J.M. Álvarez * / Artículos de opinión.- La decisión del Tribunal Constitucional de no aceptar los recursos presentados por D3M y Askatasuna a nadie sorprende, pues todo estaba ya cocinado y el plato a servir en la mesa, era el pucherazo. Las ilegalizaciones de candidaturas, o de partidos políticos no sometidos ni sujetos a compadreos, se argumentan utilizando la ausencia de condena de los atentados de ETA. No condenar, e ahí la panacea, pero es una panacea que no se sostiene ni con la ley en la mano. Y no lo digo yo, sino Javier Pérez Royo, Catedrático de Derecho Constitucional (poco sospechoso de abertzale) que lo recogió en un artículo, titulado “El derecho de Batasuna a no condenar” publicado en el diario El País, en agosto de 2002, del que nadie quiere oír hablar.
En cuanto a los que no se dejan domesticar, se les atiza un estacazo en forma de arrestos o torturas, y aquí paz y allá gloria. Ese es el panorama que emponzoñará la próxima cita electoral del País Vasco. Incluso el tolerante presidente Rodríguez Zapatero, se jacta de haber detenido 365 personas en dos años, un etarra (todo es ETA) cada dos días, desde principios de 2007. Curioso, si todos los detenidos fueran de ETA, ésta debería contar con un increíble número de miembros, justo lo contrario de lo que nos dicen. La realidad es que el número de arrestados y encarcelados, reflejan la existencia de un conflicto que el régimen de Madrid no desea solucionar porque el franquismo, y su sagrada unidad de la Patria, imprimen carácter.
J.M. Álvarez
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