Rubens Ascanio Gómez * / Artículos de opinión.- Este sábado fui uno de los centenares canarios que acompañaron en manifestación a los niños saharauis que durante unas semanas son acogidos en nuestras Islas, huyendo de las duras condiciones de los campamentos de refugiados y unas temperaturas que muchas veces rondan los cincuenta grados.
Un pueblo valiente el saharaui, se puede ver en la mirada de sus niños y niñas el valor de saberse resistentes. Un pueblo que fue entregado sin la más mínima contemplación por el Estado Español de mano del Jefe de Estado, Juan Carlos I, a Marruecos y Mauritania, que ha tenido que huir, sufrir la guerra y más de treinta años viviendo en campamentos de refugiados lejos de su país, eso sin duda te convierte en un pueblo valiente, digno de todos los respetos. Hoy en las calles de Santa Cruz se notaba ese respeto y admiración por parte de los canarios y canarias presentes, hasta mucha de la gente que pasaba por la calle que se detenía a mirar o a sacar una foto furtiva.
Canarias no olvida la causa saharaui, aunque a veces algunos pocos digan que el POLISARIO no recuerde la causa canaria. El Archipiélago siempre ha tenido la mano tendida, esperando la llamada de un país que existe aunque no salga en los mapas oficiales. Más de diez mil canarios vivieron y trabajaron en el Sahara durante la colonización española, “pequeños blancos” nos llamaban, el ejército español en su retirada ante Marruecos y Mauritania los sacó de allí de vuelta a las Islas. Treinta y tres años después no se olvidan, no olvidamos los “pequeños blancos” de los bravos saharauis del desierto y viceversa. Incluso yo, que tenía once días de vida cuando la ocupación no olvido y apoyo el derecho de los saharauis a la autodeterminación.
Por desgracia los aliados de Marruecos son poderosos e incluso algunos partidos como el PSOE y el presidente español parecen dar por “perdido” el asunto y miran para otro lado cuando se habla de los derechos nacionales de los saharauis. Dar por perdido a un pueblo entero es una inmoralidad, significa que casi trescientos mil saharauis en los campos y miles más en el territorio ocupado importan menos que el pescado o los fosfatos expoliados por Marruecos.
Al menos la gente de a pie, como las familias canarias que acogen a los ciento cincuenta niños y niñas saharauis que llegaron en estos días, los miembros de las asociaciones de solidaridad y cooperación, los sindicatos, los partidos de izquierda y la inmensa mayoría de habitantes de estas Islas siguen esperando que dentro de poco, cruzando unas pocas decenas de kilómetros de mar, nos encontremos una bandera verde, roja, negra y blanca ondeando junto con esos niños y niñas que hoy nos visitan, a los que esperamos ver jugando en una playa del Sahara libre.
* Rubens Ascanio Gómez
Miembro de Alternativa Sí se Puede por Tenerife
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