Orestes Martí * y Adrián Mac Liman / Artículos de opinión.-Orestes Martí: Estimado Profesor, hemos incursionado en un amplio abanico de temas y lógicamente hay muchos matices y cuestiones que quizás en otro momento pudiéramos abordar nuevamente y profundizar un poco más en ellos, especialmente en lo tocante a las elecciones en Irán y las recientes declaraciones del sociólogo norteamericano James Petras [1]. Pero no quiero abusar de su tiempo y paso a la última cuestión que nos planteamos al inicio de nuestro diálogo.
Ya ha transcurrido cierto tiempo desde que el Presidente norteamericano Barack Obama, pronunciara su discurso en la Universidad de El Cairo [2] en relación con el Oriente Medio, los musulmanes, sus intenciones y visiones sobre esta estratégica área [3]... y en estos momentos, si acudimos a los "ruidos" informativos que circulan en el "main stream" de los poderosos medios y a las "visiones" de la prensa alternativa y si recordamos los "blancos" que obviamente, no circulan pero se intuyen, tendríamos el cuadro aproximado siguiente:
a) Israel desafía a Obama y acelera los asentamientos. El número de colonos judíos establecidos en los territorios ocupados de Cisjordania supera los 300.000 por primera vez [4]
b) Robert Gates tranquiliza a Israel por la estrategia estadounidense frente Irán [5]
c) usted mismo, en un artículo reciente, afirmaba que "La frágil luna de miel de Barack Obama con el Estado de Israel finalizó.... cuando el presidente norteamericano “se atrevió” a lanzar, desde Estambul, un llamamiento para la paz duradera en Oriente Medio; una paz inconcebible sin la existencia de dos Estados soberanos: uno, judío y otro, palestino...." [6]
Entonces, llegados a este punto, le pregunto, ¿cuál es su impresión de la situación actual en el Oriente Medio y cuáles, en general, los posibles escenarios mediatos e inmediatos?
AML: Por muy extraño que ello parezca, creo que la situación actual en Oriente Medio recuerda el comienzo de cualquier período presidencial de un mandatario estadounidense. Con la salvedad, quizás, de que la llamada "era Obama" pretende poner punto final al histerismo anti-árabe que caracterizó la presidencia del republicano George W. Bush.
Obama viene con ideas nuevas y con el deseo (muy sincero, diría yo) de promover un acercamiento con el mundo árabe-islámico. Pero detrás de las palabras, las buenas palabras pronunciadas en El Cairo, surgen los viejos obstáculos, las posturas irreconcilliables de los actores de la región.
Un ejemplo: el Gabinete de Benjamín Netanyahu no ha hecho nada para facilitar el diálogo con los palestinos o con los demás Estados árabes de Oriente Medio. La política de expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania muestra claramente que la derecha israelí no está dispuesta a ceder ante las presiones (¿presiones?) de la Administración estadounidense. De hecho, las relaciones entre Washington y Tel Aviv no parecen haber superado el eterno "volver a empezar". Con la agravante de que en esta ocasión se trata de dinamitar el "capital de confianza" de Barak Obama. Sería un error tolerar la postura intransigente de Tel Aviv. Pero cabe preguntarse: ¿quién tomará la decisión de poner los puntos sobre las "íes"? ¿Quién dirá "basta"?
En cuanto a Irán se refiere, aún queda por ver si al término del período de reflexión concedido a las autoridades persas (finales de septiembre) Washington adoptará una postura flexible o si por el contrario tratará de reeditar el tristemente famoso guión de la alianza militar destinada a acabar con el régimen islámico. Personalmente, estimo que tanto la inacción como una respuesta demasiado contundente no facilitarán la solución del conflicto.
El pueblo iraní es demasiado orgulloso para aceptar un "ukase" de Washington.
Irán no es, recordémoslo, un país árabe, pero sí un Estado musulmán. Queda descartada, pues, la opción de una alianza entre Israel y los países "moderados" de la zona en un operativo bélico contra Teherán. Una aventura militar en la zona podría acabar con la ya de por sí escasa credibilidad de Occidente en la región.
En resumidas cuentas, no creo que hay lugar para un excesivo optimismo. Mientras no se modifiquen los parámetros de la cuestión, Oriente Medio seguirá siendo el quebradero de cabeza de Occidente.
REFERENCIAS
[1] ..."El otro asunto que quiero mencionar tiene relación con Irán, porque hay mucha controversia sobre las protestas supuestamente contra las elecciones. Hace 3 días en el diario de Boston, el Boston Globe, publicaron un artículo de que el régimen de Obama va a duplicar los fondos para los grupos internos en Irán. De 15 millones que entraron en el año 2009, van a aumentarlo a 30 millones, anunciado por la Casa Blanca. Eso significa de que hay una aceptación pública de que EE.UU. canalizó 15 millones a las ONG y todos sabemos que las ONG y otros grupos, estaban involucrados en estas manifestaciones. Eso para mí, es otra manifestación más de que estas protestas, no tenían ninguna razón para denunciar las elecciones, que no existía ningún fraude, pero que eran en función del financiamiento y condicionamiento de la Casa Blanca. No hay debate, es confirmado que EE.UU. canalizó por lo menos 15 millones de dólares en todo tipo de actividades de grupos favorables y aceptados por la Casa Blanca".....
"Las decisiones de Zelaya de confiar en la OEA y después en la Casa Blanca han sembrado un contexto derrotista en Honduras"
James Petras
[2] Discurso de Barack Obama en el Cairo. Español
[3] Según Noam Chomsky "En el trasfondo está el objetivo de Obama, enunciado del modo más claro por el Senador demócrata por Massachusetts John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado: forjar una alianza entre Israel y los Estados árabes “moderados” contra Irán" El discurso de Obama en el Cairo
[4]Israel desafía a Obama y acelera los asentamientos
[5] Robert Gates tranquiliza a Israel por la estrategia estadounidense frente a Irán
[6] No a Obama. No al estado palestino
11 Abr, 2009. Por Adrián Mac Liman.
"La frágil luna de miel de Barack Obama con el Estado de Israel finalizó hace unos días, cuando el presidente norteamericano “se atrevió” a lanzar, desde Estambul, un llamamiento para la paz duradera en Oriente Medio; una paz inconcebible sin la existencia de dos Estados soberanos: uno, judío y otro, palestino. Por primera vez, Obama hacía hincapié en la necesidad de reconocer las aspiraciones independentistas de un pueblo que defiende su identidad nacional. Algo que el actual Gabinete israelí no parece muy propenso a aceptar. Las relaciones entre Barack Hussein Obama y los políticos hebreos se caracterizan por su ambigüedad. De entrada, los israelíes desconfiaron de este candidato de color, cuyo nombre les recordaba (¡ay, monomanía!) a… Saddam Hussein"...
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