Icod de los Vinos / In Memoriam.- En el preámbulo de finado del cielo plúmbico otoñal, desprendíanse chubascos débiles y sincopados, formadores de charcos capaces de reflejar la melancólica pisada de aquellos a los que seguimos el último de los magisterios de un hombre, un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra, como diría Unamuno.
De mediana estatura y esbelta figura de elegantes proporciones, Antonio Acevedo lucía bajo su despejada frente unos ojos grandes, oscuros de penetrante mirada henchida de expresiones, no menos transmisoras de sensaciones que su grave y enérgica voz provista de agradables y viriles armónicos de sonoridad.
Singular conversador y pensador peripatético (a la manera aristotélica) avezado en las nobles artes de la oratoria y persuasoria, que hacían de él un férrico oponente en las pugnas dialécticas de las que gustaba participar tanto fuera como dentro del aula, donde era preceptor de las Ciencias Exactas, que en los tiempos modernos, tenía la justificada presunción de desplegar cualquier conocimiento matemático sin más apoyatura material que la tiza con la que podía mostrar su señorial caligrafía y un firme pulso para trazar la circunferencia perfecta en las tantas y tantas pizarras de su Instituto de Icod de los Vinos, en las que cumplió sus funciones de docencia desde el año 1979, calendas suficientes en las que supo contraer sobrados méritos académicos, didácticos y humanitarios, por lo que una justa honra pasaría, al menos, por dedicarle el nombre de una de las aulas del I.E.S. Lucas Martín Espino o el propio seminario de Matemáticas del que fue sin lugar a dudas santo y seña.
Acevedo no sólo fue un hombre de números al servicio de la abstracción matemática, sino que aglutinaba virtudes que lo dotaban de una activa personalidad polivalente, capaz de derrochar ideas y esfuerzos para modernizar la Sociedad Centro Icodense y devolverle así el estatus adquirido tiempo atrás y por ello bien mereció las distinciones materializadas en el premio que le otorgó la institución en 1997. Pero por encima de todo, Antonio Acevedo fue en siempre icodense de pro, municipio que nunca abandonó y hasta el crepúsculo de su vida cultivó valores de patriotismo, que en tiempos como hoy de la tardomodernidad no se aprecian, ni se valoran ni se tienen en cuenta, porque en momentos de individualismo, de vacío axiológico, causantes de contradicción y desgarro, el hecho de mostrar sensibilidad por el municipio puede resultar utópico o cuanto más irrisorio, pero un hombre equitativo y de principios como el mentado, ha tenido siempre la gallardía de seguir fielmente los dictados de su conciencia patriótica, lo que lo han convertido en uno de los icodenses más ilustres de la actualidad.
Destacada pérdida insustituible en el Padrón Municipal Icodense y que sólo hallará el consuelo perpetuo de quienes lo conocimos, tratamos y admiramos, que el Excmo. Ayuntamiento tomara a bien la voluntad de dedicarle una de las nuevas arterias que se están trazando en el actual callejero de expansión urbanística para que el futuro y, con ello, las nuevas generaciones, reconozcan a quien fue un ínclito hijo del pueblo a quien el propio pueblo pagó su débito.
Que descanse en paz, Antonio Jesús Acevedo Hernández.
Icod de los Vinos, a 29 de Octubre de 2008.
Este lector se encuentra lejos de su tierra, y es por ello que esta noticia hace de este día un triste momento para mi vida, pero con la sonrisa puesta, pues mis recuerdos para con Antonio es, y con el corazón en la mano, un continuo aprendizaje, tanto como estudiante, como jugador de baloncesto.
Todas las palabras sobran, o no son suficientes, pues las vivencias de cada uno de nosotros es bien distinta, pero tal y como dicen en este artículo, sólo podemos hablar de Antonio como: "UN BUEN HOMBRE"
Desde la distancia y con la pena que esta noticia me supone:
"Gracias Antonio" un abrazo y disfruta, allá donde estés, tal y como lo hiciste aquí.
Gustavo Campos
Publicado por: Gustavo Campos | 07/11/2008 en 08:41 p.m.