Domingo Méndez Rodríguez / Artículos de opinión.- Pues yo votaré a Izquierda Anticapitalista, porque defiende el protagonismo de los movimientos sociales, su autonomía y la acción directa como forma de reivindicación y de lucha; porque se afirma abiertamente como una opción contra el sistema; porque plantea reivindicaciones contra la crisis económica, porque está contra la Europa del capital y la guerra, contra la Directiva de la vergüenza, contra la Directiva Bolkenstein , contra el Tratado de Lisboa, contra el plan Bolonia, por el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos, contra la Ley de Partidos…
Por esas, y más razones, votaré a Izquierda Anticapitalista. Razones tan importantes como contribuir as configurar una izquierda antisistema en el Estado español, arraigada en los movimientos sociales, presente een las luchas obreras. Una izquierda que recoja las tradiciones de lucha bajo el franquismo, que pretende incorporar y dar protagonismo a las nuevas generaciones de militantes revolucionarios/as. Razones tan importantes como la de que contamos con aliados como el Bloco de Esquerda portugués, el Nuevo Partido Anticapitalista Francés, Sinistra Crítica en Italia, Respect en el Reino Unido, y grupos que se presentan en Bélgica, Suecia y Polonia. Somos internacionalistas, programática y orgánicamente; defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos, estamos contra toda forma de explotación y opresión. Por más que se hurgue en las biografías de nuestros candidatos, no se encontrará a nadie que negocie a la baja las reivindicaciones obreras, ni que ponga falsos pretextos para la unidad en la acción. Podrá encontrar apoyos, como los de Cándido y Morala, dirigentes de La Naval , de Gijón; de Joseba Iriarte, (Bikila), militante histórico de la izquierda abertxale; o candidatas como Carmen San José, luchadora infatigable en defensa de la Sanidad Pública , de Esther Vivas, cabeza de candidatura, joven y con amplia experiencia en la lucha por un comercio justo, contra las multinacionales de la alimentación, contra la agro-industria.
Cada uno optará según su conciencia, si cuenta con suficiente información, y decide votar, por supuesto. Dar voz a todas las candidaturas, no monopolizar los medios de información, no silenciar a los que puedan resultar incómodos, resulta indispensable en esta democracia raquítica, viciada y tramposa.
Con mis cordiales saludos a toda la gente de izquierda, vote lo que vote, o decida no hacerlo. Nuestro encuentro se hará realidad en las luchas, más allá de los procesos electorales, que son una herramienta para la propaganda y la organización.
Domingo Méndez Rodríguez
Elecciones al Parlamento Europeo. Los Zombis.
07:00 am. Suena el despertador. Media vuelta. Hoy es domingo y no hay ni cole ni trabajo. El día está ligeramente nublado. El sábado ha sido muy tranquilo pero aún así me dormí muy tarde viendo la televisión, con lo que lo más sensato es intentar dormir al menos hasta las diez.
07:12 am. Leches, si es 7 de junio y hoy son las elecciones al Parlamento Europeo. Me tengo que presentar a las 08:00 am en mi colegio electoral ya que soy segundo suplente del presidente. Me levanto de un salto y me enfrento al espejo del baño. No tengo mala cara y no me hace falta afeitar. Preparo el desayuno, de domingo, y tranquilamente mientras escucho en la radio que la alta abstención marcará las elecciones de hoy, me tomo un poco de fruta, bollería industrial y un tazón de café.
07:35 am. Plancho la camiseta de los domingos, la de Estopa, y de nuevo al espejo. Me ducho o me visto. El tiempo apremia y bajo la confianza de que antes de media hora estaré de nuevo en pijama, me lavo la cara, los dientes y me visto. El tiempo se echa encima y no es plan de ir corriendo, que es domingo.
07:45 am. La puerta de algún vecino se cierra y se pone en marcha el ascensor. Deduzco que a este vecino le ha tocado madrugar en domingo por el mismo motivo. Me visto, cojo el sobre marrón que me han mandado de la junta electoral y reviso los papeles. Llamo al ascensor.
07:51 am. Salgo a la calle con el sobre marrón bajo el brazo. Veo que no soy el único, hay un par de sobres marrones más en mi calle y veo que algún otro se acerca por la plaza, uno de ellos es Txema. Mi sobre marrón le pregunta al suyo "que, ¿de que te ha tocado" y su sobre marrón le responde al mío "de vocal y ¿a ti?" "yo, bueno, espero estar de nuevo en la cama en media hora. De segundo sustituto del presidente" responde el mío. Ambos salimos a la calle principal y vemos que una marea de sobres marrones avanzan cabizbajos, como zombis, en la misma dirección que nosotros. Todos los humanos, no uniformados, que deambulamos por las calles a esas horas, portamos sobres marrones o carpetas y nos dirigimos a los distintos colegios electorales.
07:57 am. Ya llego a mi colegio, antiguo Pedro Aristegui en Romo Getxo, donde estudié hace cuarenta años, y el espectáculo es dantesco. Suenan las sirenas de las alarmas, la ertzaina (policía vasca) se muestra nerviosa de un lado para otro. Buscan a alguien. Las verjas permanecen aun cerradas y los zombis con sus carpetas marrones bajo el brazo se arremolinan y parecen querer derribarlas. Un ertzaina aparece con el hombre más buscado por la policía y éste, por fin, descerraja la cerradura de la verja que casi derriban los zombis, y como en la apertura de las puertas de unos grandes almacenes el primer día de rebajas, todas las carpetas marrones, casi a empujones, acceden al patio del colegio.
08:05 am. Distrito 003, sección 008 mesa B. La puerta está abierta, las papeletas en su sitio y la urna preparada. Una chica de ayer, de unos treintaymuchos, parapetada por la urna y en pié, revisa toda la documentación. Mi sobre marrón le pregunta "buenos días, ¿eres de la Junta Electoral de Bizkaia (Vizcaya)?" y ella, muy simpática y con cara de dormida me responde "no, soy la presidenta de esta mesa". Ella no necesita respuestas al ver mi cara de alegría. Todo lo que le digo es "pues creo que con tu permiso me puedo dar media vuelta ya que soy el suplente de tu suplente". Vacilamos un rato los presentes con la suerte que he tenido. Intento, sin éxito, votar para no tener que regresar después. Me despido de todos y en especial de Txema, que se tiene que quedar, me deshago de mi sobre marrón y me dirijo a mi casa. Ahora lo que veo por la calle es gente normal, y en lugar de sobres marrones bajo el brazo, lo que portan es la prensa o el pan.
08:35 am. Llego a casa y me cambio de ropa. Con el pijama ya puesto decido sentarme frente al ordenador y escribir esta entrada.
Que tengas un buen día y que la resaca post electoral no te afecte. Seguro que esta noche, en las noticias, todos los partidos se sentirán unos afortunados vencedores. Pero... los que salimos ganando somos nosotros, los ciudadanos. Una vez más hemos contado con la libertad de poder votar, y además, en esta ocasión, lo hemos podido hacer todos.
¡¡¡Viva la Democracia!!!
Publicado por: Iñigo Palomero | 08/06/2009 en 05:44 p.m.