Triste papel de "la justicia" / Foro contra la Incineración Tenerife.- Diga lo que diga Evaristo González González, que fuera o es todavía juez de Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Güímar, lo cierto es que el paso del tiempo sólo viene a confirmar que acaso el papel de "la justicia" en el caso de las torres podridas de Unelco, que cayeron como palillos al paso de la cola de la tormenta Delta, quizás sólo haya contribuido a agravar una situación que ya en el año 2005 era lo suficientemente preocupante. Y es por eso que termine como termine ese asunto, por el que se nos condenó en costas en un procedimiento en el que ni siquiera estábamos personados y al que nunca se nos citó, lo cierto es que siempre se quedará uno con la satisfacción del deber ciudadano convenientemente cumplido al poner en manos de "la justicia" los documentos gráficos originales que dieron la vuelta al mondo sobre el estado de podredumbre de las torres. Eso independientemente de lo que digan los recursos que ya llevan más de dos años de retraso porque, como es sabido, para sus señorías los jueces no es lo mismo la honorabilidad de Adán Martín o Salvador Iglesias -véase con la diligencia que resolvieron el asunto de las escuchas a Santana Cazorla- que la de un ciudadano cualquiera, faltaría más.
Porque es lógico pensar que si para este juez de Güímar -o que ejercía o ejerce en Güímar para ser más correctos- las torres ni estaban podridas ni se pueden considerar "infraestructuras", por lo que no le son de aplicación los artículos del Código Penal relativos a la mala conservación de éstas (¡terrible!), pues como ustedes comprenderán la Unelco no sólo se lanzó a celebrarlo con un indecente comunicado donde nos ponía a parir en todos los medios de comunicación que, obviamente, se hicieron eco del tema aunque jamás han dicho que el asunto está recurrido porque nosotros no pagamos publicidad ni le damos la luz gratis a nadie, sino que se habrán tomado el asunto del mantenimiento de estas infraestructuras básicas y fundamentales (por mucho que don Evaristo diga que no lo son) un poquito a la ligera, como si dijéramos, toda vez que "la justicia" les ha puesto a huevo el ahorrarse unas buenas perritas a favor de su cuenta de resultados a costa, incluso, de la seguridad de las personas. Tremendo pero real como la vida misma.
Y es sabido, esa es la triste realidad de esta supuesta democracia, que nuestra versión del asunto no va a salir en ningún medio de comunicación de esos potentes, que sin embargo se prestan a reproducir tal cual un comunicado de Unelco donde se nos despelleja en base a una resolución judicial que no es firme en absoluto sin contrastar nada con nosotros, pero lo cierto es que en su momento estuvimos ahí, dijimos lo que había que decir sin insultar a nadie y, es más, teníamos toda la razón. Hasta tal punto teníamos razón que hemos llegado al extremo de que una central eléctrica se vea con goteras que provocan un cero energético (dos en un par de semanas) que afectó a casi un millón de habitantes.
Hicimos lo que la Constitución no sólo presenta como un derecho sino como un DEBER ciudadano cuando cree tener conocimiento de un presunto delito. Y lo de que aquellas torres estaban totalmente podridas, que fue lo único en claro que sacó la Comisión Parlamentaria, es algo que no admite la más mínima discusión. Por tanto nada más lejos de la 'temeridad' o la 'mala fe' que denunciar el asunto donde procede en un estado de derecho. Se trata de un deber ciudadano póngase como se ponga este extrañísimo sistema judicial que nos ha tocado padecer. Que así nos va, lógicamente, que esto es sólo el principio una vez que Aznar medio le regaló esta empresa pública a un compañero de pupitre que ahora, para más Inri, ha venido a caer en manos de Berlusconi. ¡Qué el Altísimo nos coja a todos confesados con la que nos espera!
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