Teodoro Santana * / Artículos de opinión.- Según reconoció oficialmente la semana pasada Instituto Nacional de Estadística (INE) español, el deflactor implícito del Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 0,4% en el tercer trimestre de 2009 respecto del trimestre anterior. Según el propio INE, se trata del primer registro negativo desde que en 1980 comenzó a publicarse la Contabilidad Nacional Trimestral española.
El deflactor del PIB es especialmente importante porque no solo mide la evolución de los precios que pagan los consumidores, como hace el Índice de Precios de Consumo (IPC), sino que tiene en cuenta todos los precios de los bienes y mercancías que venden las empresas entre sí. Se incluye, por ello, la depreciación de determinados activos, como los inmobiliarios.
Y lo que dice el INE es que, incorporando esa inflación negativa al crecimiento real del PIB, la actividad económica cayó en realidad un -4,4% en términos anuales en el tercer trimestre, por encima del -4,2% del segundo trimestre o del -3,2% del primero. Si en el primer trimestre de 2008 el deflactor del PIB aumentaba a un ritmo del 3%, y un año después ese crecimiento se reducía al 1,4%, dos trimestres después tiene esa caída del 0,4%.
La realidad se impone, aunque solo se reconozca en susurros. La misma ministra de Economía hispana se ha curado en salud reconociendo que en 2010 los datos del paro serán muy malos. Y todo aquel que esté minimamente informado sabe que las afirmaciones acerca de los “signos de recuperación” en Alemania y otros países es pura cábala para aplacar a la opinión pública.
Por el contrario, la realidad es que la recesión imperialista se enquista y que es ilusorio esperar a engancharse a “locomotoras” ajenas. Entre otros factores, porque la contención provisional que se ha hecho a base de insuflar gigantescos volúmenes de dinero y avales públicos a las grandes corporaciones bancarias, para evitar su colapso, así como el aumento de gasto público para paliar la crisis, han disparado las deudas públicas hasta niveles de difícil reconducción.
A pesar de que el Tratado de Maastricht impone un límite del 3% al déficit público, Francia está a punto de llegar al 7%, Reino Unido el 8% y España supera ya el 10%. las previsiones sobre Alemania estiman que superará el 13% en 2010. En países como Italia, Bélgica y Grecia, la deuda total sobrepasa ya el 100% del PIB.
Los países europeos se acogen a la cláusula que permite superar ese límite del 3% cuando el PIB disminuye en un solo año en más del 2,5%. Pero eso supone que la deuda pública en la UE alcanzará el 90% del PIB en 2010, cuando en 2005 era del 77%. Y eso que el Tratado fija el tope del 60%. En países como Italia, Bélgica y Grecia, la deuda total sobrepasa ya el 100% del PIB.
Todo esto supone enormes recursos destinados a pagar los intereses de la deuda. En 2010 Alemania pagará cerca de un 3% del PIB, más de 72.000 millones de euros, 9.600 millones de euros más que en 2005. Italia pagará 9.000 millones de euros más. Reino Unido 11.000 millones de euros más. Francia pagará 15.000 millones de euros más que en 2005.
Pero la deuda no va a detenerse en las actuales cifras. La necesidad de mantener a las grandes corporaciones financieras –cuyos “activos tóxicos” suponen más de la mitad del PIB mundial– a base de inyectar continuamente chorros de liquidez desde los bancos centrales, obliga a aumentarla diariamente, con el consiguiente incremento de los intereses a pagar.
Desde la óptica del capitalismo, la respuesta a esta insostenible deuda no es otra que aumento de impuestos, a ser posible los indirectos (como el IVA) que repercuten por igual en toda la población, y la reducción de los gastos sociales, especialmente en Educación y Sanidad. Pero estas medidas solo sirven para seguir reduciendo el consumo, con lo que se sigue alimentando el agujero negro de la recesión.
Fuera de Europa tampoco pueden esperarse manos salvadoras. En EEUU, y a pesar de estar bastante maquilladas, las cifras de paro ya superan el 10%. No es de extrañar: según los datos de la propia Casa Blanca, la creación de un solo empleo en Estados Unidos cuesta 324.000 dólares. Lo que indica bien a las claras el profundo pozo de su economía.
Y en cuanto a China, por mucho que este país esté creciendo, no puede generar una demanda interna lo suficientemente acelerada para convertirse en consumidores de los productos occidentales en un volumen que salve cuenta de ventas de las potencias imperialistas, por mucho que ese haya sido el mensaje de Obama en su reciente visita al país.
Todas las proclamas europeas sobre “regular el mercado financiero” y hasta “refundar el capitalismo”, han quedado en agua de borrajas. Los capitalistas no pueden modificar la lógica del capitalismo sin dejar de ser capitalistas. Y desde luego, su propia ideología de clase les impide la única solución y la más obvia: pasar a la construcción del socialismo.
Como ya sabíamos, esa tarea recae sobre los hombros de los que no tenemos nada que perder: los asalariados.
(*) Teodoro Santana es miembro del Comité Central del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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