J. Luis Real Baltar / Artículos de opinión.- La apertura de la campaña para las elecciones europeas ha vuelto a poner sobre la mesa el tema del control poblacional y los límites demográficos del archipiélago canario.
El planteamiento de este problema se puede hacer de dos formas. Una desde el estudio de la realidad social: censos poblacionales, estadísticas sobre flujos migratorios, variables socioeconómicas, y demás recursos que nos ofrecen las Ciencias Sociales. Esto nos daría una imagen aproximada de la situación actual que desde luego es bastante distinta a la distorsionada ofrecida por el presidente del Gobierno de Canarias en sus mítines electorales, fiel ejemplo de la segunda forma de plantear tanto el problema como las soluciones.
El Sr. Paulino Rivero reaparece en escena con un discurso incendiario, no por su entonación, sino por su contenido. Achacar la crisis a la gente que viene de fuera, a la población inmigrante, es algo temerario, al tiempo que falso e impropio de una persona que tiene al alcance de la mano toda la información que antes mencionaba. De alguien que por sus responsabilidades públicas y audiencia ha de tener mucho cuidado con lo que dice, sobre todo cuando ello puede suponer el aumento de las tensiones racistas y xenófobas. Un presidente de gobierno no puede actuar como un pirómano en un monte, pues de sus palabras se pueden derivar actitudes que, dada la situación actual de crisis económica, acaben, como en otras ocasiones ha ocurrido, en violencia contra uno de los sectores más débiles de la sociedad.
Querer imputar por un puñado de votos el fracaso gubernamental en materia educativa (conflicto con el profesorado, fracaso escolar,...), sanitaria (listas de espera, saturación,...), social (pobreza, exclusión,...), económica (dependencia, falta de diversificación,...) y laboral (paro, precariedad,...) a quienes han sido y son víctimas de un sistema económico injusto, de un modelo de desarrollo insostenible, promocionado por gobiernos, banca y empresariado, para un territorio tan limitado como este archipiélago, es algo muy grave y peligroso. Sr. Rivero, sea responsable, no tire sus colillas en este monte que usted mismo ha llevado a su estado actual de sequía.
Comentarios