Samir Delgado * / Artículos de opinión.- Hay momentos en que todo parece perdido frente a la impunidad brutal que mal gobierna estas islas cada vez más desafortunadas. Si ya resultan apabullantes las malas noticias que no cesan de bombardear el archipiélago con el aumento de la corrupción institucional y el descalabro económico de las familias, el grave deterioro medioambiental y el drama humanitario de los naufragios, ahora la última jugarreta del Ministerio de Defensa ha sido el anuncio en plenos carnavales de maniobras de aviones de combate “eurofighter” a sólo 70 millas de nuestra costa.
Un simulacro de guerra con efectivos españoles y yankis que resulta a todas luces el hartazgo final para poner el grito en el cielo y embroncarnos en la calle frente a cualquier búnker gubernamental, sin los paños tibios de quienes pretenden cambiar las cosas desde cierta izquierda apalancada tras los faxes a la prensa, de quienes por su silencio cómplice andan despistados en el centro de su mundo particular y de quienes siendo de derechas hacen carantoñas de extrañeza cuando se les pregunta por la militarización de Canarias.
El dibujo en el mapa de las islas como una plataforma de agresión a otros pueblos y su conversión en punto caliente para maquiavélicos planes dada nuestra situación geográfica es una obviedad de perogrullo.
Por mucho maquillaje publicitario en el exterior sobre nuestras bondades paisajísticas y la calidez de nuestros entornos naturales, la peor cara de las islas sigue siendo la de pelotazos urbanísticos en los litorales y las colas del paro que evidencian la fantasmagoría de nuestros barrios, pero todo bien ocultadito para que no se vea como los feísimos polvorines militares del ejército que por muchos lugares de las islas con sus murallas acorazadas ofrecen un misterio para nada sobrenatural.
Ya resulta una verdadera tomadura de pelo el hecho de que los gastos presupuestarios en el ministerio de Defensa sean desorbitados en comparación con otras verdaderas necesidades de la sociedad, más aún ahora que estamos metidos de lleno en la mega crisis económica de estos años.¿De verdad hacen falta los tanques para sentirnos más seguros?,¿la amenaza futura de una invasión sobre nuestro territorio no se parece mucho al cuento de los marcianitos verdes que vendrán de afuera?, ¿hasta que punto resultan sostenibles los radares apuntalados encima de nuestros espacios naturales? ¿los acuartelamientos con sus toques de cornetín en medio de muchos barrios no son un obstáculo real para el bienestar social más necesitado de amplios parques urbanos y espacios liberados para el esparcimiento vecinal?.
Desde luego que el abuso del poder mediático alcanza niveles de contaminación sociológica incalculables. Se nos pinta la institución militar como una salida laboral milagrosa para así aprovecharse de los altos índices de fracaso escolar y la indefensión de una mayoría juvenil con escasos recursos de supervivencia.
Parece que la jerarquía militar, una de las instituciones piramidales con el peor legado vigente del nacionalismo español más exacerbado, reúne por su posición dentro del Estado la completa impunidad, intachable y respetada, cuando bien al contrario su realidad interna está contaminada por la herencia franquista y el culto a los símbolos castrenses de la peor calaña histórica desde la guerra de Cuba no tan lejana para muchos nostálgicos del espíritu plus ultra.
El papel de los militares en la sociedad sigue siendo la manutención de los rancios dogmas de la superioridad del fuerte, la instrucción diaria en el frívolo arte del manejo de armas para el oficio remunerado del mercenario profesional, todo completamente alejado de la educación cívica por los valores de paz entre pueblos, el completo desarme de la vida pública y el fin de la violencia en los conflictos internacionales que muchas veces quedan hipotecados gravemente por la mala injerencia externa y el tutelaje instrumental con intereses económicos, por muchos soldaditos de plomo que mande el ejército español al Líbano y por muchas tropas con cascos azules que circulen llevando caramelos por Irak o Darfur.
Por estos días sempiternos de apariencia invernal con los visitantes europeos ávidos de sol, por nuestros cielos isleños también habrán avioncitos jugando a la guerra de las galaxias.
Quién sabe, como están las cosas, una vez pasada a la historia la proclama de la insumisión frente a la comida de bola del ejército y con el piberío de hoy enganchado a las metralletas de la consola, tal vez si nadie protesta y nos quedamos mirando a la conchinchina, no sería extraño que la Consejería de turno anuncie mañana mismo que los F-16 puedan llegar a ser también fotografiados para deleite de un interesante sector turístico de veteranos de guerra y un atractivo educativo para las excursiones de unos colegiales familiarizados tardíamente con la saga de Rambo, que tantas pantallas de cines llenó de salsa de tomate y pestazo a pólvora.
Quién sabe, en tiempos de crisis la inteligencia militar suele estar muy solícita, y por estar tan diestros en el pirateo, mejor no dar ideas.
“Escritos del cibercafé”
(Volumen segundo)
Samir Delgado
www.samirdelgado.org
01 de marzo de 2009
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