Pedro Brenes* / Artículo de opinión.- La insidiosa maniobra chantajista de la burguesía canaria, siempre dispuesta a venderse al mejor postor imperialista para compartir con él los frutos de la explotación de los trabajadores, ha sido derrotada en toda la línea.
El último intento de los capitalistas isleños de utilizar, con la inestimable colaboración del independentismo antidemocrático, los sentimientos y las ansias de justicia y libertad del pueblo canario para sus propios fines, concita ya el rechazo de todas las fuerzas políticas de izquierda del Archipiélago.
Y, si bien es cierto que los comunistas fuimos los primeros en alertar del gravísimo peligro de esta sucia e hipócrita maniobra y nos adelantamos a denunciar la santa alianza de El Día, ATI, Cubillo y Concepción, ha de reconocerse que la reacción de la mayoría de nuestros compañeros socialistas revolucionarios independentistas, después de los primeros titubeos y dudas, es hoy clara, contundente y valiente en contra de dejarse manipular por el falso soberanismo propugnado por el despreciable falangista propietario del periódico El Día y su corte de aduladores reaccionarios.
Y si quedara algún miembro de la llamada “izquierda nacional canaria” que todavía no hubiera comprendido la necesidad de romper cualquier relación con el fascismo independentista, le sugerimos que reflexione sobre el hecho de que, siguiendo aquel principio tan nacionalista español del “sostenella y no emmendalla”, se verá condenado a resbalar sin remedio por la pendiente del chovinismo más obtuso y a cometer errores cada vez más graves para justificar los anteriores.
Por otra parte, estamos seguros de que si alguno de estos compañeros decide acudir al llamamiento anticolonialista de Las Palmas, lo que consideramos perfectamente legítimo, no permitirá, en esta ocasión, que los fascio-cubillistas limiten ni condicionen su libertad de expresión. Ni admitirá la censura de sus símbolos y consignas.
Ni tolerará que se reprima violentamente, como ocurrió en La Laguna, las reivindicaciones unitarias y revolucionarias que nunca deben estar ausentes en la manifestación pública de los intereses de las clases populares.
Porque nadie puede abolir la lucha de clases por decreto, ni con el pueril argumento de que “eso no viene a cuento ahora”. Ni tampoco pueden los fascistas hacer desaparecer la teoría marxista (¡qué más quisieran ellos!) porque fundamenta y representa los objetivos históricos de la clase obrera en su combate secular por la abolición del capitalismo, el imperialismo y el colonialismo.
Y la unidad no consiste, como pretenden los cubillistas, en censurar y prohibir las siglas y las consignas unitarias y anticapitalistas. Ni en amordazar a los que defienden a los trabajadores y propugnan el socialismo como meta de la liberación nacional.
La verdadera unidad se forja, justamente, con la presencia, el reconocimiento y el respeto de la diversidad ideológica y política. Y no con los intentos de imponer, a través del “respeto a las normas de la organización”, la uniformidad fascista, interclasista y anticomunista.
Claro que algunos defensores del patrioterismo vulgar y primitivo, y seguidores del nacionalismo burgués reaccionario, se atreven, a pesar de su ridícula hoja de parra “libertaria” que apenas puede esconder sus vergüenzas otánicas, a proclamar que hay que ser independentista “incondicionalmente”.
Aunque esa falsa independencia neocolonial nos convierta en una república bananera, como Honduras. O en un Estado Libre Asociado, como Puerto Rico. O en un bastión militar del imperialismo norteamericano, con AFRICOM incluido, para controlar los recursos del continente africano.
Es decir, que según pregonan estos lacayos de la burguesía disfrazados de “patriotas”, cualquier resultado es aceptable mientras sigan dominando los capitalistas, hoy agrupados en Coalición Canaria y el Partido Popular, evitando así el acceso al Poder de los trabajadores y frustrando la creación de la República Socialista Canaria, libre de opresores externos y de explotadores internos.
Pero, ganada esta primera batalla contra la burguesía chantajista y su maniobra falsamente soberanista, y arrinconado y aislado el fascio-cubillismo, siervo indigno de los intereses de los explotadores, ha llegado ya el momento de preparar las condiciones para la confluencia de todas las fuerzas progresistas y de izquierda en un amplio frente nacional-popular anticapitalista y antiimperialista.
Comunistas y socialistas revolucionarios, sindicalistas, representantes de los colectivos obreros y ciudadanos, independentistas o federalistas, sentimos la imperiosa y urgente necesidad de conformar una alternativa política, amplia y unitaria, que represente y defienda los intereses de las clases populares que sufren los embates de la crisis y el desempleo.
Y que sea capaz de plantar cara al bloque burgués de Coalición Canaria, Nueva Canarias, PP y PSOE, coincidentes todos ellos en la histérica exigencia de intensificar la explotación de los trabajadores por medio de la reforma laboral, la rebaja de las pensiones y el retraso de la edad de jubilación.
Sin embargo, para conseguir este objetivo es imprescindible superar el sectarismo y el primitivismo político que durante décadas han mantenido divididos, dispersos y enfrentados, ante el regocijo de la derecha, a los partidos y colectivos sociales y sindicales de la izquierda anticapitalista del Archipiélago.
Dejar atrás, de una vez por todas, las triviales disputas y las rivalidades mezquinas, el electoralismo rastrero y la arrogancia del liderazgo mesiánico, la falta de ambición y la cortedad de miras.
Y abandonar definitivamente el burocratismo miserable, los reflejos sectarios propios de grupúsculos marginales, la rutina del enfoque superficial y la carencia de análisis, la debilidad teórica y la incompetencia política, para alcanzar un nivel superior en las actitudes unitarias y en los métodos revolucionarios.
El supremo interés de la clase obrera y del conjunto de los trabajadores y explotados, y el glorioso objetivo de una patria republicana, libre y socialista, nos lo exigen.
(*) Pedro Brenes es Secretario General del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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