Anticapitalismo / LQSomos.- Antoni Puig Solé. El líder de la LCR francesa, Oliver Besancenot, ha propuesto crear en Francia una nueva formación política, que él denomina el Partido Anticapitalista.
De entrada tenemos que aclarar que se trata de una propuesta exclusivamente francesa. En Estado español, nadie plantea nada parecido.
Aun así, puede ser oportuno empezar a hablar de este tema, pues es un debate que tarde o temprano deberemos afrontar.
¿Cuál es la verdadera intención de Oliver Besancenot? ¿Qué organización nos propone impulsar?
Aunque no me gustan las discusiones nominalistas, debemos hablar del nombre que Oliver Besancenot ha propuesto: el “Partido Anticapitalista". Soy de la opinión que detrás de este par de palabras se esconde la intención de dividir la izquierda en dos trozos estancos y encontrados: Unos serían los procapitalistas. Los otros los anticapitalistas.
La división no es del todo desacertada: La mayor parte de los partidos socialdemócratas europeos aceptan el actual orden burgués y son incapaces de proponer una alternativa clara a las políticas neoliberales. Como botón de muestra tenemos su posición favorable a la directiva del retorno (la de la vergüenza) y a la de las 65 horas laborales (la del trabajo esclavo).
Ahora bien, la división que sugiere Oliver Besancenot podría llevarnos a una interpretación perversa: La socialdemocracia ya se encargará de la gestión. Los anticapitalistas nos dedicaremos a la discusión y la movilización.
Definirse anticapitalista tiene como ventaja dejar claro cuál es el sistema con el que se quiere acabar. Pero esto es insuficiente si no va acompañado de un programa reivindicativo adecuado a las actuales condiciones y que permita convencer y sumar a una mayoría social:
No podemos quedarnos con la retórica. Es urgente repartir las riquezas de una manera diferente, cambiar de modelo de desarrollo económico, repensar las condiciones de nuestras libertades, luchar por la paz, impulsar la solidaridad internacional ...
Si entramos a fondo en estos terrenos, nos veremos obligados a continuación a penetrar en las alianzas. Entonces uno se puede dar cuenta que en algunos temas pueden existir vasos comunicantes. Y no solamente entre “anticapitalistas” y socialdemócratas. En determinados supuestos, también los hay entre “las izquierdas” y algunas formaciones políticas de carácter burgués.
Pese a la radicalidad “anticapitalista”, en Francia, la propuesta de Oliver Besancenot ha tenido una fuerte difusión de masas puesto que la mayor parte de los medios de comunicación han hecho mención a ella. Este es un hecho meritorio aunque a mí me resulta a la vez algo sospechoso.
Según sus promotores, la propuesta del “Partido Anticapitalista” está agregando a mucha gente y deja descolocados al PCF, a los Verdes y al ala izquierda del P.S.
Pero muchos ya empiezan a sospechar que estamos delante de una nueva LCR que hace un cambio de marca y se expande.
Oliver Besancenot lo desmiente. Ha llegado incluso a afirmar que él ya no es trotskista.
De momento no acabo de creérmelo. Tengo mis razones: El pasado mes de mayo viajé a Cuba y Oliver Besancenot también estuvo allí. Cuando volvió hizo unas declaraciones sobre la situación política cubana, con las cuales tengo muchos puntos de coincidencia. Algunas cosas las explica bastante bien. ¡Tiene toda la razón del mundo! Pero debo mostrar un leve desacuerdo. Al final de su valoración nos dice que “el socialismo en un solo país es imposible”.
¿Tras esta afirmación tan categórica, podemos creer que ya no es trotskista?
Tampoco acabo de ver qué sistema político construiría en Francia este partido político nuevo que parece que lo único que tendría claro es que se debe acabar con el sistema capitalista.
Aunque no comparto una parte de los presupuestos de Oliver Besancenot, opino, como él, que el anticapitalismo es necesario.
El sistema capitalista es explotador. Crea polarización y guerras. Se perpetúa de crisis en crisis, siempre más profundas, más destructoras. Debemos abolirlo.
Los protagonistas del cambio deben ser las clases populares. Es imperativo que se desarrolle una fuerza política que emane de los intereses de estos protagonistas y sea el instrumento de su intervención en la vida política para construir una perspectiva de salida real a la actual sociedad injusta.
Y este es precisamente uno de los grandes temas sobre los cuales en el Estado español deberíamos interrogarnos de nuevo.
LQSomos. Antoni Puig Solé. Julio de 2008
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