David Delgado * / Artículos de opinión.- En estas fechas estivales en las cuales los estudiantes disfrutan de sus vacaciones, los sectores políticos y sociales partidarios del Plan Bolonia se relajan ante la tregua que los estudiantes les brindan. Durante el último curso, progresivamente fue aumentando el rechazo y las protestas contra “Bolonia”, pero las perspectivas para el curso que viene probablemente no sean muy buenas.
Destacó la oposición y las luchas emprendidas por los universitarios de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), las movilizaciones en Madrid y Andalucía, las acciones en la Universidad del Pais Vasco (UPV) y diversas jornadas estatales y europeas que tuvieron un seguimiento importante.
No hay que olvidar a los estudiantes de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), a los extremeños, valencianos y a tantos otros que mostraron su rechazo al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y a los planes privatizadores que hay detrás.
En Canarias, al igual que en la gran mayoría de universidades del Estado español, la actividad anti-Bolonia fue muy testimonial. En las más exitosas manifestaciones apenas se logró movilizar a menos de medio millar de estudiantes, y se produjo más ruido por la represión contra los estudiantes de la Universidad de La Laguna (ULL) en una movilización que tuvo lugar en marzo de 2009, que por la verdadera esencia de lo que está en juego.
No hubo una respuesta contundente y unitaria por parte de los estudiantes canarios. Esta realidad se debe al bajo nivel que existe actualmente en el sindicalismo estudiantil, a la campaña desinformativa de las universidades y al apelmazamiento del alumnado.
La represión estuvo presente, como no podía ser de otra manera, durante todo el curso en distintas ciudades. Hubieron detenciones, expulsiones y agresiones físicas, que en algunas manis fueron brutales. Por su parte, los rectores, consejeros de educación, el propio Ministerio de Educación y Ciencia y otros organismos, optaron por el silencio y la desinformación o bien por una defensa endeble del proceso de adaptación a Bolonia.
Uno de los argumentos “estrella” y prácticamente inmejorable que mantuvieron los defensores de la privatización y la mercantilización de la educación superior, es el que sostiene que con la adaptación del sistema educativo español al EEES lo que se logra es la homologación europea.
Insistieron en que oponerse a Bolonia era oponerse al progreso, pues decían que Europa actualmente es un inmenso mercado y con el EEES se favorecerá la homologación y movilización de los estudiantes a lo largo del continente.
Sin embargo esto es una completa mentira. Se agarraron a este argumento como a un clavo ardiendo, porque no tenían más con los que justificar la involución que supone el Plan Bolonia para las millones de familias de trabajadores europeas que no podrán acceder a estudios superiores, y para el desarrollo técnico y científico de las fuerzas productivas.
¿Existe algún catálogo europeo común de carreras superiores, con el respectivo ordenamiento que debiera llevar cada universidad para la distinguida homologación? La respuesta es negativa.
Si en algunos países los estudios de grado duran tres años y en otros duran cuatro, y el posgrado en unos consiste en un curso mientras que en otros son dos, ¿de qué homologación estamos hablando?
Como bien explicaron un grupo de profesores de la Universidad de Jaén, no se avanza en la homologación, sino que en realidad se mantiene lo habido antes de la reforma, esto es, el Convenio Europeo de Equivalencia de los Estudios Universitarios de 1956, en el marco del Consejo de Europa.
Luego está el problema de que muchas de las universidades prestigiosas de países como Francia, Alemania, Italia y Reino Unido entre otras, no van a participar en el EEES.
En España esto lo han anunciado también diversas titulaciones como medicina, ingeniería o arquitectura, así que, ¿es esta la fantástica reforma que “homologará” los estudios superiores a nivel europeo?
Otros argumentos demagógicos de los oligarcas europeos son los de la adecuación de los estudios al mercado laboral y la modernización.
Si echamos un vistazo a los países que integran el EEES, nos encontramos entre otros a Armenia, Azerbaiyán, Ciudad del Vaticano, Montenegro, Estonia y Albania, junto a Alemania, Francia, Reino Unido, Finlandia e Italia.
Podemos hacernos una idea de la disparidad que existe entre los diversos países, cuyas economías dependen de diferentes sectores productivos, estratégicos y comerciales, llegando a la conclusión de que si hablamos de adaptar el sistema educativo a las necesidades del mercado, la única adaptación que se está haciendo es la que beneficia a la gran burguesía europea y a los países más poderosos; de lo contrario, cada Estado fijaría su propio marco sin subordinarse a este “Espacio” clasista y regresivo.
Sin duda una razón más para independizarnos de Europa, nosotros que podemos.
(*) David Delgado es miembro del Comité Central del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
Comentarios