Rubens Ascanio Gómez * / Artículos de opinión.- En las últimas semanas el ya famoso Juez Garzón ha sacado una vez más a la palestra la cuestión de la llamada “Memoria Histórica”.
En un momento delicado para el Gobierno de Zapatero, ante una crisis económica del sistema capitalista de difícil resolución, el PSOE y sus medios acólitos aprovechan sus impopulares apuestas políticas (como la de apoyar en Europa la ley que permite trabajar hasta 65 horas semanales), para usar el recuerdo la República y la resistencia a la Dictadura Franquista como seña de identidad “progre”.
Por desgracia es un tema demasiado serio para un partido que, tras casi 18 años de gobiernos intermitentes, ha hecho más bien poco por recuperar la memoria y la dignidad de los que perdieron la Guerra Civil.
En Canarias, donde la guerra fue casi inexistente (si exceptuamos el Fogueo de Vallehermoso, o la breve resistencia en La Palma o el Norte de Gran Canaria), sin embargo la represión fue brutal.
Las cifras más moderadas hablan de unos 2500 militantes de izquierda asesinados por los golpistas y varios miles más encarcelados, torturados o desterrados.
Miembros de sindicatos, partidos, funcionarios, intelectuales, obreros y campesinos fueron perseguidos sólo por tener ideas y por apoyar a los legítimos gobiernos elegidos por el pueblo.
Hoy, los herederos políticos del franquismo (PP) hablan de no remover el pasado o de no abrir las “viejas heridas”, tal vez sea porque no tienen a ningún familiar enterrado en algún monte, barranco o fosa común (cuando no en el fondo del Atlántico).
Se ve que no les afectan los cientos de espacios que recuerdan en las calles a los fascistas, que dan nombre incluso a colegios o hipócritamente consideran una “molestia innecesaria” cambiar el nombre de una calle por la que cientos de familiares de represaliados o asesinados deben pasar día a día... más que nada por los gastos burocráticos y para evitar problemas con correos.
Para mi la memoria histórica se debe basar en el recuerdo, pero también en la consecución de una auténtica justicia histórica, donde personas como el General Mola o el mismo Franco dejen de tener calles o monumentos.
También se basa en recordar como se debe a aquellos que lucharon y fueron perseguidos por la defensa del gobierno legítimo, más allá de los notables esfuerzos hechos por investigadores y colectivos autogestionados.
Un ejemplo próximo de esto será en La Orotava (Tenerife), donde los concejales de Iniciativa por La Orotava presentarán una moción para recordar a los ediles que fueron ilegalmente despojados de sus actas en el Golpe y para retirar la Medalla que la Villa le otorgó al dictador.
En mi familia tenemos ambas partes del conflicto. En isla de La Gomera mi abuelo tuvo que huir en el año 1950 rumbo a Venezuela en busca de una libertad que no podía encontrar en la Isla, su hermano, Juan Pedro Ascanio García “el chato”, fue enviado primero a una prisión flotante y después a un campo de concentración en el Sáhara, desde donde logró huir atravesando el desierto hasta Casablanca, en el Marruecos colonial, donde vivió como miembro del PCE hasta que pudo regresar a las Islas, su primo hermano fue asesinado por un pelotón de ejecución en Madrid en 1941 y sus primas también fueron encarceladas, rapadas y obligadas al exilio.
La noticia de que en Vallehermoso, su pueblo natal, le ponía a una importante calle el nombre de Guillermo Ascanio Moreno fue una noticia tan emotiva para él que complicó los problemas cardiacos por los que murió.
Por desgracia demasiadas serán las personas que ya no verán los restos de sus familiares o que no podrán hablar públicamente sobre los sucesos que afectaron a sus familias, por mucho que a Garzón quiera juzgar a los asesinos (la mayoría muertos o seniles).
Rubens Ascanio Gómez
Miembro de Alternativa Sí se Puede por Tenerife
http://latadelgofio.blogspot.com/2008/09/memoria-y-desmemoria-histrica. html
Comentarios