido”, repetíamos una y otra vez hasta que una alumna avezada nos informaba que ella acababa de regresar de una manifestación, que las calles estaban mojadas por la intervención policial, no por la lluvia, y que ésta era tal vez una maravilla en Sevilla, pero no era frecuente en nuestra ciudad, y que, desde luego, Berganza era una cantante maravillosa pero que su Zerlina del Don Giovanni se movía en el registro de las mezzos, no de las sopranos, y que un profe no debía ignorar cosas tan elementales.
Hubiéramos necesitado a Isaac Rosa en aquellos momentos para abonar y ampliar el capítulo de ejemplos. Día sí, otro también, nos regala reflexiones y frases que pasarán destacadas a la historia universal del disparate y de los argumentos falaces, las segundas, y al capítulo de la agudeza critica las primeras. La última que nos ha regalado es de propiedad exclusiva del Ministro de Industria [1]. Dice así: “Los planes de pensiones no deben ser tan malos cuando todos los gobiernos los han bonificado fiscalmente de forma generosa”.
Intento una reconstrucción escolar de la, digamos, argumentación ministerial: 1. Todos las actuaciones gubernamentales que conllevan bonificaciones fiscales generosas son buenas (o no son malas). 2. Los planes privados de pensiones llevan anexos importantes bonificaciones fiscales. 3. Por consiguiente, los planes privados de pensiones son buenos. Y a otro cosa, que ya he cumplido por ahora con el papel que me ha sido otorgado en la publicidad gubernamental sobre la privaticidad y las pensiones de jubilación.
Dejemos por un momento lo de “todos los gobiernos”, sujeto que lleva implícito qué mundo tiene en la cabeza nuestro Ministro industrial-financiero. Pasemos por alto los aléficos inconvenientes financieros no citados por el señor ministro: gastos de mantenimiento, rentabilidades negativas, inflación y valor real, quiebras bancarias, inversiones fraudulentas de los fondos, ejemplos de otros países: Chile, especulaciones financiero-bancarias. ¿Vale el argumento? No vale, no hay por donde cogerlo… O tal vez sí, tal vez haya un nudo que permita estirar de él.
Demos otros ejemplos de actuaciones gubernamentales fiscalmente generosas: adquisición privada de vivienda mediante hipotecas que hipotecan durante dos o tres décadas a la ciudadanía asalariada y llenan las arcas del capital financiero; herencias recibidas, y de importes menores, con tanta generosidad fiscal que su contribución es prácticamente nula; fundaciones ad hoc, alejadas de cualquier idea consistente de cultura, fiscalmente regadas; mecanismos de privilegios insultantes y de sofisticadas estrategias contables llamados SICAV; la regresividad fiscal acelerada. Y así siguiendo. Todas ellas, y son meramente un ejemplo poco dotado, son actuaciones políticas gubernamentales, no leyes naturales como la de la gravitación universal o el teorema de la descomposición única factorial, con netos beneficios fiscales, en algunos casos meramente aparentes mirados desde el lazo plazo, para la ciudadanía implicada. ¿Hay alguna bondad cívica en ellas? ¿Qué concepto de bondad maneja nuestro Ministro de Industria? ¿Bueno es, por definición, lo que se convierte en energía para el sistema y permite el incremento empresarial de resultados?
Miguel Sebastián no es ningún iluso y no suele ni debe cometer errores argumentativos. Generar, tras el apunte que le habrá hecho llegar algún asesor, un pseudoargumento de estas características no es sólo mostrar la cara falaz y poco ilustrada de un político profesional sin apenas gotas de resistencia jacobina, cada vez más influyente en la política gubernamental sino, si me permite el exabrupto, insultar la inteligencia de la ciudadanía, hacer pedagogía política reaccionaria y privatista, intervenir directamente (esta vez sí) en el ámbito de las decisiones ciudadanas atemorizando con el espantajo de un futuro abierto, incierto y en ruinas y seguir al dictado los poderosos intereses del capital financiero, ámbito en el cual el señor ministro se encontraba y se encuentra como pez en agua cristalina. En su propia salsa.
Curiosamente, y casi al mismo tiempo, el ministro pronuclear Miguel Sebastián, este ministro industrial del gobierno del Reino de España que construye argumentos tan singulares, apenas abre la boca para informar a la ciudadanía sobre los inconvenientes de las nuevas bombillas. Estas bombillas de bajo consumo contiene 5 miligramos de mercurio; se presiona a los fabricantes para que la cantidad se reduzca a menos de la mitad. El mercurio metal, transformado en orgánico (metilmercurio), perjudica gravemente a la salud humana [2], y no sólo humana., y nada se ha planificado hasta el momento, nada cuanto menos se ha dicho al respecto, para almacenar, cuidar y controlar los millones de bombillas que dentro de unos cuantos años constituirán residuos no inocuos, una prueba más, por si fuera necesario, de esta alocada civilización empujada por un motor de explosión con dos tiempos: “toma el dinero y corre veloz” y “después de mi, el diluvio químico-atómico”.
PS: La familia Corrie ha pedido a las gentes, a las buenas gentes de todo el mundo que les acompañe el 16 de marzo de 2010, en el aniversario de la muerte-asesinato de Rachel Corrie, en busca de verdad, responsabilidad y justicia. En esa búsqueda estamos, en esa búsqueda vivimos. ¡Rachel: nosotros no olvidamos!
Notas:
[1] Isaac Rosa, “Corro a hacerme un plan”. Público, 11 de marzo de 2010, p. 8.
[2] Entrevista a Eduard Rodríguez Farré. Pendiente de publicación.
Canarias Insurgente ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes. http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/
Salvador López Arnal
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