Gestión de residuos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- El químico Lavoisier (1743-1794) es considerado como padre de la Química moderna. Una de sus aportaciones fundamentales consistió en medir la masa de las sustancias, antes y después de intervenir en una reacción química, llegando a la conclusión de que la materia no se crea ni destruye, sino que sólo se transforma en el curso de las reacciones. Y sus conclusiones se resumen así: En una reacción química, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma.
En fin, que eso es lo que decía el francés ese hace un montón de años y está claro que Eladio, entre otros muchos (muchísimos diría yo mientras no lo hagan cerca de sus casas) todavía es de los que considera que a la materia se la puede hacer desaparecer con un chisme que cuesta unos 30.000 millones de pesetas y que tendremos que pagar religiosamente todos los vecinos de Tenerife a la multinacional, muy probablemente francesa (que por qué se cree ustedes que a Melchior lo condecoraron en París con la 'Orden Nacional del Mérito'), que se preste amablemente a instalárnosla, al igual que desembarcaron en el transporte público de Tenerife consiguiendo -en un momentito- el 'milagro' de convertirlo en el más caro de España a mayor gloria de las casas de coches y de los adjudicatarios de autopistas. Y es que con esa contundencia, y curiosamente sin que nadie le preguntara nada al respecto, se expresó el alcalde de Arico en una emisora de radio la mañana de este miércoles.
Y, francamente, no es que a mí me haya sorprendido en absoluto esta arrancada del susodicho, no obstante la freidora la prometió a sus vecinos en su programa electoral hace nueve años, pese a que por el camino ha saltando de un sitio para otro cual gallina que hubiera perdido definitivamente el huevo a poco que encontrara cierto grado de resistencia social al proyecto. Imagínense ustedes si ha dado saltos que se encuentra metido en un contencioso, supuestamente ya porque aquí ya todo son suposiciones, con el Gobierno de Canarias por la instalación de un horno para animales muertos y contra un autoclave de residuos sanitarios (éste último sin impactos de ningún tipo y mínimos el primero) mientras , por otro lado, pide una incineradora para quemar basura en cantidades industriales que va a suponer una hipoteca ambiental para el entorno, económica para la Isla y de insostenibilidad en la gestión de los residuos desde el momento en que si queremos evitar la Reducción (generar menos residuos), la Reutilización o el Reciclaje de un desecho lo único que necesitamos es gastarnos las perras en la incineradora para quemarlo. A partir de ahí, como es lógico, apaga que nos mandamos a mudar.
Porque el problema del planteamiento de Eladio no es que esté a favor de la incineración de los residuos, mucha gente hay que defiende esa 'solución' (incluso gente con buenas intenciones y no sólo los vendedores). El verdadero desvarío consiste en considerar, con ese desparpajo, que la basura se puede hacer desaparecer y punto. Porque quemar basura (y conforme con las afirmaciones de Lavoisier en el s. XVIII entre otras muchas deducciones científicas -y de sentido común- anteriores y posteriores), como quemar cualquier cosa, supone esencialmente que reducimos su volumen dando lugar a cenizas y escorias altamente tóxicas que hay que llevar a un vertedero de seguridad y, el resto (porque hay un resto, señor Eladio) se va al aire que respiramos en forma de contaminación más o menos peligrosa. Depende, entre otras cosas de que los científicos se pongan de acuerdo en el asunto. En definitiva, al aire que respiramos todos y, en este caso, principalmente al que respiran los vecinos de la costa de Arico la mayor parte del Año.
Pero que no se confíe, no obstante, el Alcalde porque en determinados días verá usted cómo hasta del despacho que ha heredado en el Ayuntamiento lo va a notar. En mayor o en menor medida pero lo va a notar lo mismito que en momentos concretos se ha quejado de que le llegaban arriba los 'aromas' del vertedero. A eso póngale el cuño.
P.D. Aunque la hemos entrecomillado la expresión no es textual, obviamente no se expresión en términos de 'quemar' la basura (lección número uno del buen vendedor), sino que utilizó el eufemismo -que ha extendido inteligentemente el lobby de la incineración- de 'valorización', y únicamente hemos cambiado el término para que lo entienda el común de los mortales. La gente normal, vamos.
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