David Delgado / Artículo de opinión.- El 13 de febrero, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), por orden expresa de EEUU, inició una ofensiva en la provincia de Helmand para tomar el control de las ciudades de Marjah y Nad Ali, en una acción militar que se bautizó con el nombre de “Operación Mushtarak”. Los altos mandos militares anunciaron entonces, que esta sería la primera operación de gran envergadura (hasta 15.000 soldados participaron en la misma) de las que vendrían en el país centroasiático, ocupado por los imperialistas, en meses posteriores. El siguiente escenario está decidido: la ciudad de Kandahar.
El general estadounidense Stanley McChrystal, jefe de la ISAF, desveló el miércoles 17 de marzo en unas declaraciones que recogieron diversos periodistas del Pentágono y se difundieron en las páginas oficiales de la ISAF y del Ejército estadounidense, que Kandahar, la segunda ciudad más importante del país, será el siguiente objetivo de las fuerzas de la OTAN en el contexto de las “grandes operaciones”.
La fracasada, desde el punto de vista político y militar, operación en Mushtarak, que se dio por concluida dos semanas después de varias escaramuzas, asesinatos premeditados de civiles indefensos, intensa defensa de la resistencia y nula neutralización de esta, además de graves errores, dará paso a una nueva operación en la que, si los EEUU no lo remedia (y ni ellos saben como), se repetirá el guión de Marjah. Para empezar, EEUU hizo pública la preparación del ataque en similar estrategia empleada en Helmand, lo que posibilitará a la experimentada resistencia organizar la defensa, los contraataques y la ulterior acción de repliegue.
McChrystal no precisó el número de soldados que participará en esta nueva misión, pero afirmó que la “concentración” de tropas en la zona se irá “incrementando” paulatinamente. Mejor no se lo pueden dejar a los talibanes.
Pese a que la “Operación Mushtarak” se diera por concluida, en el terreno la estabilidad aún queda lejos. En palabras del capitán Mattew Andreu, la operación en la provincia de Helmand “fue como la seda”, y afirmó lo siguiente: “conseguimos hacernos con el control de Marjah”, pero ahora “el único problema que tenemos son los IED (artefactos explosivos improvisados) que colocan los insurgentes por la noche”. Ese “único problema” les está saliendo muy caro, pues la maniobra de destruir un vehículo enemigo mediante estos artefactos, deteniendo así a la columna, posibilita abrir fuego con fusiles y morteros desde aproximadamente medio kilómetro causando un considerable número de bajas y mermando así la moral de los imperialistas a la vez que se diezman sus filas.
En la batalla que tuvo lugar en la ciudad de Marjah, las fuerzas invasoras se encontraron con una dura resistencia, sufrieron varias emboscadas, y arrojaron un balance de víctimas inocentes y bajas propias muy importantes. En especial, el séptimo día de combate, los imperialistas se enfrentaron con una resistencia que defendió su feudo hasta las últimas consecuencias. ¿Y cómo está ahora la situación en este remoto lugar?
La población civil reconoce en Marjah a los marines como invasores. Como lo que son. No agradecen que les hayan “liberado” de los talibanes, independientemente de la mayor o menor simpatía que les profesasen a estos. En esta ciudad ni hay luz, ni agua corriente, ni colegios abiertos. Tan sólo marines patrullando, una base extranjera, y opio, muchísimo opio (alrededor del 40% de la producción mundial).
Aunque la realidad del lugar antes fuera deprimente, al menos no había guerra ni presencia de militares extranjeros. Ahora, en cambio, la población vive atemorizada porque los combates y las bombas llegaron a sus casas y a sus pequeños comercios. Y este retrato es el habitual en el sur afgano, donde la resistencia ha demostrado desde el comienzo de la guerra, hace una década, una gran fortaleza.
¿Y cuáles son las previsiones de la nueva operación? “El área de Kandahar es mucho más complejo que Helmand, y la Coalición y el Gobierno afgano hemos comenzado a diseñar operaciones dentro y en los alrededores de la ciudad, así como en el área circundante, para preparar una ofensiva”, señaló McCrhystal. Tal como fue en Helmand, difícilmente obtendrán grandes victorias y éxitos en un área más compleja, máxime cuando el general jefe parece desdeñar que la resistencia también estará “diseñando operaciones”.
Con la toma de Kandahar, provincia sureña y bastión de la ideología talibán, según los reportes que llegan de la zona, las fuerzas extranjeras se posicionarían, junto a la provincia de Helmand, en otra provincia fronteriza con Pakistán, lo cual no es baladí para los intereses geoestratégicos de los imperialistas. Además, esta provincia cuenta con un aeropuerto internacional y una extensa red vial. Los ocupantes vienen sufriendo desde hace tiempo numerosos ataques en el aeropuerto de Kabul, y durante el transcurso de toda la guerra, jamás han tenido el control ni siquiera de menos de la mitad del país. Los antecedentes en esta provincia, sugieren que la sangría será mayor que la de la anterior operación.
En cuanto al norte del país, la resistencia planta cada vez más batalla. Tanto que el Departamento de Defensa de EEUU mandará unos 2.500 militares de refuerzo a una zona donde aumenta la presencia de la resistencia en provincias como Kunduz, que están bajo mando alemán. Hay que recordar que el norte del país, hasta hace un par de años, en comparación con el resto de Afganistán era una zona relativamente tranquila. Pero está cambiando la posición de las fuerzas resistentes entres otras razones por la retirada del sur, y el repliegue hacia el interior y el norte hacia regiones montañosas.
En Kunduz, el pueblo no olvida la matanza del año pasado. Por primera vez en la historia contemporánea, tras la guerra nazi-fascista, la Fiscalía federal alemana abrió una investigación contra dos altos oficiales del Ejército, sospechosos de cometer crímenes de guerra por el bombardeo en esta región el 4 de septiembre de 2009, que provocaron la muerte de 142 personas.
Es muy probable que el gobierno marioneta de Hamid Karzai (con todos los medios a su disposición), esté empleando el método del engaño para sembrar la confusión entre la resistencia, lanzando mensajes optimistas de negociaciones de paz para crear la opinión de que se está cediendo. Los invasores y el gobierno colaboracionista se encuentran, sin duda, en una encrucijada ante las posturas inflexibles de los altos mandos de la resistencia.
El ex enviado de la ONU en Afganistán, Kai Eide, declaró en los medios de comunicación que se había reunido con altos dirigentes talibanes “con los que había analizado en secreto el proceso de los tratados de paz”. El movimiento de la resistencia inmediatamente envió un comunicado negando esta afirmación, y se denuncia que “los enemigos” emplean métodos propagandísticos a través de los medios de comunicación, como en el caso de las “conversaciones de paz” en Arabia Saudita, las Maldivas y Dubai. Según este movimiento, nunca recibieron ni enviaron ningún ofrecimiento para negociar la paz. O lo que sería lo mismo: la retirada. Lo que piden es que se retiren los ocupantes.
A todas estas, el 20 de marzo se produjo el relevo de la Legión Española a la jefatura de Tropas de Montaña en la región. Y mientras tanto, aunque no se hable en los medios estatales ni canarios, y a pesar de que los jefes del Mando de Canarias en su día dijeran que en 2010 no irían más tropas de este mando a Afganistán, desde el día 21 se realizan maniobras preparatorias en Fuerteventura para la misión en la nación centroasiática, y es probable que en el mes de octubre de este mismo año vayan para allí destinados.
* David Delgado es miembro del Comité Central del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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