Pedro Brenes* / Artículo de opinión.- La idea de la acción común y del agrupamiento de los colectivos y partidos de la izquierda anticapitalista y antiimperialista canaria va ganando, gradualmente, la conciencia de un número cada vez mayor de luchadores populares en los ámbitos político, sindical y social.
Ya se puede apreciar un cambio evidente en las actitudes y en el lenguaje y van desapareciendo paulatinamente ciertos reflejos y expresiones sectarios, hasta hace no mucho tiempo habituales en las relaciones entre los distintos grupos de la izquierda.
Poco a poco, la necesidad de la unificación va ganando terreno y empieza a calar en sectores cada día más amplios, y asistimos a la creación de un ambiente distinto que facilita un nuevo tipo de relaciones y en el que proliferan los contactos y las conversaciones entre protagonistas destacados del atomizado y disperso mundo de la izquierda canaria.
Es cierto, sin embargo, que estos primeros movimientos están claramente bajo la influencia de ciertos planes electoralistas recurrentes y que algunos están todavía lejos de entender la profundidad y la trascendencia de la creación de un proyecto político unitario, que vaya más allá de una simple coalición o acuerdo puntual para presentarse a las elecciones.
Esta tendencia reformista, inevitable en una primera etapa del proceso unitario y liderada, sobre todo, por intelectuales pequeñoburgueses y burócratas sindicales, debe ser compensada por la participación de los comunistas, y sus aliados naturales los socialistas revolucionarios, que, previamente, han de confluir en torno a un programa de transformaciones políticas y económicas que reflejen las necesidades de las amplias masas populares sometidas a los brutales efectos de la crisis económica.
Cualquiera que sea la forma de desarrollo del proceso unitario y al margen de las circunstancias y las modalidades concretas del progresivo reagrupamiento de la multitud de grupos y tendencias de la izquierda anticapitalista, es indudable que la marcha irreversible hacia la constitución del frente nacional-popular de Canarias se ha iniciado con fuerza, impulsada por el entusiasmo y las grandes expectativas que tal movimiento ha generado.
Pero tampoco sería conveniente hacernos ilusiones prematuras o creer que todo se desarrollará como un camino de rosas. El proceso será largo y complejo. Habrá que combatir con determinación y paciencia las inevitables manifestaciones del oportunismo y los restos no completamente superados todavía del individualismo, el pesimismo político y la falta de ambición.
Y habrá que recordarles continuamente a los que no son capaces de ver más allá de sus propias narices electoralistas que, paradójicamente, sólo la construcción de un verdadero proyecto revolucionario, honesto y unitario, de profundas transformaciones sociales, orientadas a la superación del sistema económico capitalista y a la sustitución del régimen político democrático burgués por la nueva república socialista, puede garantizar la obtención de apreciables resultados electorales.
Y tendremos que insistir mucho en la realidad, ya demostrada en la práctica en innumerables ocasiones, de que cuando se pretende limitar la Unidad a operaciones conspiratorias y a negociaciones comerciales sobre listas electorales, obviando el programa revolucionario y los contenidos políticos progresistas, nos quedamos sin proyecto, sin futuro y sin votos.
(*) Pedro Brenes es Secretario General del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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