Rubens Ascanio Gómez * / Artículos de opinión.- Un par de zapatos parecen poca cosa en estos días, sin embargo, en Irak, donde unos simples zapatos se convierten en mudos testigos de calles y aceras bañadas de sangre y dolor, se pueden transformar en toda una imagen poderosa.
Los zapatos iraquíes comparten más bien poco con sus compañeros italianos, más acostumbrados a suelos de mármol o el parquet calentito, tampoco tienen nada que ver con los náuticos que caminan sobre cubiertas de yates o veleros, poco o nada comparten con los zapatos de tacón de pasarela o de alfombra roja…en humildad recuerdan a la sandalia de plástico de nuestros pescadores, a las lonas de las gentes del campo o a la recia bota de trabajo.
Poca atención les prestamos a los zapatos iraquíes, de vez en cuando los vemos en las noticias, silenciosos y abandonados, al lado de un charco de sangre o chamuscados por el fuego.
Por desgracia ya son 655.000 los pares de zapatos que no podrán acompañar a sus dueños/as en Irak por culpa de una guerra realizada con mentiras y pagada con petróleo.
Hace apenas unas horas, dos zapatos iraquíes han ocupado los noticieros de medio mundo, convirtiéndose en un símbolo para millones de humildes del planeta, esos zapatos van a ayudar a que mucha gente recuerde los ocho años del gobierno Bush como uno de los momentos políticos más oscuros e infectos de la historia de ese Imperio.
Esos dos zapatos iraquíes, zapatos de periodista, de joven, de civil… representan el punto y final para un mal gobernante, pero pueden ser el punto de inicio para que muchos zapatos más se muevan por el planeta, ayer en las calles de Bagdad y Basora miles de personas los lucían en sus manos como un nuevo símbolo, humilde, pero símbolo al fin y al cabo.
* Rubens Ascanio Gómez
Miembro de Alternativa Sí se Puede por Tenerife.
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