Aguas territoriales / Teodoro Santana.- En una sentencia sobre un contencioso entre Telefónica y el Estado español, el Tribunal Supremo afirma que no hay ningún impedimento legal en el derecho internacional para que España trace las líneas exteriores de Canarias con vistas a definir la titularidad de las aguas archipielágicas. El magistrado que emite tal sentencia asegura que ni Convención de las Naciones Unidas de Montego Bay de 1982 ni la legislación nacional vigente impiden a España, en su condición de «estado mixto» 8continental y archipielágico), trazar las líneas archipielágicas de Canarias con el fin de declarar estas aguas como españolas.
La setencia se escuda en casos de estados continentales que han trazado sus líneas archipielágicas (Dinamarca respecto a las islas Feroe, Noruega respecto a las Spitzberg, Ecuador respecto a las Galápagos, Australia en referencia a las Houtman Abrolhos y Portugal respecto a Madeira y Azores) para establecer el supuesto derecho español a trazar la delimitación de las aguas canarias como si se tratara de las de un Estado archipielágico y, en consecuencia, con derecho a explotar sus recursos naturales.
Por mucho que diga este magistrado, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, que entró en vigor el 16 de noviembre de 1994, y que fue suscrita por España el 15 de enero de 1997, el Estado continental que tiene un archipiélago solo puede considerar propias las doce millas en torno a cada isla. Otra cosa es que haya países que, de forma unilateral, declaren como aguas propias las que crean convenientes. Y que defienda esa declaración con la potencia de fuego de su Armada.
En los ejemplos que cita la sentencia, ningún otro país disputa las aguas en cuestión a los Estados que han declarado como propias las aguas archipiélagicas. No es nuestro caso donde, al no ser Canarias independiente, las aguas que España quiere delimitar como propias tendrían que ser arrebatadas directamente a Marruecos.
Todos estos amagos en torno a las aguas Canarias surgen, precisamente, al calor de la disputa de la multinacional hispano argentina Repsol YPF por participar en la explotación de la gran bolsa petrolífera que va desde Marruecos a Mauritania, pasando por Canarias y el Sahara Occidental. Marruecos dejó fuera a Repsol del contrato de explotación de esa bolsa, a favor de un consorcio de empresas norteamericanas, y la multinacional –que procura minimizar el volumen de petróleo de la zona- intenta renegociar el asunto con Marruecos.
Por lo tanto, no hay que perder la perspectiva a la hora de analizar las fintas y los amagos del Estado español en defensa de “su” multinacional. Lo triste sigue siendo que Canarias, que podría disponer de una gran riqueza natural propia si fuese independiente, asiste como mera espectadora al saqueo de sus recursos.
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