José Antonio Linares Moleiro / Artículos de opinión.- Nadie aprende en cabeza ajena y los golpes enseñan, dice la expresión popular y, ese debe ser así en todas partes menos en esta tierra única y un sólo pueblo, pues de otra manera no se llega a entender las acciones y reacciones de los políticos que medran en nuestras instituciones.
Siempre les ha faltado la capacidad de debatir, de argumentar y, de expresar de forma clarificadora y entendible la defensa de las grandes infraestructuras para esta isla, por lo que amparándose en la frase futbolística, de la mejor defensa un buen ataque, se han dedicado a atacar con insultos, descalificaciones, mentiras, y otras sandeces, los argumentos de oposición y las negativas de sumisión de los que creemos que otro mundo es posible, o localmente, que otra isla es posible.
Golpistas civiles, terroristas sociales, canariones infiltrados, destructores de Tenerife, los del no a todo, talibanes ecologistas, etc., etc., son los argumentos que han utilizado para rebatir los argumentos expresados ante la magnitud destructiva del modelo desarrollista proyectado para Tenerife, sin que hasta la fecha se les haya conocido argumento detallado y comprensible de la defensa de sus proyectos.
Estas descalificaciones han sido como un boomerang, haciendo que la población reacciones plasmando el rechazo al modelo propuesto con su presencia en la calle, año tras año, al igual que lo ocurrido en noviembre de 2002, cuando se realizaron cortes selectivos de energía eléctrica para presionar y conseguir el objetivo de pasar la línea por Vilaflor, haciendo que hasta los propios defensores de la línea acudiesen a la manifestación.
La calificación de secta y totalitarista a la organización Ben Magec, ante la presentación de un recurso contencioso administrativo al proyecto del tren del sur, por parte de un consejero del cabildo insular de Tenerife, ha hecho que de un plumazo, o con una declaración, de haya cargado el derecho que tiene cualquier persona o colectivo, a recurrir lo que entienda contrario a derecho, o simplemente oponerse a él. Es gravísimo, pues con la actitud de este consejero nos viene a decir que en un estado democrático es obligatorio la obediencia debida, y rendir pleitesía al ordeno y mando.
No sólo quedan aquí las reacciones nerviosas ante la presentación de este recurso. Desde la cámara de comercio de Tenerife, se avisa de movilización del empresariado, como si fuesen concientes, o conocedores, de que la balanza de la justicia se inclina, dependiendo de la presión popular, dando a entender que el Estado de Derecho y la independencia judicial es una quimera en este territorio.
El que una persona o colectivo denuncie lo que considere injusto, manifestando su oposición a un planteamiento, debería ser motivo de celebración parte de las instituciones publicas, ya que es muestra inequívoca de la buena salud de una sociedad democrática, al mostrar la participación ciudadana y, la fortaleza del Estado de Derecho, como consecuencia de la responsabilidad cívica de la población respondiendo y participando en los asuntos de gobernabilidad del pueblo.
El oponerse a un proyecto diseñado por las autoridades tinerfeñas, es considerado como una traición a la patria, enemigo del pueblo, como si regrésasenos al pasado, que por pensar diferente, te arriesgabas a un final letal. Y es que algo grave esta ocurriendo, o muy difícil esta la situación, cuando se criminaliza al denunciante y se glorifica al denunciado, en lugar de respetar al denunciante y, argumentar la defensa del denunciado.
Toño Linares
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