Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- Santa Cruz de Tenerife ostenta un récord vergonzoso. Posee el mayor número de símbolos de la Dictadura franquista. Según el investigador Pedro Medina Sanabria (http://personales.ya.com/pedroms/memoria.html), son 103 las calles que en pleno siglo XXI siguen llevando nombres relacionados con los que, al margen de la ley, asaltaron las Instituciones democráticas y acabaron con la libertad en este país. Junto a ellas, monumentos como el erigido a Franco en la Avda. de Anaga, o el dedicado a los Caídos de la Plaza de España, este último declarado incluso ¡Bien de Interés Cultural (BIC)!
Dice también el investigador citado, que si Santa Cruz posee este triste récord es porque “hay políticos que son herederos del pasado”. No en vano, sigue diciendo: “las actas municipales parecen libros genealógicos, se repiten los apellidos de los gobernantes, y los de hoy son nietos y biznietos de los que estaban antes”. De lo que se deduce que estaríamos ante un caso de monarquía municipal hereditaria, una auténtica saga camaleónica donde las haya. De hecho, en el año 2001, la firma NIM (Naturaleza Cálida Inc. & NIM 2001) ganaba el concurso “Fotonoviembre” convocado por el Cabildo Insular de Tenerife con una serie de postales. Una de ellas hacía referencia a las calles fascistas santacruceras bajo el lema: “FACHA-DAS de Santa Cruz”. En la misma, una imagen donde las dos chicas NIM aparecían tapando la placa de la Rambla General Franco con una frase al lado: “Si quieres que limpiemos los nombres de tu ciudad ¡¡Llámanos!!” Tras ganar el concurso y con las postales ya impresas, la Genealogía de la que hablábamos les retiró a toda prisa el galardón por herir la sensibilidad no precisamente del espectador.
Santa Cruz está en condiciones de levantar su particular “Casa del Terror” al estilo de la existente en Budapest y en la que se hace un recorrido documental y patrimonial por las dos dictaduras que una tras otra asolaron esa ciudad a lo largo del último siglo como la nazi-fascista y la comunista. Casa que se complementa con un museo de los horrores, donde han ido a parar los símbolos de ambos totalitarismos. Aunque, vista la voluntad política de los actuales mandatarios santacruceros, parece más bien como si estos, estuvieran diseñando una ruta turística al gusto de un turismo de extrema derecha europeo, con el fin de hacer deambular por sus calles y por los monumentos del otro mundo, a sus simpatizantes y seguidores.
La Asociación para la Recuperación de la memoria Histórica de la Isla de Tenerife (ARMHIT), coincidiendo con el treinta aniversario de la Constitución española, daba un ultimátum al Ayuntamiento santacrucero con un requerimiento legal en el que se le impelía a cumplir con la Ley de Memoria Histórica (Ley52/2007 de 26 de diciembre) en el plazo de tres meses. Los dos únicos intentos por cambiar el callejero de exaltación del terrorismo fascista habían tenido lugar en 1979 con resultados negativos. Justo tras ser aprobada la citada Constitución cuyos protagonistas continúan ignorando en nombre de la democracia y la libertad a quienes dieron su vida por esa democracia y esa libertad.
José Carlos Schwartz, desaparecido en 1936, todavía sigue siendo alcalde de Santa Cruz. Aún no ha muerto. No existe acta de defunción. Ninguno de sus sucesores ilegales o legales al frente del Consistorio se ha preocupado de dar con su paradero. Junto con él y muchos otros, también ha desaparecido ese territorio de la tragedia y de la ausencia llamado Fyffes. Recuerdo del terror que ya no existe. Grabado a sangre y fuego, eso sí, en la memoria colectiva del pueblo. Un monumento erigido por ese pueblo perpetúa la memoria de sus víctimas en el silencio de unas ramblas con el nombre aún de su verdugo…
Agapito de Cruz Franco
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