J.M. Álvarez * / Artículos de opinión.- Tras las últimas liberaciones de presos llevadas a cabo, de manera unilateral, por las FARC, el dictador Uribe ya no puede decir que la guerrilla secuestra civiles porque quienes siguen en poder de ella, son policías y militares, es decir, combatientes uniformados y en todas las guerras los bandos en lid, suelen canjear sus prisioneros. ¿Alguien se acuerda que existen soldados de las FARC, presos en las cárceles de exterminio del Gobierno de Uribe?
El dictador Uribe, dice que “no permitirá que la guerrilla haga teatro político ni circo con sangre”. ¡Miren quién vino a hablar, el que organizó la Operación Jaque, (película interpretada por la ínclita Ingrid Bentacourt) donde estuvieron presentes multitud de cámaras que mostraron la usurpación de los emblemas de la Cruz Roja! En esta ocasión, Uribe no ha permitido el acceso de cámara alguna porque la iniciativa ha partido de las FARC, demostrando que además de genocida, es también un megalómano. En cuanto a su dantesca alusión a la sangre, que revele quiénes fueron los autores reales de la explosión de un coche bomba en Cali, poco antes de que se produjeran las liberaciones, que revele quiénes asesinan a los periodistas críticos con el régimen, a los abogados laboralistas y a los campesinos destinados a inflar las estadísticas de las bajas guerrilleras.
Después llegó el turno de Sigifredo López, superviviente de los 12 diputados de la asamblea del Valle del Cauca, presos por las FARC en 2002, que murieron cinco años más tarde, cuando un grupo paramilitar, en combinación con el ejército regular, atacó el campamento guerrillero donde estaban concentrados. López, fiel a su condición de siervo de terratenientes, afirmó que los guerrilleros tienen orden de asesinar a los prisioneros “apenas sientan el primer helicóptero o la primera bala". Flagrante contradicción: de ser así, ni él, ni el resto de liberados estarían hoy con vida. Culpó a las FARC de haber asesinado a los diputados citados arriba porque “ no hubo combate, ni helicópteros, ni nada". Nueva contradicción pues él mismo dijo que salvó su vida debido a que, días antes de esos hechos, fue trasladado a otro lugar; por tanto, a no ser que posea el don divino de la ubicuidad, es imposible que sepa lo que sucedió en un campamento donde no estaba. Sigifredo López, se ha comportado correctamente.
Alan Jara, está siendo señalado como un demente a causa de sus manifestaciones, quizás por ello los colaboradores del pequeño dictador colombiano, están proponiendo que los recién liberados no hagan declaraciones públicas, hasta que pasen un mínimo de ocho días en manos de los psiquiatras del régimen, tiempo suficiente para que los ex cautivos locos, se vuelvan “cuerdos”.
J.M. Álvarez
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