Benito Capone / Artículos de opinión.- Desde las ultimas elecciones canarias y la última elecciones nacionales nos hemos unidos al coro de protesta por las normativas absolutamente antidemocrática, que regulan las llamadas a las urnas.
El ejemplo más escandaloso lo presenta Rosa Diez y Llamazares. Será suficiente el ejemplo de los resultados nacionales de este último partido, IU, para que también los más firmes defensores de este absurdo, insensato sistema se agreguen a esta denuncia. Este partido, IU, cosecho 969.871 votos y obtuvo solamente dos escaños. Al mismo tiempo con 779.425 Convergència i Unió logró 10 escaños y el Partido Nacionalista Vasco con 306.128 votos obtuvo seis escaños. Es decir que a IU le han “honesta y democráticamente” robado 12 escaños.
Hay que ir más allá de los números que, como visto son importantes. Hay que mirar al marco político que, contrariamente al actual, habría diseñado la justa aplicaciones de los resultados electorales: un cuadro mucho más inclinado a una política de izquierda.
Es evidente que la aplicación de esta forma destorcida de la voluntad de los electores, satisfecha a los grupos más fuerte, en primera al Partido Socialista que no debe pactar un programa bien definido para poder gobernar, aprovechando la circunstancia para gobernar con “pactos puntuales”.
Sin embargo el aspecto más macroscópico es el no respecto, la traición de la voluntad del electorado, al mismo tiempo que resulta ser ofensivo a la nación española, al Estado Español que tanto declama ser un estado de derecho. Un derecho inexistente si no respecta el primer derecho de sus ciudadanos: el de su propia libertad de elección.
Como se sabe este partido, IU, ya ha organizado una recogida de firma de la cual desconozco la actual situación y, que auguro, consiga el más amplio suceso.
Si alguien escandaliza por la situación relatada, no se preocupe porque en este Estado de derecho tenemos una situación aún peor: es la realidad de Canarias. Aquí la voluntad del pueblo “soberano”, es totalmente desatendida en el sentido que mientras se admite democráticamente a miles de partidos políticos de participar a las elecciones, de antemano ya se sabe que a ganar serán lo de siempre. Por eso Llamazares en una entrevista concedida en Tenerife, con muchas razones y fundamentos ha definido esta ley autonómica la más fraudulenta y vergonzosa ley electoral.
Parece ser que los del poder, para no perderlo, hayan estudiado hasta los más mínimos detalle para lograr un paradójico método que garantice siempre que un determinado partito esté al mando de las sietes islas. Tanto que “si la ley electoral general ni siquiera pasaría el "tamiz" de la higiene democrática, la canaria "se quedaría aún más lejos". Bastará darse cuenta que en esta islas no hay que superar solamente el más alto porcentaje de admisión que exista en España, es decir el 30% de los votos, cuando las demás comunidades autonómicas llegan alrededor del 3 – 5% y el 6% de toda las islas en el caso que un partido no llegue al fatídico 30%
Debo decir que el señor Llamazares fue muy eufemístico en definir este sistema canario el más perverso. Es un sistema fascista – franquista de parte de partidos que se define democrático, inclusive a aquel partido de “izquierda” que se define socialista.
El absurdo de este partido “izquierdista” está en la falta de reflexión sobre la consecuencia política general de un amasamiento del quórum al 3%. Si el quórum hubiera sido este hoy por hoy el ex ministro de justicia sería Presidente del Gobierno Canario. La aplicación del quórum 3% habría conseguido que los partidos políticos actualmente sentados en el Parlamento autonómico, contarían con mucho menos diputados. ¿Es esta la preocupación prima de un gran partido como el PSOE?
Como hizo en campo nacional es aconsejable y conveniente que IU, junto con otros partidos minoritario despliegue una recogida de firmas contra y para el cambio de esta nefasta ley electoral canaria. No se hallará sola en esta necesario esfuerzo porque no se trata de defender un pequeño partido político. Se trata de devolver a los ciudadanos el derecho de libre elección que es sacrosantamente suyo y, cosa quitar este deshonor que amanta estas islas a causa de los intereses de grupos político - económico.
No hay que esperar que se muevan y se acuerdan los de siempre, porque difícilmente se podrán acordar sobre una base minimamente aceptable porque los intereses nuestros y suyos son distintos, muy distintos.
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