Jaime Morera / Artículos de opinión.- La peor consecuencia y más nefasta lacra del colonialismo que nos tiraniza, ha sido el pendullaje de caciques traidores isleños y gobernantes españoles, que desde el mismo principio de la invasión y conquista nos impuso, para conjuntamente oprimirnos, obstaculizar y entorpecer todo progreso social y económico de la población nativa canaria, abortando siempre cualquier brote de nacionalismo reivindicativo hacia la justa recuperación de nuestra libertad e independencia. Particularmente en los momentos que la Metrópoli se encontraba débil y en crisis: como cuando la invasión francesa y durante la guerra civil española, llegando en esta última tales caciques chupasangre, a organizar pelotones de la muerte para asesinar a los canarios más peligrosamente progresistas. Crímenes que por orden y decreto de la bestia colonialista han borrado impune.
Esa lacra de abyectos lacayos y rastreros esbirros del colonialismo, que ven en la política el gran negocio de su vida, continúan hasta este momento del tiempo personificados en partidos invasores de la Tiranía , como: PSOE, PP e IU, junto a sus sindicatos anticanarios, UGT y CCOO, que gobiernan con un férreo control del sistema judicial, educativo, económico y medios de información y difusión, apoyados en todo momento por un vil y brutal estado policíaco, que intimida, victimiza y criminaliza cualquier intento de protesta popular: como el entullamiento y destrucción de la Playa del Roque, en Santa Cruz de La Palma , el desalojo y destrucción de poblados canarios costeros, y la forzada expropiación de terrenos agrícolas en la fértil vega de Los Rodeos, en Tenerife, o en el Castillo del Romeral, en Gran Canaria, para construir una macro cárcel con fines inconfesables, entre otras interminables series de vandálicos atropellos que todos, para nuestro infortunio, hemos estado viendo y sufriendo.
Dicha lacra de abyecto pendullaje en nuestras islas, han sido y continúan siendo los pilares y la columna vertebral del colonialismo en nuestro ultrajado y rapiñado Archipiélago. Sin ellos, no hay duda, la Tiranía no tendría base alguna donde apoyarse y perpetuarse, siendo un tigre de papel fácil de eliminar y desaparecer, como fue el caso de las antiguas colonias americanas y de Filipinas.
Una de las preguntas y objeciones más cretinas que plantean los judas insolidarios de la mano a la boca, devotos idólatras de la Tiranía colonialista, y por ello consecuentemente escépticos y oponentes de la libertad e independencia de Canarias, es: ¿y entonces de qué iríamos a vivir? -En palabras de un notable tinerfeño: “de lo que estamos viviendo ahora y mucho más que podríamos tener al recuperar la libertad”- ¿O es que tales rastreros de la política pretenden hacernos creer que el colonialismo permanece aquí y no nos suelta solo por pura “filantropía” o sacrificado y “abnegado amor” a nuestra Patria Atlántica Archipielágica?
La cruda realidad es que el colonialismo y todos intereses que desde afuera vienen con él, están solo por explotarnos y expoliarnos de cualquier forma y de cualquier manera, como es abundantemente tangible y está a la vista del que bien quiera ver.
Otros oponen “que sería una ruina y un disparate”. ¿Ruina y disparate para quién? ¿Para nuestro saqueado Archipiélago y victimizadas canarios, o para los mezquinos intereses “chupa sangre” de los de dentro, junto a los explotadores y destructores de afuera que supone el colonialismo?
Dichas preguntas obviamente se contestan por si solas. Lo más lógico, natural, básico, razonable, justo, fundamenta y esencialmente necesario para el gobierno y progreso de cualquiera de las numerosas naciones de los cinco continentes del Planeta. Es el poder y la facultad de autoerigirse y escoger el camino y destino más conveniente del país en que se vive y al que se pertenece, desde dentro y en beneficio de adentro y de los de adentro y en nuestra particular Patria Atlántica Archipielágica: por canarios y para Canarias; sin interferencias ni mangoneo alguno por explotadores y rapiñeros intereses de fuera y para afuera, en brutal y bestial ultracolonialismo de Madrid que nos subyuga.
El colonialismo es un criminal acto de agresión y violación de la libertad y soberanía, por parte de una nación con más fuerza bélica, contra otra más chica, pacífica e indefensa; y en el caso de nuestra Patria Atlántica Canaria por una vandálica barbarie colonialista que continúa aprisionándonos hasta nuestros días, destruyéndonos y aniquilándonos.
El colonialismo es inmoral, y éticamente repugnante.
Jaime Morera
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