Artemi Semidán * / Artículos de opinión.- A pesar de que los medios de comunicación burgueses -y especialmente las televisiones- insisten en impartir doctrina sobre las bondades de sanear los bancos con dinero público, lo cierto es que en las cafeterías, en los centros de trabajo y hasta en las reuniones familiares, la cosa no se ve tan clara. El fútbol y las tonterías de la prensa rosa están siendo sustituidas en las conversaciones por la economía, el paro y el temor al futuro.
Y en esas conversaciones aflora cada vez más un profundo malestar, incluso cabreo, por el desigual trato dado por el Estado a los bancos y a quienes son literalmente devorados por aquellos. Las hipotecas -cuyo coste no entra en el cálculo del Índice de Precios al Consumo (IPC)- siguen estando altísimas, llevándose por delante la mitad o más del sueldo. Ir a hacer la compra supone enfrentarse al hecho de que los salarios alcanzan cada vez para menos y que la inflación real está disparada. No digamos las pensiones.
No hay familia en que no haya ya uno o dos parados. La tasa oficial de desempleo en Canarias, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del INE español es del 17,50% en Canarias, 6,17 puntos por encima de la media estatal (11,33%). Las prestaciones por desempleo son claramente insuficientes. Cualquier gasto extraordinario -por ejemplo, tener que ir al dentista o que se te rompan las gafas- se convierte en algo imposible de resolver.
Muchas familias llegan a final de mes con una sola comida al día o a base de galletas de marca blanca y leche ultrabarata (lo de leche es un suponer). Cáritas ha denunciado un incremento de más del 40% de la demanda de comida en Canarias, Otras personas, especialmente mayores, simplemente pasan hambre, pero les da corte reconocer su indigencia: han sido educados en que la pobreza es una vergüenza para los que la sufren.
Sin embargo también eso está cambiando, porque el problema está demasiado generalizado. Mientras desde la televisión nos piden “confianza” y que no nos dejemos llevar por el pánico, a la vez que tratan de convencernos de que regalar dinero a los banqueros va en “beneficio de todos”, la indignación popular sigue creciendo sordamente. Leyendo la letra pequeña, encontramos voces que nos alertan de que lo peor está por llegar.
Y si la cosa se prevé mal en los grandes países imperialistas, mucho más sombría aparece en una colonia tan extremadamente dependiente como Canarias, mientras se esfuman fondos europeos y hasta el turismo empieza a erosionarse. Nuestra responsabilidad es encauzar ese creciente descontento popular para que no quede en un cabreo inútil, y para que lo que llegue no sea “lo peor”, sino lo mejor: un gran salto adelante hacia la independencia nacional y hacia el socialismo.
(*) Artemi Semidán es miembro del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
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