David Delgado / Artículos de opinión.- Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación, realizó el jueves 11 de diciembre unas declaraciones en las cuales demuestra por un lado su desprecio a los estudiantes y por otro el más que evidente alineamiento del actual gobierno del PSOE con los intereses de la alta burguesía. Ya no engañan ni a su militancia.
Tras calificar de “minoritarias” las propuestas de los estudiantes anti-Bolonia y afirmar que las acciones de protesta la protagonizan “focos de descontentos”, basándose en los datos que maneja, concluye que «la percepción de los estudiantes sobre la nueva ordenación académica es mayoritariamente positiva, como se deduce de la demanda de matriculaciones en las nuevas titulaciones adaptadas al Espacio Europeo de Educación Superior».
En 33 universidades adaptadas al EEES miles de estudiantes realizan sus estudios, y el próximo curso 2009/2010 prácticamente la mayoría de los centros habrán adoptado el plan de la burguesía europea. Sálvese quien pueda.
La ministra tramposa en sus declaraciones no menciona en cambio que esa “demanda de matriculaciones en las nuevas titulaciones adaptadas al EEES” son referentes a estudios de Grado, que es una titulación desde el punto de vista teórico-práctico cuasi similar a estudios de Formación Profesional (FP).
Señora ministra, los estudiantes no somos tontos aunque sus planes vayan dirigidos a que seamos de tal modo. Sabemos leer entre líneas y descifrar que hay tras sus grandilocuentes declaraciones lanzadas en defensa de su gobierno y cuyo objetivo es desacreditar a quienes rechazamos los planes europeos para una educación mercantil.
El viernes 26 de octubre de este año, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto (RD) que suplanta el modelo universitario que conocemos actualmente de Diplomaturas y Licenciaturas por el de Grado y Máster. Se trata de la plena adaptación jurídica del sistema educativo español al EEES. Pues bien, en ese RD se define en el artículo 9 la titulación de Grado del siguiente modo: “El grado tiene como finalidad la obtención por parte del estudiante de una formación general orientada al ejercicio de actividades profesionales”.
El Grado se estructura en 240 créditos (4 años), de los cuales tan sólo 90 (año y medio) son de formación de la titulación específica que se realiza. 60 son de formación básica otros 60 de prácticas directas en empresa (por supuesto impagadas), y entre 6 y 30 para el trabajo de fin de grado.
Quien finalice sus estudios y se “gradúe” se encontrará con que habrán desaparecido las antiguas atribuciones profesionales de las Diplomaturas y Licenciaturas con lo que las posibilidades de encontrar trabajo se reducen drásticamente.
Los estudios de especialización de postgrado son los que proporcionan atribuciones, con lo cual habrá que estudiar para ello un Máster. Pero ese Máster hay que pagarlo, y los costes oscilarán entre 3 y 6 veces más que los actuales. Por lo tanto, tan sólo una minoría proveniente de familias adineradas, mayoritariamente burguesas, son las que tendrán el derecho, que les otorga su capital obtenido por la explotación de los trabajadores, de convertirse en los futuros arquitectos, abogados, empresarios e ingenieros entre otras especializaciones.
Para más inri los Máster estarán directamente dirigidos por las grandes empresas transnacionales. Toyota ofrecerá su Máster en ingeniería mecánica, Telefónica en telecomunicaciones e IBM en informática por mencionar algunos ejemplos ilustrativos.
Y será ANECA, un organismo no universitario quien evaluará y determinará el contenido de los Planes de Estudio de los Grados, Masteres y Doctorados. En el RD citado anteriormente, en el artículo 25 se puede leer que el grupo de empresarios que conforma ANECA decide que debemos y que no debemos estudiar.
La posibilidad de estudiar con becas desaparece también, y en su lugar aparecen préstamos que a día de hoy ya ofrece el Banco Santander Central Hispano. Los futuros trabajadores dóciles y acríticos, “moldeados” por las grandes empresas tendrán así que aceptar sumisamente las condiciones precarias que se le ofrecerán en su futuro trabajo. Si lo consigue claro.
Tenemos que olvidarnos también de la posibilidad de compaginar estudios y trabajo para costearnos los altos precios impuestos, pues nuestra matrícula de 60 créditos supondrá una media de 35 horas semanales de permanencia obligatoria, de las cuales sólo 10 serán lectivas.
Quien haya concluido sus estudios universitarios o actualmente los realice según el modelo antiguo sufrirán con la homologación la conversión de su título en Grado. Por lo tanto incumbe a todos, no sólo a los estudiantes que cursarán estudios universitarios en los años venideros y a las futuras generaciones.
La respuesta de los estudiantes se está haciendo latente en todo el Estado. En más de media docena de universidades de todo el Estado se mantienen encierros. Barcelona, Sevilla y Valencia, fueron las ciudades cuyos universitarios prendieron la mecha que se expande por todo el país.
En Canarias tenemos que ir más allá.
En primer lugar informar al conjunto de los estudiantes de lo que está ocurriendo. Explicar en qué consiste el proceso de Convergencia Europea, a quien beneficia y a quien perjudica y cual es su objetivo. Denunciarlo y organizar posteriormente acciones de rechazo: movilizaciones, encierros y distintos actos de desobediencia entre otras actuaciones.
Pero no tenemos que detenernos ahí. El Plan Bolonia no nos conviene, pero tampoco nos conviene ningún otro modelo educativo colonial planificado e impuesto por una potencia europea. Canarias sólo puede satisfacer sus necesidades y posibilidades científicas, tecnológicas, humanitarias, artísticas y culturales y su derecho histórico como nación diferenciada, a desarrollarse integralmente, mediante la consigna de un sistema educativo canario independiente, edificado con el espíritu del socialismo.
Así, la lucha contra el Plan Bolonia que está germinando en Canarias, y que en los próximos meses se habrá consolidado, debe fijar su horizonte en la organización de un movimiento permanente que gire en torno a la defensa de la ruptura de Canarias con el sistema educativo español armonizado por la burguesía europea.
Habrá que trabajar metódicamente por supuesto. Pero de este modo, tenemos que evitar limitarnos a la creación de un efímero micro-movimiento que denuncie infructuosamente un proceso, que no es más que la evolución natural de un capitalismo monopolista y colonialista encuadrado en un escenario de rivalidades inter-imperialistas.
El trabajo a corto plazo es importante: organizarnos, informar y movilizarnos. Si actuamos correctamente inicialmente, se materializará sin duda ese frente estudiantil canario independentista y socialista.
(*) David Delgado es militante del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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