J.M. Álvarez * / Artículos de opinión.- Como es sana costumbre, el Primero de Mayo en Cuba se desarrolló con entera normalidad en la Plaza de la Revolución. Más de medio millón de personas desfilaron por la histórica plaza, muchas de ellas estaban concentradas desde horas antes del comienzo del desfile cívico. Allá estuvieron británicos, estadounidenses, franceses, latinoamericanos, republicanos españoles, representantes de las diversas nacionalidades del Estado español, todos junto al pueblo cubano.
Periodistas; intelectuales; artistas; saltimbanquis; congas; jarana; baile, una auténtica fiesta a la que acuden los que quieren (eso de que van obligados es puro cuento, a pocos les apetece perderse semejante fiesta). Y fueron muchos, demasiados para los siervos del imperialismo que se mordieron las uñas de impotencia, rumiando en casa su miserable impotencia.
Esos siervos, oliéndose la tostada, clamaron contra el desfile alegando causas epidemiológicas (por todos conocidas), sin embargo, ninguno de ellos menciona pandemia alguna cuando ven a la gente acudir a los estadios deportivos para asistir a los play-off de béisbol, o a las competiciones deportivas que se celebran en Estados Unidos o Europa, donde se concentran miles de personas. ¡Se nota cómo les duele el Primero de Mayo!
En la noche, el noticiero estelar de la Televisión cubana facilitó imágenes de otras manifestaciones acaecidas el resto del planeta. Bajo el titular “Primero de Mayo en los países democráticos" (el término democrático entrecomillado) pudimos ver policías con cascos escudos y porras, cargando y disparando balas de goma, contra la clase obrera que celebraba su día.
Aproximadamente a esa hora, Yoani Sánchez entonaba una patética cacerolada, junto a un coro formado por su papá (perdón, quise decir su marido) y cuatro amigos alentados por el grupo empresarial español PRISA. Sus ridículas, y escasas notas metálicas fueron ignoradas hasta por la noche habanera. Tras semejante fiasco, anuncian un apagón para el 20 de mayo. ¡Qué poca imaginación! Los cubanos ya tuvieron suficientes apagones en el pasado (felizmente superados, así como los problemas de transporte) para que alguien venga a recordárselos de nuevo. Este grotesco grupito se está apagando así mismo, fruto de su connotada estupidez burguesa.
J.M. Álvarez
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