La desvergüenzas del Parlamento de Canarias / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Pa-té-ti-co. El que quiera conseguir un ejemplar de 'El Día' este jueves que se dé prisa (desde luego no es nuestro caso) porque dudo mucho que quede ninguno después de las nueve de la mañana. Y es que, al igual que Pepito Rodríguez que dice que sus palabras son como "un plebiscito del sentir de los isleños" (dado que está jodido de la azotea), la pretensión del Parlamento de Canarias de presentarse como "legítimo y representante del pueblo de Canarias y expresión de su libre y democrática voluntad en las urnas", qué quieren que les diga, resulta como un poco chocante con una legislación electoral -por no hablar de la nebulosa que envuelve los gastos electorales y demás- que impediría que Canarias, como país independiente, formara parte de organizaciones internacionales con las mínimas exigencias democráticas.
Y a cualquiera de los diputados esos que han apretado hoy el botón para no sé qué de reprobar o condenar no sé qué de la línea editorial de 'El Día', perdería el culo por conseguir que don Pepito les dedicase media columna este próximo domingo. ¿A qué viene ahora, pasadas las elecciones, condenar lo que 'El Día' lleva haciendo desde hace años? ¿Dónde estaban todos estos personajes, a excepción de Santiago Pérez y poco más, cuando ese periódico convocó una manifestación utilizando argumentos verdaderamente criminales contra el inmigrante? ¿A cuento de qué, a estas alturas, un texto de condena de media cuartilla en el que la mitad de los planteamientos representan, sencillamente, una barbaridad viniendo de un Parlamento y en relación con la libertad de expresión?
Pues la razón es una sóla. Don Pepito, independientemente de sus desvaríos sobre el 'Gran' o la chocante deriva independentista viniendo de un facha redomado, ha tenido la ocurrencia de arremeter contra el Parlamento y contra, entre otras cosas, la desvergonzada subida de sueldos y prebendas que se han aplicado discrecionalmente todos esos diputados en una situación como la actual, en la que esos a los que ellos dicen representar las estamos pasando canutas. Y he ahí su horrible pecado, y para de contar porque el resto, si no les ha preocupado nunca y casi todos ellos han utilizado miserablemente el pleito cuando y cómo les ha interesado políticamente (qué decir del tema de la inmigración), pues me dirán ustedes la catadura moral de éstos toletes para criticar ni a don Pepito ni a nadie.
Es más, por muy bonito que pueda quedar el asunto a los ojos de don Pepito, el papelón de Zerolo mandándose a mudar del pleno para evitar la votación no es más que otra muestra de su indignidad. Y es indigno porque era su obligación moral y política no sólo quedarse, sino pedir el micrófono para defender vehementemente al anciano porque el anciano ha dejando el culo por él, como lo ha dejado por Unelco por lo que se pude permitir el lujo de reirse de la clase política porque no depende de ellos para sobrevivir ni muchísimo menos. 'El Día' no sólo ha defendido a Zerolo hasta de lo indefendible, sino que han pedido directamente el voto para el imputado o le han acompañado en sus esquizofrénicas campañas contra los colectivos sociales disidentes. Por eso estaba obligado, por esa ley no escrita pero que se resume en que es de bien nacido el ser bien agradecido, a algo más que a acudir inmediatamente a dorarle la píldora al viejo para que no se le rebote.
Y es más, la desvergüenza del Parlamento de Canarias hoy -y lo que nosotros vemos como más grave e indecente- es que si estos personajes se dicen ser los 'legítimos representantes' del pueblo canario habría que recordarles que el pueblo canario está compuesto por un montón de gente, además de las sesenta señorías que se sientan en los escaños de eso que se ha convertido, por mérito propio, en un chiringuito. Y ya nos hubiera gustado a muchos, ciudadanos canarios como ellos, que cuando 'El Día' ha lanzado campañas de despellejamiento público hacia colectivos sociales, a nosotros nos han llegado hasta a amenazar cobardemente, se hubiese oído siquiera un pequeño murmullo en defensa del sacrosanto derecho a disentir. Lejos de eso, todos esos desvergonzados políticos que ahora se sienten atacados y que se han puesto de los nervios por ello, no sólo le han reído las gracias a don Pepito sino que lo han premiado con calles, hijos predilectos o, con el voto favorable de todas las fuerzas políticas representadas (PSOE, PePe y CoCa) han pedido para él -desde el Cabildo de Tenerife- nada menos que el 'Premio Canarias de Comunicación'. ¿A quién, por tanto, le quieren tomar el pelo a estas alturas del largometraje?
En fin, que una vez más estos sesenta belillos y belillas nos han vuelto a meter en un lío. En un gran follón porque ellos no son nadie para criticar que alguien, en el libre ejercicio de decir lo que se le ponga en el culo, incite "a la subversión del orden constitucional". Y si los ciudadanos permitimos que quienes se dicen nuestros representantes, aunque después se nieguen siquiera a discutir una iniciativa legislativa popular de 60.000 firmas, se metan con cualquiera por este tipo de cuestiones (cuando están en manada porque ninguno de ellos ha escrito nunca ni dos líneas metiéndose con 'El Día' de cobardes y miserables que son), estaremos cayendo en el error histórico que afecta a cuestiones que ha costado muchas sangre conseguir. Enfrentarse a 'El Día', con argumentos y hasta con salidas de tono en legítima defensa si se quiere, no sólo es legítimo sino que es una exigencia democrática, la manipulación política miserable de los que han engordado a la sombra de este grupo mediático es simplemente una mentecatez intolerable. La actitud de la prensa de llevar el asunto a la cabecera de sus digitales casi de inmediato, en fin, no pasa de ser más que una estrategia de carácter comercial de cuya eficacia permítamese que dude, por el momento.
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