Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- La llaman la revolución de las iguales. Quien la promueve es BALADRE. Más allá de partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales. Al margen de las trilladas estrategias de la jerarquía. De cualquier sistema organizativo que rápidamente establece fronteras, cierra espacios, marca propiedades, manipula, ahuyenta afectos. Nada de intermediarios. La coordinación marca el camino. Autonomía total. Atrás quedan las organizaciones, coordinadoras, plataformas, foros, permanentes. Sólo existen las personas. Personas libres y solidarias. Nunca máscaras de la tragedia griega. Aquí la tragedia está en la calle. Cada día. En cada casa. En ellas, las personas. En ustedes, las personas. En nosotras, las personas. No hay género. ¿La crisis? Que la paguen ellos. Quienes la inventaron. Los que no son personas: entidades corporativas, bancos, gobiernos, instituciones, estados, multinacionales. En definitiva, los hijos de Bretton Woods, del FMI –Fondo Monetario Internacional- o de la Europa del capital. ¿Recuerdan a Naomi Klein y su libro No logo? Porque Hacienda somos todos, pero no todas…Las personas.
BALADRE es una flor venenosa, concretamente la adelfa. En esta coordinación con nombre de flor indigesta para los poderosos, se dan cita colectivos diversos, con sensibilidades diferentes, pero con una voluntad común: “la de denunciar la desigualdad, la pobreza y la marginación en cualquiera de sus formas” (http://www.redasociativa.org/baladre/). Málaga, Valencia, Porto, Alemania, Vitoria, Buenos Aires, Valencia, Barcelona, Cantabria, Galicia, Salamanca, Logroño, Madrid, Irún, Granada, La Orotava …Precisamente La Orotava acoge estos días de enero de 2009 a las gentes de BALADRE en el “Espacio Sociocultural LA CASA” (www.espaciolacasa.org), donde se ha formado la “Asamblea Canaria por el reparto de la riqueza” (http://repartodelariqueza@espaciolacasa.org) para hablar de las realidades y experiencias de cada barrio, de cada municipalidad, de cada pueblo (cooperativas, menores, exclusión social, vivienda, empleo, ayudas sociales, sanidad, paro, pobreza, educación…). Seguir caminando hacia el futuro y hacer frente a la crisis que ha desencadenado el capitalismo global. Desde abajo. Desde la realidad de quienes se les niega la voz. Voz de los sin voz.
La Renta Básica de los iguales es el derecho que tiene cada ciudadano y cada ciudadana, por el hecho de nacer, a percibir una cantidad periódica para cubrir sus necesidades materiales. Así la define BALADRE, quien convierte la iniciativa en un instrumento de acción política y social y con características tales como que sea “individual (no familiar); universal (no contributiva y para todos); incondicional (independiente del nivel de ingresos y del mercado de trabajo); la cuantía ha de ser por lo menos igual al umbral de pobreza y recibir cada persona la misma cantidad; una parte se percibirá en mano y la otra en forma de bienes de uso colectivo”. Para añadir que la mayoría de las prestaciones sociales actuales sujetas a control y gasto burocrático quedarían así refundidas en esta Renta Básica.
Desde La Orotava se advierte que en Canarias “los datos son alarmantes, 136.000 familias isleñas, dos de cada diez personas, sobreviven con menos de 6.000 euros al año, mientras que cien personas en las islas acaparan 10 millones de euros. La tasa de pobreza en el archipiélago se sitúa en un 20,3%, por encima de la media estatal. El Departamento de Bienestar Social del Gobierno Canario recibió el pasado año más de 17.000 peticiones de ayuda para grandes dependientes, y Cáritas calcula que se produjeron a finales de 2008 más de 27.000 demandas de ayuda sólo en Tenerife”.
El ser humano, es un gran predador que ha demostrado tantas veces ser el enemigo nº 1 de los ecosistemas, de la vida y de su propia especie. La pobreza y la exclusión social caminan siempre con él. La Renta Básica es un pequeño gran fruto de BALADRE, esa flor que necesita ser regada con el agua de la solidaridad y de las conciencias. La última revolución. La utopía necesaria del municipalismo comunitario.
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