Pedro Brenes * / Artículos de opinión.- El gobierno derechista de Karamanlis ha llegado demasiado lejos en su intento de hacer pagar a los trabajadores y a los pensionistas griegos las consecuencias de la crisis económica y la recesión, que se extiende como mancha de aceite por todos los países de la Unión Europea.
El Partido Comunista Griego y los sindicatos han respondido a esta política reaccionaria y antipopular, con el llamamiento a una Huelga General que paralizó completamente el país y que, unido a las protestas por el asesinato de un joven estudiante por la policía, ha puesto contra las cuerdas al gobierno burgués de la Nueva Democracia.
En Grecia, tal como ha ocurrido en otros territorios integrados en la UE, después de algunos años de subvenciones, ahora no queda más remedio que devolver los regalos envenenados comunitarios en forma de paro, subida de precios, recorte de derechos laborales, disminución de las inversiones públicas y los presupuestos para la educación y la sanidad, y reforma de las pensiones.
La Unión Europea, que nos presentaban como un espacio de prosperidad económica, democracia y libertad, se transforma rápidamente en una entidad sumida en la crisis financiera y la recesión económica. Y habiéndose terminado la abundancia y la generosidad de los fondos de convergencia, el pueblo griego debe ahora alimentar con su trabajo y con la erosión de su nivel de vida, a los grandes monopolios financieros europeos que controlan la mayor parte de la producción y la distribución de productos en todo el continente.
Pero esta tendencia de la burguesía reaccionaria que, ante la crisis, no concibe otra política para garantizar sus beneficios que la destrucción de puestos de trabajo, la flexibilidad laboral y el abaratamiento del despido, se desarrolla de la misma manera en todos los países de la Unión Europea.
Y, ante la resistencia de los pueblos a la sobreexplotación capitalista que se intensifica cada día, la respuesta de los Estados burgueses se endurece. Los cuerpos represivos y sus tácticas “antidisturbios” derivan inevitablemente hacia métodos más letales. Y siempre, por si acaso, se reservan el recurso al fuego real y el uso de las armas reglamentarias “en defensa propia”.
Y así, cada paso adelante de las fuerzas populares, provoca una vuelta de tuerca en la acción represiva del Estado de los capitalistas.
Y resulta curioso que mientras la burguesía se reserva el derecho de emplear la fuerza contra los trabajadores, se escandalizan como fariseos ante la utilización de métodos de fuerza por parte de los sectores populares más afectados por el dominio económico y militar de los explotadores.
Teniendo en cuenta que la crisis se agrava y la recesión se profundiza cada día, los cuerpos represivos de los Estados burgueses de la Unión europea se preparan y se refuerzan aumentando sus plantillas y mejorando sus medios de “control de motines”, pues saben muy bien que los trabajadores no cederán sin lucha sus derechos y su calidad de vida para salvar los beneficios de los millonarios y de los banqueros.
Pero, de la misma manera, la clase obrera debe prepararse ideológica y políticamente para la resistencia y la rebelión combatiendo, en primer lugar, el prejuicio y el reflejo psicológico según el cual sólo la burguesía tiene derecho a usar la fuerza para defender sus intereses de clase y someter a los trabajadores.
Y para ello es necesario denunciar a los medios de comunicación que, mientras califican cualquier crimen de la represión burguesa como acción legítima de los “cuerpos de seguridad” o “fuerzas del orden”, lanzan histéricos chillidos contra el “vandalismo” de “los incontrolados” cuando es el pueblo el que reacciona y se defiende de las agresiones del Estado de los banqueros y los monopolistas.
Y los comunistas tenemos el derecho y el deber de “introducir reflejos militares en el pueblo”, de tal manera que, llegado el momento, la idea de la rebelión y la insurrección para la defensa de sus intereses y la resistencia a la explotación capitalista no le sea ajena.
(*) Pedro Brenes es miembro del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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