La Loteria Nacional es el fraude más grande que conozco, con el rollo de la ilusión recaudan otro montón de pasta en impuestos voluntarios. Otro piramidal más, está pensado para enriquecer a los faraones que organizan el jueguecito.
Y el negocio es redondo porque la probabilidad de que toque una cifra importante es de una entre 85.000, es decir que hay un 85% de probabilidades de perder todo, un 10% de recuperar lo gastado y un 5% de que te toque un algo más de lo desembolsado.
Pero la ilusión y todo el tejemaneje publicitario que rodea a la lotería es lo que nos acaba despistando de la cantidad de millones que ingresa el estado a costa de nuestra fascinación tercemundista por el dinero en montones de “a millón”.
Si éste fuera un país próspero nos la sudaría la Lotería, tendríamos ilusión suficiente con construirnos un presente digno con lo que se gana, con nuestros negocios y trabajos, pero no.
Hemos vuelto a escuchar todas esas entrevistas en las que un paisano elegido al azar a la pregunta milenaria de:
-”¿Qué haría usted si le tocara el gordo”?
Ha soltado la archiconocida respuesta de:
-”Yo, tapar agujeros”
Pero será “nuestro agujero” el que nos sigan tapando.
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