Costa de Los Cristianos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Lo bueno que tiene el digitaldelsur.com, de obligada consulta ya, es que independientemente de las interpretaciones que en ocasiones hace de los hechos -y que algunas veces no compartimos- te pone los vídeos tal cual de las cosas que pasan, especialmente de lo que dicen los políticos, con lo que -independientemente de la visión que ellos ofrezcan- cada quien puede sacar sus propias conclusiones en el libre ejercicio de la libertad de pensar lo que te dé la gana.
Y obviamente, cómo no, la rueda de prensa del alcalde de Arona presentado supuestos proyectos en las supuestas costas de Las Galletas y Los Cristianos se presta a múltiples y variadas interpretaciones. Más que nada por el lío de papeles y de planos con el que nos deleita, gracias a este medio digital, y que demuestra que la era digital y de la transparencia en los asuntos públicos se encuentra a los niveles de la última etapa del Franquismo, por ser benevolentes. Porque digo yo que, a estas alturas de la película, qué problema habrá porque todos estos proyectos -o el simple deslinde marítimo- pueda ser consultado vía red por cualquier ciudadano.
Pero el caso es que a mí me da, qué quieren que les diga, que la rueda de prensa lo único que pretendía era justificar el derribo de una serie de vivienda en Las Galletas, que llevan ahí desde toda la vida, para hacer un paseo marítimo que ya tiene listo el proyecto, expropiaciones y todo. Y me da que eso es así porque si uno escucha atentamente cuál es la situación en Los Cristianos, paradigma insular de lo que es la ocupación indecente de la costa, resulta que sobre eso no hay absolutamente nada. Por no saber no saben si el caserón que se encuentra justo en el medio de la playa de Los Cristianos tiene derecho a indemnizaciones o no y, para más Inri, resulta que las actuaciones en ese frente marítimo están a la espera de un supuesto plan especial que ha de elaborar el Gobierno de Canarias, con lo que échale hilo a la cometa compadre.
En fin, que lo que es yo -y por lo que se dice por ahí que dicen algunos con poder a los afectados- me creo más bien poco de lo que ha venido a contar no sé si el imputado José Alberto González Reverón sobre no sé qué de unos cinco mil millones de pesetas (perritas públicas) para indemnizar a no sé quiénes a los que el Franquismo les cedió derechos de propiedad en dominio público. Más bien creo que, por lo pronto, se limitarán a echar de Las Galletas a unas cuantas familias menos afortunadas, no sé si con menos fortuna, y a otra cosa mariposa. El caserón en el muelle antiguo de Los Cristianos, al parecer propiedad Tavío, será salvo por la gracia no sólo divina sino del Gobierno del PSOE, y algún pringadillo que se les cruce por medio seguro que terminará pagando todos los platos rotos como medida 'ejemplarizante'.
Y como quiera que hay mucho belillo por ahí, de esos que están conformes con lo de que no se actualice el deslinde de El Rosario porque ahí creen tener sus intereses políticos o electoraleros, que consideran que nuestra postura respecto a lo ocurrido en Cho Vito demuestra nuestro profundo desprecio por la legalidad o por el libre disfrute de nuestras costas, decirles que en esas humildes viviendas de Cho Vito no se conoce que vivieran ni criminales ni especuladores de ninguna especie, vivían personas que han sido tratados como perros mientras la misma Ley, que algunos dicen defender (aunque esa Ley realmente ya no existe porque se la cargó el PePe con Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del 2002, que manda huevos la cosa), sólo hace que poner cataplasmas a las situaciones de ocupación del dominio público por parte de los poderosos o más influyentes políticamente hablando mientras al más humilde lo viene a machacar. Que, por si fuera poco, en el caso de Tenerife nada menos que el ingeniero jefe de la Demarcación de Costas se dedica a negocios de construcción en primera línea de playa. Vamos, lo que en cualquier lugar civilizado sería objeto de la más radical de las incompatibilidades.
Y es obvio, y lo puede entender cualquier persona normal o decente, que los vecinos de Cho Vito no hubiesen dejado escombro alguno en su barrio (porque ellos mismos hubieran aprovechado hasta la última teja o marco de ventana) si antes hubiesen visto caer los edificios y chalets de la primera línea de playa de Los Cristianos, del Puertito de Güímar o de Punta Larga. Eso lo entiende hasta el más torpe del pueblo, y desde luego nosotros no vamos a defender la demolición de la casa de ningún ciudadano canario o foráneo hasta que la aplicación de la Ley no afecte a ricos y pobres por igual porque eso no es estado de derecho ni cosa que se le parezca. ¿Dónde estaban éstos que tanto defienden esta forma de legalidad cuando un alto cargo del PSOE presumía púbicamente de haber parado una demolición en en Sur cuando a otros desgraciados les estaban mandado, implacables, las palas mecánicas y a la Guardia Civil?
Desde aquí siempre hemos sido respetuosos con las demoliciones de viviendas, más que nada porque nos parece un tema extremadamente delicado porque afecta a derechos fundamentales de las personas y algo más, lo que no implica que no nos hayamos hecho, a lo largo de los años, con una importante colección de imágenes de impresionantes edificaciones en esta Isla de las que, en su día, se anunció la inminente demolición y que, como por arte de birlibirloque, han sido salvas. Unos sí, muchas veces las situaciones más escandalosas, y otros no. Y yo me río en las narices de cualquier machango que intente hacerme creer que esto es 'Justicia' ni es nada. Eso independientemente de que nunca ha sido partidario de que se le tire la casa a nadie sin que pase por el talego, aunque sólo sea unos días, el concejal de urbanismo o el alcalde que, en su momento, le dijo aquello de "tú pon el techo rápido que no pasa nada". La forma de clientelismo político más miserable, pero más habitual también, que uno se pueda echar a la cara. Que los jueces y fiscales leen esto en los periódicos -o acaso es que no leen los periódicos- y ni chistan, de lo cuál sólo el Altísimo sabrá por qué aunque por imaginarte, lo que se dice imaginarte, te puede imaginar hasta lo que te dé la gana aunque, obviamente, no lo puedas decir y mucho menos escribir.
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