Pedro Brenes * / Artículos de opinión.- Con el declarado y noble objetivo de “pacificar” la vida municipal, el Ayuntamiento de Las Palmas ha aceptado encantado la propuesta del Comité de Empresa de Guaguas Municipales para firmar un Convenio Colectivo que rebaja seriamente los ingresos salariales de los trabajadores y reduce de forma drástica la plantilla.
Para justificar esta nueva rendición del Comité de Feluco, el alcalde ha prometido ¡una vez más! parar el proceso de privatización “al menos durante esta legislatura”.
En solemne rueda de prensa, Saavedra ha dicho que “esta vez sí va a ser mi última palabra”, con lo que reconoce que ha mentido sobre el mismo tema en muchas ocasiones anteriores pero, a pesar de confesar que es un mentiroso y que nunca ha tenido ningún reparo en quedar como un cínico desvergonzado ante la opinión pública, pretende que “esta vez sí” confiemos en su palabra.
Sin embargo ya desde ahora se cura en salud preparando las excusas que dará cuando, volviendo a las andadas, se desdiga de lo prometido advirtiendo que no cierra la puerta a retomar el proceso privatizador si no llegan las ayudas públicas esperadas para saldar las deudas acumuladas durante años por Guaguas Municipales.
Desde que se iniciaron las negociaciones para el nuevo Convenio Colectivo , sabíamos que el Comité de Empresa que había llevado a la derrota de los trabajadores en la lucha contra la privatización, iba a hacer lo que fuera necesario para evitar conflictos y para huir del enfrentamiento con la dirección de la empresa.
Conociendo su estilo conciliador y entreguista y sus métodos hipócritas y maniobreros, podíamos esperar de ellos cualquier cosa para tomar decisiones contrarias a los intereses del colectivo laboral, firmando acuerdos no respaldados por la Asamblea de los Trabajadores.
Ahora vemos que la maniobra de este Comité para engañar a sus propios compañeros y convencerlos de que acepten dócilmente la pérdida de salarios, de derechos y de puestos de trabajo, es una nueva promesa, tan falsa como todas las anteriores, de mantener la titularidad pública de la empresa municipal de guaguas.
Todo con tal de conseguir lo que siempre han buscado los aspirantes a nuevos socios privados: comprar la empresa a un precio escandalosamente por debajo de su valor y con una plantilla recortada y con bajos salarios. Y después de firmado el vergonzoso Convenio nada impedirá, como es natural, que reabran el expediente privatizador renegando, como han hecho ya tantas veces, de sus compromisos.
Sin embargo, también es posible que Saavedra y sus amigotes se hayan encontrado con inesperados obstáculos para rematar sus propósitos de apoderarse de la empresa municipal.
Si resultara, como se rumorea, que la vigente legislación sobre enajenación de bienes públicos obliga a los pretendientes a quedarse con Guaguas a pagar más de aquellas irrisorias cantidades que habían pactado bajo cuerda con Saavedra, quizá el negocio no sea ya tan rentable como se prometían y, en ese caso, sería interesante saber cómo reaccionaría Saavedra si los trabajadores, aunque ha sido el propio Feluco quien propuso el acuerdo, se negaran a hacer concesiones en el Convenio a cambio de algo que tal vez ya está decidido por otros motivos.
En cualquier caso, seguro que los privatizadores y sus cómplices sabrán encontrar una solución más o menos legal para seguir adelante con sus planes y, mientras tanto, utilizan el posible retraso obligado de la privatización para alcanzar otro de los objetivos principales de sus conspiraciones y chanchullos: convencer a los trabajadores de abandonar la lucha por un Convenio digno y por la defensa de sus derechos y del mantenimiento de los puestos de trabajo.
No se sabe todavía, a ciencia cierta, cuántos irán al paro ni hasta dónde están dispuestos los miembros del Comité de Empresa a llegar en las rebajas de salarios pero, conociéndolos, podemos esperarnos lo peor. Y después de esto, si les interesa, seguirán tranquilamente con el proceso privatizador.
Y si algo ha quedado claro después de estos meses de conflicto, es que mientras el Comité de Feluco siga ostentando la representación de los trabajadores, aparte de los lloriqueos y los teatrillos patéticos para disimular la evidente connivencia con los designios del alcalde y sus amigos empresarios, el colectivo de Guaguas Municipales no obtendrá nada positivo de todo esto sino, por el contrario, toda clase de perjuicios laborales y de pérdidas salariales, además de un número considerable de compañeros en el paro.
(*) Pedro Brenes es Secretario General del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
Artículos relacionados:
Comentarios