Teodoro Santana * / Artículos de opinión.- Dos años después del inicio de la recesión económica imperialista, la patronal de las islas orientales (CCE) ha salido a la palestra alarmada porque “está produciendo una pérdida neta de riqueza, que puede abocar en una profunda desestructuración social” en Canarias. Y es ahora cuando “resulta prioritario obtener un compromiso efectivo que vincule a todos los agentes sociales, económicos y políticos, en orden a mitigar, sin más demora, los graves efectos de la crisis en Canarias, evitando la degradación de nuestro tejido productivo y la trayectoria recesiva del empleo en nuestra región”.
Tan loable deseo tiene para la patronal una fórmula, expresada en su Informe de Coyuntura Socioeconómica de enero pasado: “la contribución de la Administración pública en las islas ha de ser urgente y deberá contener aspectos específicos, porque específicos son también las circunstancias que afectan a nuestra economía”. En lenguaje que todos entendamos: quieren más subvenciones.
Y eso que la Comunidad Autónoma Canaria (CAC) dio en 2009 un total de 72.190.541 euros en subvenciones a empresas, lo que supuso un incremento del 10,29% respecto al año anterior. Los grandes capitalistas isleños recibieron 1.477 ayudas de la CAC, lo que supone un aumento del 5,42% en comparación a 2008.
A pesar de esas enormes cantidades de dinero público, Canarias cerró el pasado año 2009 como el territorio del Estado con mayor porcentaje de efectos de comercio comprados a plazos y devueltos por impago de familias y empresas (72.156), con un 7,4%, alcanzando un importe total de 256.299.741 euros, con una media de 3.552 euros por efecto impagado. En el conjunto del Estado el valor medio de estos efectos descendió un 21,8% en 2009, hasta situarse en 2.438 euros.
Además, y según datos del Instituto Nacional de Estadística español (INE), la creación de empresas cayó un 26,3% en Canarias durante el pasado año. Mientras en 2008 se crearon 3.778 negocios en las Islas, en 2009 fueron 2.788. En el conjunto del Estado el descenso en la apertura de negocios en 2009 fue del 24,5%.
“La actual crisis económica provoca efectos especialmente negativos en Canarias, porque en momentos de recesión generalizada, en las islas, además de los problemas inherentes a la crisis en sí, afectan otros factores como son nuestra elevada dependencia del exterior, las dificultades para la consecución de economías de escala, o los sobrecostes que se derivan de nuestra condición ultraperiférica”, añadía la CCE.
En esas consideraciones no parece entrar el hecho de que esa dependencia del exterior significa un débil mercado interno, cuya escasa capacidad de consumo tiene mucho que ver con el hecho de que las canarias y los canarios tenemos los salarios más bajos del Estado (y la jornada laboral más larga), además de un nivel de paro cercano al 30%. De hecho, la patronal no ayuda nada a remediar esta situación cuando el incremento salarial medio de los convenios colectivos pactados en enero en Canarias se situó en el 0,79%, lo que supone el porcentaje más bajo de todo el Estado, cuya media fue de 1,62%.
Lo más llamativo, sin embargo, es que la patronal oriental elude nombrar, siquiera de pasada, la quiebra de la principal herramienta de acumulación capitalista en el Archipiélago en los últimos quince años: la Reserva para Inversiones en Canarias (RIC), uno de los ejes del Régimen Económico Fiscal (REF) de Canarias.
Creada con la justificación de “crear empleo” y “diversificar la economía”, el mecanismo de evasión legalizada de impuestos que es la RIC ha tenido efectos devastadores sobre lo uno y la otra. Por un lado, mantuvo en todo este periodo un volumen de parados por encima de las cien mil personas. Por el otro, concentró las inversiones en la construcción y el turismo, reduciendo sectores como el agrícola o el industrial a niveles meramente testimoniales.
Con la caída en picado del turismo (que ha bajado de los 12 millones de visitantes a los poco más de 7 millones de 2009), la recesión económica ha convertido a la RIC no sólo en una herramienta inservible, sino que ahora mismo es un problema al vencerse los plazos para que los capitalistas que se enriquecieron con ella tengan que “materializar” los enormes volúmenes de impuestos no pagados. Ni tienen efectivamente el dinero, ni disponen de créditos de los bancos para materializarlo, ni hay donde invertirlo, ni quieren pagar esos impuestos.
Con la actual configuración del Pacto Colonial Histórico (el REF) en bancarrota, y volatilizadas las esperanzas puestas en que la formulación europea de Región Ultraperiférica vaya a suponer una riada de millones desde Bruselas, la patronal clama por “afrontar con valentía y sin mayor demora el acometimiento de reformas estructurales que permitan a nuestra economía avanzar en términos de productividad y competitividad en un entorno globalizado”. El problema es que dentro de la Europa imperialista no quedan alternativas. Y que “nuestros” capitalistas tampoco tienen claro lo que quieren.
(*) Teodoro Santana es miembro del Comité Central del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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